El sue?o de los 'no ciudadanos'
?C¨®mo hacer so?ar con Europa a sus 18 millones de parados? ?sta es una de las cuestiones que se plantea con mayor intensidad conforme llega la Uni¨®n Monetaria. El desempleo deja de ser un problema econ¨®mico o de cohesi¨®n social y deviene, prioritariamente, en un asunto de pertenencia a la comunidad. De ciudadan¨ªa europea: si un porcentaje de la poblaci¨®n se siente excluido -j¨®venes que abandonan la esperanza de ocupar un lugar central en el sistema productivo; mayores de 45 a?os con dificultades de volver a tener un puesto de trabajo, personas sin formaci¨®n para ser reciclados en la sociedad de los servicios ser¨¢ una proporci¨®n de no ciudadanos.Quedan tan s¨®lo 11 d¨ªas para que comience la cumbre extraordinaria de Luxemburgo, convocada para dar soluciones al paro, y los s¨ªntomas de escepticismo crecen sin cesar. No hace falta m¨¢s que o¨ªr a los franceses, que eran los aparentemente m¨¢s ambiciosos; su ministro de Asuntos Europeos, Pierre Moscovici, ha dicho: "No se pasa en un solo d¨ªa de la sombra a la luz". Semejante raci¨®n de realismo se basa en lo que est¨¢ pasando. El presidente de la Comisi¨®n Europea, Jacques Santer, hab¨ªa cuantificado los objetivos a aprobar: pasar del 12% de desempleo al 7% en cinco a?os, generando 12 millones de puestos de trabajo. "Entre 1985 y 1990, con s¨®lo 12 pa¨ªses miembros, tuvimos un crecimiento del 3% anual y creamos 10 millones de puestos de empleo. El porcentaje de paro baj¨® del 10,5% al 7,5%, pero el proceso se quebr¨® con la guerra del Golfo y las crisis monetarias. Volvemos a una ¨¦poca de crecimiento, que se confirmar¨¢ plenamente en 1998, y en estas condiciones la Uni¨®n Europea debe crear 12 millones de empleos en cinco a?os".
Estas cifras se podr¨ªan obtener manteniendo la velocidad de crucero, sin esfuerzos adicionales. La pasada semana, los ministros de Econom¨ªa y Hacienda se negaron mayoritariamente a que de la cumbre de Luxemburgo salga siquiera esta cuantificaci¨®n. Liderados por Waigel, entienden que no lograr el empleo anunciado aumentar¨ªa la frustraci¨®n de los ciudadanos; y persisten en la idea de que las pol¨ªticas de empleo son nacionales, siguiendo el principio comunitario de la subsidiariedad. Veremos si la francesa Martine Aubry, que ha implantado en su pa¨ªs pol¨ªticas activas de empleo tales como las 35 horas semanales, los nuevos yacimientos de empleo o la sustituci¨®n de subsidios por puestos de trabajo, da la batalla para la coordinaci¨®n estrat¨¦gica de las pol¨ªticas nacionales de empleo, o la movilizaci¨®n de dinero del Banco Europeo de Inversiones en cantidades distintas de las homeop¨¢ticas. Espa?a, por su parte, tendr¨¢ que estar atenta a dos circunstancias: la primera, que la generaci¨®n de empleo con tasas de crecimiento superiores a la media europea est¨¢ absorbiendo a los nuevos activos, pero no reduce de modo significativo el n¨²mero global de parados por encima de los tres millones; la segunda es el peligro de un compromiso entre los Quince para destinar fondos adicionales al empleo, sac¨¢ndolos del monto global de los fondos de cohesi¨®n (ya que incrementar el gasto social va en contra del pacto de estabilidad). Este acuerdo ser¨ªa muy perjudicial para nuestro pa¨ªs.
Estos d¨ªas ha tenido lugar, en la Residencia de Estudiantes, un seminario titulado Pensar el futuro de Europa. Algunos de los participantes, hablando del paro, hac¨ªan sin duda suyas las palabras de Michael Perelman: "Soy economista. Al menos, una destacada instituci¨®n me ha concedido un t¨ªtulo que certifica que soy economista. A pesar de mis credenciales, soy un economista caduco. S¨ª, todav¨ªa puedo dar clases en alg¨²n departamento de Econom¨ªa, pero ya no puedo aceptar la validez de la ortodoxia econ¨®mica prevaleciente".
Sobre todo, cuando esa ortodoxia no da soluciones a los problemas centrales de la sociedad.
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