Aeropuerto viscoso
Los cuerpos sin cabeza los inventaron los arquitectos antes que los bi¨®logos. Por eso, los edificios son, cada d¨ªa m¨¢s incomprensibles, y las ciudades, m¨¢s inhabitables, porque no tienen lo que tienen que tener. Cuando el hallazgo se aplique al hombre, la gente guardar¨¢ en su terraza un cuerpo ac¨¦falo, aunque vivo, en el que se cultivar¨¢n profusamente h¨ªgados, ri?ones y gl¨¢ndulas de repuesto en general. Todo esto se hace por nuestro bien.-Hijo,ve al balc¨®n y tr¨¢eme un h¨ªgado sin estrenar,que es s¨¢bado y me voy a poner ciego a cubalibres.
El ni?o saldr¨¢ al huerto biol¨®gico y extraer¨¢ del cad¨¢ver aparente el ¨®rgano solicitado por pap¨¢. M¨¢s adelante se podr¨¢n cultivar las v¨ªsceras de forma aislada, debajo de la cama o en el armario de tres cuerpos.
-Parece que tengo mal sabor de boca.
-Si es que llevas cinco a?os con el mismo p¨¢ncreas. Anda, coge ese que hay colgado del gal¨¢n. Me lo iba a poner yo, pero me har¨¦ con otro.
Estos descubrimientos dan un poco de asco por la resistencia al cambio, que dec¨ªa Freud, pero en realidad son puro progreso, lo mismo que el aeropuerto de Madrid, completamente incomprensible pese a los esfuerzos de este peri¨®dico por d¨¢rnoslo muy digerido. Uno ha mirado con atenci¨®n los excelentes gr¨¢ficos del s¨¢bado y domingo pasados, y ha le¨ªdo dos veces los impecables art¨ªculos de Antonio Jim¨¦nez y Vicente Garc¨ªa Olaya, pero a uno le queda la impresi¨®n de que se trata de una arquitectura sin cabeza, o al menos sin alma. Como si se la hubieran vendido al diablo de la especulaci¨®n por los 150.000 millones que cuestan ya esas obras. Claro que uno no sirve como ejemplo, porque tampoco entiende la Torre Picasso.
El otro d¨ªa viaj¨¦ a Canarias y me dieron una puerta de embarque lejan¨ªsima. Comenc¨¦ a andar a la altura de lo que antes era el cuerpo central del edificio (siempre en el caso de que se trate de un cuerpo) y cuando la alcanc¨¦ se ve¨ªa por la ventana la torre de la iglesia del pueblo de Barajas. Por el camino intent¨¦ ayudar a una anciana que arrastraba una pesada caja de cart¨®n, pero no le gust¨® mi aspecto.
-Lo que usted quiere -dijo tras echarme un vistazo -es robarme, violarme y matarme.
Le dije que s¨ª, aunque no en ese orden, pero no se fi¨® de mi palabra y prefiri¨® continuar agonizando por cuenta propia a lo largo de aquel pasillo infinito, con lo f¨¢cil que habr¨ªa sido rematarla y que- a m¨ª me hubieran fusilado en el acto, ahorr¨¢ndonos los dos un viaje que no nos llevaba a ninguna parte. Y que no se ofendan los nacionalistas canarios, por favor. A estas alturas uno no va a ninguna parte ni cuando va a Bilbao, a pesar del Guggenheim, del que empezamos a sospechar tambi¨¦n que es el resultado de una manipulaci¨®n gen¨¦tica. El representante de un sindicato policial se quejaba en la radio de que no se les ha facilitado chaleco antibalas a los polic¨ªas encargados de su custodia, porque estas prendas no hacen juego con el edificio de Frank Gehry. El sindicalista ped¨ªa, con raz¨®n, que se encargaran unos chalecos de dise?o antes de que sea demasiado tarde.
En ese sentido, en Madrid somos menos exquisitos. De hecho, AENA va a dedicar 30.000 millones de pesetas a blindar las casas colindantes al aeropuerto contra los disparos medioambientales del disparate gen¨¦tico-urban¨ªstico sin hacerse preguntas de orden est¨¦tico, por miedo quiz¨¢ a que al final se conviertan en interrogantes ¨¦ticos. Por ejemplo: ?es aceptable desde el punto de vista urban¨ªstico que un aeropuerto est¨¦ incrustado en el interior de una ciudad y que los aviones pasen por encima de los tejados, como en San Fernando o Coslada, produciendo toda clase de enfermedades f¨ªsicas y ps¨ªquicas a los afectados? ?Es est¨¦ticamente bello que los profesores de los colegios situados en los alrededores den clases tartamudas, ya que han de callarse cada vez que se produce un despegue? Quiz¨¢ no, pero nos compensa de todo ello que va a ser el aeropuerto m¨¢s grande de Europa. Y sin cabeza, como esas ranas de vanguardia que est¨¢n cultivando en Inglaterra. S¨®lo falta que les salga un poco viscoso. Para ahorrarse los pasillos deslizantes. Suerte.
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