Sabemos

Carlos Menem, inquieto por la "inoportuna injerencia" que supone la causa que instruye el juez Baltasar Garz¨®n contra militares argentinos implicados en la desaparici¨®n de espa?oles durante la dictadura, se vanagloria de que su pa¨ªs paso p¨¢gina respecto a los ciudadanos argentinos que murieron aqu¨ª durante el franquismo. Mal hecho. Deber¨ªa investigar. Dado que todos los gobernantes encuentran siempre una u otra raz¨®n de Estado para tapar o justificar las violaciones de los derechos humanos propias o de sus antecesores, parece razonable esperar que sean responsables de otros pa¨ªses quienes pidan cuentas.Sabemos que la decisi¨®n de Garz¨®n es inoportuna, como sabemos que lo es la de Garc¨ªa Castell¨®n respecto a Chile. Dificulta las relaciones entre la crema pol¨ªtica de aquellos pa¨ªses y el nuestro. Nuestros interlocutores al otro lado del Atl¨¢ntico pueden ponerse pejigueros respecto a la actuaci¨®n de Endesa en la compra de Enersis -?chispas, Pedr¨ªn, pillados repartiendo prebendas!-, y amenazar con no comprarnos submarinos. Sabemos tambi¨¦n que nosotros, los espa?oles, hemos realizado suficiente blanqueo del pasado como para no poder arrojar demasiadas piedras sobre los pueblos que incurren en bloqueo de la memoria para defenderse del horror que vivieron.

Pero, por encima de todo, sabemos que, todav¨ªa hoy, antiguos nazis son hallados y juzgados y condenados. Cuando ello ocurre, yo no pienso s¨®lo en los jud¨ªos, sino en la totalidad de la especie humana, y en que, en este mundo de v¨ªctimas y verdugos, de vez en cuando, uno de los peores se ve, al menos, se?alado p¨²blicamente por sus delitos. Y eso es lo que hace que Garz¨®n y Garc¨ªa Castell¨®n tengan raz¨®n, digan lo que digan los poderosos y sus leyes de Punto Final, Obediencia Debida y No Injerencia.