La nueva obra de Juan Goytisolo se presenta como una novela coral escrita "por un circulo de lectores"

Tal vez porque los actores andaban descalzos, se sentaron en semic¨ªrculo y bebieron t¨¦ caliente, acaso con hierbabuena, tal vez porque la m¨²sica ¨¢rabe que sonaba de fondo s¨®lo perd¨ªa intensidad cuando cada uno de esos actores interpretaba un fragmento de Las semanas del jard¨ªn (Alfaguara), una novela coral y de autor huidizo. Tal vez por todo eso las pisadas del autor no se sintieron en el teatro de la Abad¨ªa, en donde ayer se present¨® tan ins¨®lito libro.Para su editor, Juan Cruz, esta es una novela de misterio; misterio por partida doble. Por un lado el misterio de ese poeta "en cuya persona se concentra la atenci¨®n del c¨ªrculo de lectores", un poeta lleno de claroscuros, de verdades a medias, de esquinas sombr¨ªas, de perfiles imprecisos. Un grupo de lectores, de lo m¨¢s variopinto, tantos, 28, como las letras del Alifato, el alfabeto suf¨ª, se re¨²ne para intentar casar -cada uno una letra, una historia, un rasgo definido- un perfil, el de ese escritor.

Este es un misterio, el primero, luego est¨¢ el otro. ?Qui¨¦n es ese autor, al que ese c¨ªrculo de lectores, antes de dispersarse, dan forma para que se ponga orden a aquellas, jornadas, a aquellas semanas del jard¨ªn? "Ya es casualidad", coment¨® Juan Cruz, el editor, "que ese autor inventado se llame Juan Goytisolo, como el autor de tantas obras fundamentales de nuestra literatura moderan". Y una advertencia para el lector, que no se confunda: "Esta no es una novela de Juan Goytisolo. A lo mejor es Juan Goytisolo novela. Juan Goytisolo puesto en forma de novela, y no precisamente con torpeza".

Para el editor, en cuyo coraz¨®n est¨¢ depositada la verdad de la autor¨ªa de esta novela coral e incierta "si esta fuera una novela de Juan Goytisolo, estar¨ªamos ante una de las mejores de Juan Goytisolo. Una obra llena de derivaciones, de interpretaciones m¨²ltiples, de sabidur¨ªas maravillosas, de invitaciones al misterio compartido, de viejos alardes narrativos cuyo secreto s¨®lo ha dominado Scherezada".

Lo que es cierto es que ese c¨ªrculo de lectores, no s¨®lo se inventaron un nombre, un apellido ibero-euskera, sino que tambi¨¦n un rostro, que asoma en la portada del libro y en la contracubierta.