"Polvo enamorado"

Los epitafios es lo primero que llama la atenci¨®n a quienes nunca han visitado el cementerio civil de Madrid. "Nada hay despu¨¦s de la muerte" es una de las inquietantes inscripciones con las que se puede topar el paseante ocasional en esta necr¨®polis. Pero tambi¨¦n las hay menos trascendentes, cuya ingenuidad logra incluso arrancar una sonrisa al visitante, como ¨¦stas: "No, aquellos que no creen en princesas encantadas no te conocieron"; "Y en aquel d¨ªa, al despertar pediremos con un beso: '?Hola, cari?o!';tu esposo, Manuel, y tus hijos, Abel y Mili"; "Tendr¨ªas que haber sido inmortal", o el escueto "Gracias por todo". Muchos son los que dejan constancia de su filosof¨ªa, como la leyenda escrita en la l¨¢pida de quien se supone fue un optimista hasta el final: "Para vencer a la adversidad hay que creer, sonre¨ªr y luchar". O esta otra: "La conciencia pura y recta es la ¨²nica gloria del hombre". En las m¨¢s emotivas se adivinan apasionadas historias de amor y en ellas abundan los versos, los lamentos y vocativos que reclaman al difunto y muestran el profundo dolor de su p¨¦rdida: "Polvo ser¨¢s, mas polvo enamorado".