La fiscal general interroga a Clinton y Gore sobre las donaciones a su campa?a
Las malas noticias internas se acumulan sobre Bill Clinton y Al Gore. Tras su severa derrota en el debate parlamentario del lunes sobre el fast track, el presidente y el vicepresidente de EE UU ven resurgir el fantasma del esc¨¢ndalo de la financiaci¨®n de su ¨²ltima campa?a electoral. Investigadores del Departamento de Justicia interrogaron a Clinton en la Casa Blanca y a Gore en su residencia oficial, en la noche del martes. Hab¨ªan sido enviados por Janet Reno la fiscal general del Estado.
Reno tiene sometidos a Clinton y Gore a sendas investigaciones oficiales por su relaci¨®n con el esc¨¢ndalo de la financiaci¨®n de la campa?a dem¨®crata de 1996, y en concreto por las llamadas telef¨®nicas efectuadas desde la Casa Blanca para solicitar dinero. Gore reconoce haberlas hecho y Clinton dice no recordarlo. Pedir o entregar fondos electorales en edificios de propiedad federal est¨¢ prohibido por una ley de finales del siglo XIX.Clinton y Gore dieron las m¨¢ximas facilidades a los interrogadores y, seg¨²n sus respectivos abogados, respondieron a preguntas sobre llamadas telef¨®nicas efectuadas entre 1.994 y 1996. Al t¨¦rmino de su investigaci¨®n, Reno deber¨¢ decidir si pone el caso en manos de un fiscal independiente.
Este nuevo problema para los dos l¨ªderes del Ejecutivo confirma que las maniobras de la guerra por la primera presidencia norteamericana del siglo XXI ya han comenzado. Derrotado por sus correligionarios dem¨®cratas en la discusi¨®n parlamentaria sobre el fast track -el procedimiento de v¨ªa r¨¢pida pedido por Clinton para tener mano libre en sus negociaciones comerciales con terceros pa¨ªses-, el presidente ve mermada la autoridad sobre su partido y comprometidos sus objetivos de pol¨ªtica exterior. El fracaso tambi¨¦n le ha supuesto a Gore un severo rev¨¦s ante su principal rival en la disputa por la candidatura dem¨®crata a las pr¨®ximas presidenciales, Richard Gephardt.
Clinton no ha conseguido que el Congreso le conceda manos libres en las negociaciones comerciales con terceros pa¨ªses, lo que supone el primer s¨ªntoma de que se est¨¢ convirtiendo en un lame duck, un "pato cojo". Normalmente, el presidente es considerado un lame duck en los ¨²ltimos dos a?os de su segundo y definitivo mandato, pero en el caso de Clinton, y a menos que resurja de sus cenizas una vez m¨¢s, esa maldici¨®n le ha llegado prematuramente.
La Casa Blanca es consciente de que su capacidad de negociaci¨®n con terceros pa¨ªses ha quedado mermada. El Congreso, como subraya The Wall Street Journal, ha enviado al mundo el mensaje de que negociar y firmar acuerdos con un Clinton atado de pies y manos es una apuesta arriesgada.
En materia interna Clinton se ha mostrado incapaz de liderar a su propio partido. Tres cuartas partes de los congresistas dem¨®cratas le niegan el fast track. A un a?o de las elecciones que renovar¨¢n toda la C¨¢mara y un tercio del Senado, los dem¨®cratas no quieren enfrentarse a la poderosa central sindical AFL-CIO, a la que deben muchos fondos electorales y millones de votantes.
El vicepresidente pierde
Si el fast track supone para Bill Clinton su m¨¢s grave descalabro desde que en 1994 tuvo que renunciar a su idea de reformar el sistema de salud norteamericano, para Al Gore representa un traspi¨¦ en la lucha por la pr¨®xima candidatura dem¨®crata a la Casa Blanca, su gran proyecto. El vicepresidente, que sostuvo lealmente a Clinton, ha salido muy escaldado de esta batalla. Es lo que menos necesitaba alguien que ya arrastra el lastre de su vinculaci¨®n con el esc¨¢ndalo de la financiaci¨®n de la campana de 1.996.El vencedor ha sido Richard Gephardt, l¨ªder de la minor¨ªa dem¨®crata en la C¨¢mara de Representantes y abanderado de los opositores al fast track. Al consolidar su influencia en las tropas dem¨®cratas y estrechar su alianza con los sindicatos, Gephardt ha dado un fuerte impulso a sus aspiraciones de competir con Gore por la candidatura presidencial dem¨®crata en el a?o 2000.
El ex general Colin Powell, muy popular y considerado, el mejor candidato posible de los republicanos, anunci¨® el martes que no siente "pasi¨®n" por la pol¨ªtica y no competir¨¢ en las pr¨®ximas presidenciales. Esto deja como principales aspirantes republicanos a John McCain, George Bush Junior y Lamar Alexander.
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