Sombras francesas
QUIZ? PORQUE no quiso hacerlo antes, quiz¨¢ porque no pudo, Francia lleva unos a?os desnudando su historia. Y tras cada gir¨®n de tela que se arranca aparecen episodios vergonzantes. El ¨²ltimo, derivado del proceso a Maurice Papon, acusado de cr¨ªmenes contra la humanidad por la deportaci¨®n de ni?os jud¨ªos durante el reg¨ªmen de Vichy, ha llevado a reabrir el terrible episodio del 17 de octubre de 1961 en el que decenas o centenares de argelinos fueron asesinados por la polic¨ªa en Par¨ªs -cuyo prefecto era entonces Maurice Papon- en la sangrienta represi¨®n de una manifestaci¨®n.En esta revisi¨®n de la historia francesa, y de la propia defensa de Papon, que ocup¨® puestos de responsabilidad en el r¨¦gimen de Vichy y fue ministro en dos ocasiones con el gaullismo, hay un hilo conductor: la continuidad de los altos funcionarios y la obediencia de ¨¦stos al poder pol¨ªtico del momento. Este revisionismo habla salvado hasta ahora de la quema al propio Charles de Gaulle. ?ste rechaz¨® la legalidad del r¨¦gimen de Vichy, y por tanto la responsabilidad de la verdadera Rep¨²blica; pero hizo prefecto y ministro a Papon. El actual presidente, Jacques Chirac, neg¨® la tesis de De Gaulle cuando el a?o pasado pidi¨® perd¨®n a los jud¨ªos en nombre de Francia. ?Pedir¨¢ ahora perd¨®n a los argelinos?
Eran los dur¨ªsimos tiempos de la guerra -aunque los franceses no la llamaran as¨ª- de independencia de Argelia. Unos 20.000 argelinos en Par¨ªs acudieron a la convocatoria del Frente de Liberaci¨®n Nacional (FLN) para manifestarse en contra del toque de queda contra ellos en la capital francesa. La represi¨®n policial fue terror¨ªfica; decenas de cad¨¢veres fueron arrojados al Sena, pero la cifra oficial fue de dos muertos. Los documentos ahora desvelados hablan al menos de 90. La realidad, que s¨®lo se empez¨® a investigar seriamente en 1981, no llegar¨¢ probablemente a conocerse nunca.
Si a esto se a?aden otros turbios episodios -como el acuerdo secreto de Francia con Argelia, vigente hasta 1978 y tambi¨¦n ahora desvelado, para el ensayo de armas qu¨ªmicas en el territorio del pa¨ªs magreb¨ª-, queda claro que la revisi¨®n de la historia francesa puede reabrir a¨²n muchas llagas.
El Gobierno de Lionel Jospin -que generacionalmente no se siente vinculado a esos episodios oscuros de la historia reciente francesa- declara su disposici¨®n a abrir los archivos oficiales, al menos desde 1961 o 1962. La oposici¨®n, especialmente la gaullista cuyo partido RPR preside Philippe Seguin, ve tras este gesto turbias maniobras pol¨ªticas que pueden favorecer, sobre todo, al Frente Nacional de Le Pen. Lo que demuestra el caso franc¨¦s es que un pa¨ªs no puede enterrar o ignorar su propia historia, pues ¨¦sta acaba resurgiendo y devorando a los mitos construidos sobre la mentira.
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