La misa
En el conflicto del Pa¨ªs Vasco a los muertos de uno y otro bando se les lleva al mismo templo y all¨ª son sometidos a un mismo responso. Se trata de un punto de coincidencia decisivo. No en todas las luchas la muerte iguala a los muertos. En la guerra de Irlanda del Norte unos cad¨¢veres van a la capilla protestante y otros son honrados con funerales cat¨®licos; en la contienda entre jud¨ªos y pal¨¦stinos tambi¨¦n los muertos son rezados en lugares distintos, la mezquita o la sinagoga, antes de llegar a la morada celestial donde sin duda les recibir¨¢ el dios de los fan¨¢ticos. En el conflicto del Pa¨ªs Vasco los obispos son los due?os del ¨²nico responso. Hasta ahora s¨®lo han intervenido cuando no hay remedio. Sobre los f¨¦retros cubiertos con la ikurri?a o con la bandera nacional, aunque la tr¨¢gica cosecha sea distinta, al pie del altar los curas y, obispos vascos consuelan a los familiares de la v¨ªctima, expresan la violencia, proclaman las ansias de paz con palabras ya muy gastadas. Me pregunto si esas palabras, que suenan vac¨ªas despu¨¦s de la muerte, no se convertir¨ªan en aut¨¦nticas y necesarias si se ejercieran como ministerio sacerdotal en una negociaci¨®n o di¨¢logo destinado a parar la armas. La vida es el ¨²nico bien absoluto que hay en la tierra, de modo que el fin principal del di¨¢logo consiste en que los etarras dejen de matar. ?se es el objetivo. Precisamente eso hay que negociar. Puesto que los obispos son los due?os del ¨²nico funeral que abre el camino de la eternidad a las v¨ªctimas de uno y otro lado, nadie mejor que ellos para hacer de intermediarios o pont¨ªfices. entre la paz y la violencia cuando ¨¦sta a¨²n impera. Sentar a los etarras a la mesa armados con metralletas ser¨ªa para un obispo vasco la misa suprema, ya que la negociaci¨®n se convertir¨ªa en el oficio religioso m¨¢s aut¨¦ntico. Y si despu¨¦s de esa ceremonia o di¨¢logo los etarras aceptaran sustituir las balas por las palabras, ¨¦stas alcanzar¨ªan por fin todo su sentido cuando el obispo dijera: pod¨¦is ir en paz, nuestra misa ha terminado. Ahora que sigan hablando otros.
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