Miles de cat¨®licos piden que la Iglesia asuma en su seno los derechos humanos
Nueva corriente con 4 millones de creyentes en Europa y Am¨¦rica
Unos 15.000 cat¨®licos han firmado en Espa?a el manifiesto Somos Iglesia (SI), bander¨ªn de enganche de una tendencia con 4 millones de adhesiones en Europa y Am¨¦rica, que pretende que la Iglesia "respete en su seno los derechos humanos" y permita a los fieles, entre otros aspectos, un di¨¢logo abierto sobre sexualidad y la posibilidad de que las mujeres accedan al sacerdocio. Este fin de semana han celebrado un encuentro nacional en Madrid.
"No buscamos un enfrentamiento con la jerarqu¨ªa", dice Emilia Robles, representante en Madrid de IS. "S¨®lo queremos que en la Iglesia haya un clima de tolerancia que permita debatir el papel crucial de la instituci¨®n cara a los pobres y marginados, y tambi¨¦n ante cuestiones en las que debe prevalecer la libertad de conciencia, como el celibato opcional o el acceso de las mujeres al sacerdocio"."Sabemos que miembros de la jerarqu¨ªa y numerosos curas y monjas tienen simpat¨ªa por esta corriente, pero temen decirlo en p¨²blico", dice Javier Malag¨®n, otro representante de IS.
Aunque SI se expandi¨® r¨¢pidamente por Austria y Alemania a partir de una campa?a de firmas generada por el desacuerdo de miles y miles de cat¨®licos con ciertos nombramientos en la jerarqu¨ªa y con el autoritarismo imperante en la Iglesia, en Espa?a las firmas no han sido elemento clave. "Aqu¨ª el lema Somos Iglesia no aglutina como en esos pa¨ªses centroeuropeos, porque quiz¨¢ en Espa?a ya hay un abismo insalvable entre teor¨ªa y la realidad de la Iglesia", dice Robles. "De ah¨ª que nosotros, el Manifiesto que por esos mundos se pasa a la firma lo usemos s¨®lo como programa de m¨ªnimos, como punto de partida. Lo que queremos es generar una gran conciencia de que la Iglesia debe respetar en su seno los derechos humanos: una cosa es que no funcione como una democracia perfecta, y otra que se mantenga autoritaria y absolutista. La Iglesia debe ser una fraternidad".
El Manifiesto de SI -elogiado por personalidades como el obispo franc¨¦s represaliado por el Vaticano Jacques Gaillot o figuras como el espa?ol Pedro Casald¨¢liga, inseparable de los ind¨ªgenas y pobres de Brasil- pide la "construcci¨®n de una Iglesia fraterna", la "plena igualdad de derechos de la mujer", la "libre elecci¨®n entre formas de vida celibataria y no celibataria", la "valoraci¨®n positiva de la sexualidad", y el "mensaje de alegr¨ªa en vez de amenaza".
SI hace hincapi¨¦ en la necesidad de que la Iglesia conecte con el "pueblo de Dios" y asuma un protagonismo ante la exclusi¨®n social. "Pero tambi¨¦n hay que desarrollar en los responsables de la Iglesia una sensibilidad que falta", dice Robles. "?C¨®mo, por ejemplo, se margina o se excluye de la eucarist¨ªa a personas que, fracasado su matrimonio, han rehecho sus vidas y aspiran a ser felices? En moral sexual la Iglesia est¨¢ despistada: estoy segura de que muchos j¨®venes que van a ver al Papa no le hacen caso".
Como ejemplo de por d¨®nde van los tiros, SI cita un estudio del pasado octubre -realizado por investigadores de la Universidad de Chicago y de la de Berkeley- sobre Laicos y reforma en la Iglesia. Seg¨²n el mismo, en Espa?a, el 79% de los cat¨®licos apoyan el matrimonio opcional, el 58% la libre elecci¨®n de los obispos y el 71% el acceso de las mujeres al sacerdocio.
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