La polic¨ªa francesa cita a miles de due?os de coches Fiat 1 para aclarar el fin de Diana

La justicia y la polic¨ªa francesas no quieren dejar ning¨²n cabo suelto en la investigaci¨®n del accidente que el 31 de agosto cost¨® la vida en Par¨ªs a la princesa Diana de Gales, a su acompa?ante, el millonario egipcio Dodi Fayed, y al ch¨®fer de su autom¨®vil, Henri Paul. Como prueba de esta disposici¨®n, la polic¨ªa ha empezado a convocar a los propietarios de los 40.000 coches Fiat 1 de color blanco construidos entre 1983 y 1987 y matriculados en la regi¨®n parisiense.

Fuentes policiales apuntaron ayer que, en el supuesto de que estas pesquisas no den resultado, extender¨¢n la investigaci¨®n al conjunto de los propietarios de Fiat 1 blancos matriculados en el resto del pa¨ªs. Varios servicios policiales participar¨¢n en esta vasta operaci¨®n, que se prolongar¨¢ previsiblemente durante muchas semanas.Tras el an¨¢lisis de las marcas de pintura blanca que muestra el Mercedes negro en el que viajaba la princesa Diana, los expertos policiales tratan ahora de confirmar la posibilidad de que el veh¨ªculo siniestrado chocara ligeramente con la parte trasera de un Fiat 1 antes de estrellarse con gran violencia contra uno de los pilares del paso subterr¨¢neo del puente de Alma.

A favor de esa hip¨®tesis, desplegada con el prop¨®sito de completar la informaci¨®n sobre las circunstancias del accidente, figura el hecho de que tanto los restos de faro encontrados en el puente de Alma como los trazos de pigmentaci¨®n negra procedentes de un parachoques se corresponden asimismo con materiales utilizados, entre otros veh¨ªculos, por los Fiat 1.

A falta de establecer el supuesto papel desempe?ado en los momentos previos al accidente por un veh¨ªculo de esas caracter¨ªsticas, las sucesivas autopsias han determinado que el ch¨®fer del Mercedes, que conduc¨ªa a gran velocidad, lo hac¨ªa bajo los efectos de elevadas tasas de alcohol y de medicamentos. La hip¨®tesis del Fiat 1 encaja, por otra parte, con la idea, barajada desde un principio" de que al penetrar en el subterr¨¢neo, el conductor del Mercedes pudo haberse visto obligado a hacer una brusca maniobra para no arrollar a un veh¨ªculo que circulaba por su interior dentro de la velocidad m¨¢xima permitida: 50 kil¨®metros por hora.