Juego sucio

El examen de los criterios de convergencia no es un examen al que tenga que someterse el Gobierno, sino que es un examen que tiene que aprobar el pa¨ªs en su conjunto. Aunque hay alguna formaci¨®n pol¨ªtica, como IU, que considera que prepararse para aprobar el examen es contraproducente, la mayor¨ªa de los partidos y de la opini¨®n p¨²blica est¨¢ persuadida de que lo mejor para Espa?a es integrarse en el grupo de pa¨ªses que lanzar¨¢n el euro como moneda europea.Este consenso b¨¢sico es obvio que beneficia al partido que ocupa el Gobierno. Dado que el objetivo que se persigue no es del Gobierno sino del pa¨ªs, una oposici¨®n que no tenga vocaci¨®n de marginalidad no puede no compartirlo y, en consecuencia, la cr¨ªtica a la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno tiene unos l¨ªmites que, en otras circunstancias no tendr¨ªa.

Resulta l¨®gico que el Gobierno se aproveche de esta situaci¨®n que le beneficia. Presentar de manera cre¨ªble un ¨¦xito del pa¨ªs como un ¨¦xito propio es de las cosas mejores que le pueden pasar a cualquier Gobierno. Cuando el ¨¦xito, adem¨¢s, puede ser acreditado mediante un examen externo, como ocurre con el del euro, la ventaja es todav¨ªa mayor. Nada hay que objetar, en con secuencia, a que el Gobierno del PP se atribuya todo el m¨¦rito de la operaci¨®n y subraye de manera expresa y reiterada que la incorporaci¨®n de Espa?a al euro es una consecuencia exclusiva de su pol¨ªtica econ¨®mica, que no se habr¨ªa producido si el resultado de las ¨²ltimas elecciones generales hubiera sido otro.

Ahora bien, si no hay nada que objetar a esto, s¨ª hay que objetar, y mucho, a que el Gobierno transforme la ventaja leg¨ªtima en ventajismo y se aproveche de las circunstancias de manera torticera para, en algunos casos, agredir a un adversario que no puede responderle de la misma manera, o para ocultar informaci¨®n a la opini¨®n p¨²blica en otros.

Esto, en lo que a las cuentas p¨²blicas se refiere, lo viene haciendo sistem¨¢ticamente el PP desde que ocup¨® el Gobierno. En el verano de 1996, a fin de justificar la subida de determinados impuestos especiales, descubri¨® un d¨¦ficit oculto de la anterior administraci¨®n valorado en m¨¢s de 600.000 millones. En enero de 1997 justific¨® la congelaci¨®n salarial de los funcionarios en la amnist¨ªa fiscal a los amiguetes ricos del PSOE por valor de 200.000 millones. En julio de este a?o aprob¨® un censo, pero no orden¨® su publicaci¨®n para que no influyera en la financiaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas. Recientemente, en comparacencia parlamentaria, el presidente del Gobierno m¨¢s que dobl¨® el endeudamiento heredado en RTVE. Y esta semana, en el debate de Presupuestos, hemos sabido que el Gobierno se salta a la torera un informe del secretario de Estado responsable de la Oficina de Presupuesto, que advierte de la existencia de un d¨¦ficit oculto por valor de 600.000 millones.

El Gobierno del PP parece empe?ado en un permanente ejercicio de confusi¨®n, a trav¨¦s del cual intenta que el foco se sit¨²e en la gesti¨®n del Gobierno anterior, dificultando o imposibilitando de esta manera el an¨¢lisis de la suya propia.

No s¨¦ si conf¨ªa en que, con esta estrategia, va a conseguir ganar el suficiente tiempo como para llegar a las pr¨®ximas elecciones sin que los ciudadanos hayan podido formarse una opini¨®n sobre. su propia gesti¨®n. Pero est¨¢ empezando a jugar con fuego. No hay nada que resulte m¨¢s insoportable para la ciudadan¨ªa que advertir que el Gobierno de la Naci¨®n juega sucio. Y las manifestaciones de juego sucio de este Gobierno empiezan a ser muchas. En las cuentas p¨²blicas. En el control de medios. En pol¨ªtica universitaria... La falta de lealtad a las reglas de juego siempre se acaba pagando.