Aparecen en barriles de cemento tres de los m¨¦dicos que operaron al 'narco' Amado Carrillo
La muerte del narcotraficante mexicano Amado Carrillo, ocurrida hace cuatro meses mientras se somet¨ªa a una operaci¨®n de cirug¨ªa est¨¦tica, empieza a convertirse en un siniestro laberinto en el que el hilo conductor es un reguero de cad¨¢veres. Los m¨¢s recientes, hallados el pasado domingo en unos bidones de cemento y con se?ales de haber sufrido brutales torturas, pertenecen a tres de los cirujanos que le intervinieron. Ya hab¨ªa dos muertos, y otro m¨¦dico que intervino en la operaci¨®n de reconstrucci¨®n del rostro y liposucci¨®n est¨¢ en situaci¨®n de desaparecido.
Tres barriles met¨¢licos, depositados cerca de la autopista que conduce desde la capital mexicana a Acapulco, despertaron las sospechas de la polic¨ªa. Estaban sellados, pero ten¨ªan manchas de sangre y desprend¨ªan un olor f¨¦tido. All¨ª mismo abrieron uno. Debajo de una capa de cemento, rota a golpes, hab¨ªa un cad¨¢ver desfigurado. No hac¨ªa falta continuar. Los agentes cargaron los bidones y los llevaron al servicio forense de la ciudad de Iguala, donde extrajeron los otros dos cuerpos.Los tres pertenec¨ªan a varones de elevada estatura y presentaban huellas de torturas. El misterio de los "entambados" dur¨® poco. En la tarde del mi¨¦rcoles las autoridades daban sus nombres: Jaime Godoy, Carlos ?vila y Ricardo Reyes, otorrinolaring¨®logo el primero, cirujanos pl¨¢sticos los segundos. Todos hab¨ªan formado parte del equipo que someti¨® al capo Amado Carrillo a una reconstrucci¨®n facial y a una liposucci¨®n el pasado 4 de julio en -un hospital de la Ciudad de M¨¦xico. La familia de Godoy, que ten¨ªa 37 a?os, hab¨ªa denunciado su desaparici¨®n el pasado d¨ªa 17, cuando fue "detenido" junto a sus dos colegas por unos individuos que dijeron ser agentes policiales. Con ellos ya son cinco los m¨¦dicos relacionados con Carrillo que han muerto en estos meses. Otro m¨¢s est¨¢ desaparecido.
El episodio a?ade nuevas dosis de misterio al rocambolesco final del Se?or de los Cielos, el m¨¢s audaz y poderoso de los narcotraficantes mexicanos. Seg¨²n la versi¨®n oficial, el coraz¨®n de Carrillo no resisti¨® las ocho horas de operaci¨®n. La familia de Godoy y otros testigos aseguran que el capo estaba en perfectas condiciones despu¨¦s de la intervenci¨®n. La autopsia mostr¨® que alguien le hab¨ªa suministrado un medicamento hipn¨®tico que, mezclado con la anestesia, le produjo un paro respiratorio. Las preguntas se agolpaban. ?Qui¨¦n asesin¨® al narcotraficante? ?Su propia gente, que quer¨ªa liberarse de un jefe ya acorralado por las autoridades? ?Un infiltrado? Y, sobre todo: ?era realmente el muerto Amado Carrillo? La DEA (agencia antinarc¨®ticos de EE UU), primero, y el Gobierno mexicano, despu¨¦s, se apresuraron a asegurarlo, pero el cad¨¢ver que mostraron a la opini¨®n p¨²blica, todo vestido de negro y con bigote, pod¨ªa ser el del Se?or de los Cielos o el de su vecino.
Sea como fuere, a la muerte de Carrillo sigui¨® una escalada de asesinatos, sobre todo en el norte del pa¨ªs. Se habl¨® entonces de una guerra entre narcos por la sucesi¨®n del gran jefe. Pronto le lleg¨® el turno al propio equipo m¨¦dico, cuyos miembros hab¨ªan asegurado que nunca conocieron la identidad real de su paciente. Coincidiendo con el hallazgo de los tres cad¨¢veres de los cirujanos, el diario sensacionalista chileno La Segunda public¨® un reportaje en el que, citando "f¨²entes mexicanas de alto nivel", aseguraba que la persona que muri¨® en el hospital no era Amado Carrillo, sino un antiguo polic¨ªa, apodado El Chiquil¨ªn, que le serv¨ªa de doble en sus andanzas. El capo, se?alaba el diario, est¨¢ vivo y actualmente colabora con la DEA.
El peri¨®dico chileno recog¨ªa las hip¨®tesis que manej¨® en su momento la prensa mexicana, pero ofrec¨ªa otros detalles: Carrillo, seg¨²n el art¨ªculo, fue detenido por agentes estadounidenses "en alg¨²n lugar cercano a Cuba", donde se hab¨ªa sometido a una completa (y ahora s¨ª, exitosa) operaci¨®n para cambiar su aspecto f¨ªsico. Ya en manos de la DEA no le qued¨® otra salida que la de cooperar. Fue as¨ª como se dise?¨® el montaje de su muerte en M¨¦xico.
Las autoridades mexicanas han desmentido esta versi¨®n y han esgrimido los an¨¢lisis de ADN practicados al cad¨¢ver. En medio de todo el rompecabezas hay que encajar ahora los asesinatos de los m¨¦dicos. Hay hip¨®tesis para todos los gustos: Su ejecuci¨®n pudo ser una venganza de los familiares o allegados del capo, dolidos con su muerte. O de aquellos que le inyectaron el medicamento mortal, que no quieren testigos. Ahora bien, si Carrillo est¨¢ vivo, quiz¨¢ fue el propio capo el que orden¨® exterminar a aquellos que conoc¨ªan el, secreto. Como toda novela por entregas, ¨¦sta, sin duda, continuar¨¢
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