Planeta Madrid
En su primera novela, Las m¨¢scaras del. h¨¦roe, Juan Manuel de Prada, reciente premio Planeta, se asomaba al mundo extinto de la bohemia madrile?a en el primer tercio del siglo XX. Mundo de demonios y carne, galer¨ªa de personajes estramb¨®ticos que escribieron su mejor obra con sus vidas y no con sus letras. En 600 p¨¢ginas escritas con vocaci¨®n de memorialista Prada construye la novela coral de aquellos tipos inefables y energ¨²menos como Pedro Luis de G¨¢lvez y su harapienta corte, el poeta ni?o Armando Buscarini, Dorio de G¨¢dex, hijo espurio de Valle-Incl¨¢n, Vidal y Planas, misionero de los prost¨ªbulos y homicida, o Emilio Carrere, patriarca de la bohemia y pr¨ªncipe de las letras del arrabal.Se dice que la novela es un g¨¦nero de madurez que nace alimentado de la experiencia, y a continuaci¨®n se citan las correspondientes excepciones, que no corroboran, pero tampoco niegan completamente la evidencia. Fran?oise Sagan, que se llev¨® el prestigioso Goncourt, el Planeta galo, con 17 a?os, es un precedente com¨²n, pero Bonjour tristesse era una novelita unipersonal y Las m¨¢scaras del h¨¦roe que Prada public¨® a los 25 es un novel¨®n coral, un retablo m¨¢s que un retrato, el lado oscuro del retrato de la Cripta de Pombo que pintara Guti¨¦rrez Solana, para mayor gloria de Ram¨®n G¨®mez de la Serna, que ya empezaba a ser Ram¨®n a secas, sin apellidos.
Los espectros que Prada convoca a su museo tienen ilustres apellidos y sus voces a¨²n resuenan en el ¨¢mbito contempor¨¢neo. El autor se pasea con Valle-Incl¨¢n y Baroja y camina de la mano con Cansinos Assens, cuya Novela de un literato gu¨ªa sus pasos. La experiencia de Las m¨¢scaras del h¨¦roe es la experiencia ajena expurgada de las cr¨®nicas de la ¨¦poca con fruici¨®n y pasi¨®n hasta completar un friso que conforma la parte central de la novela, titulada expresivamente Museo de espectros.
Otro m¨¦rito de Las m¨¢scaras es el punto de vista que adopta el protagonista de las dos terceras partes de la novela, Fernando Navales, un adolescente nada recomendable, un aspirante a canalla literario que no escribe una l¨ªnea pero se regodea en los matices m¨¢s negros del disolvente cuadro que se pinta ante sus ojos, a?adi¨¦ndole por su cuenta algunos toques de depravaci¨®n cuanto se tercia. Al margen del rico anecdotario, de los devaneos literarios y prostibularios por el Madrid del cupl¨¦ y de la coca¨ªna de los peri¨®dicos y los tugurios, Las m¨¢scaras alcanza sus mejores momentos cuando el insoportable Fernando Navales descubre para su coleto las facetas m¨¢s abyectas de sus maestros y gu¨ªas, arremete contra Cansinos, se burla de la decadencia f¨ªsica de su anfitriona Colombine, describe las pataletas de ni?o mimado y los vicios secretos de Ram¨®n o se dedica al alim¨®n con C¨¦sar Gonz¨¢lez Ruano a darle una paliza de muerte al indefenso Buscarini.
Otro de los numerosos t¨®picos al uso sobre la novela afirma que las primeras obras siempre tienen un toque autobiogr¨¢fico. Esperemos que en este caso no sea as¨ª, porque Navales resulta un personaje muy poco recomendable en cualquier tertulia, unas gotas de veneno en cualquier caf¨¦. Un veneno contra el que se ha inmunizado de antemano Jos¨¦ Manuel de Prada hasta el punto de que se alimenta de ¨¦l, o as¨ª lo dice cuando en los agradecimientos y advertencias que sirven de pr¨®logo a Las m¨¢scaras escribe: "Gracias sobre todo a la legi¨®n creciente de mis odiadores: sin vuestro est¨ªmulo, quiz¨¢ me hubiese quedado en el camino".
Unos d¨ªas antes de que Prada incrementase la legi¨®n de sus odiadores con el Planeta, un planetario tard¨ªo que obtuvo el galard¨®n en 1985 publicaba una novela delgada y casi transparente. A los 87 a?os, Gonzalo Torrente. Ballester daba a la imprenta Los a?os indecisos, una ejemplar novela de juventud que habla de las inquietudes y vicisitudes de un periodista en ciernes que aterriza en el Madrid de la dictadura de Primo de Rivera. La dictadura y la mediocridad o la dictadura de la mediocridad de ese tiempo har¨¢n naufragar su incipiente carrera y su vida amorosa. El protagonista consigue huir por los pelos antes de que tipos como Federico Navales consigan atraparle en la espesa trama que est¨¢n tejiendo para envolver a Espa?a.
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