Noches de mudanza
No se trata, por supuesto, de alabar o estimular la pr¨¢ctica del robo, pero reconozcamos el desparpajo que a menudo muestran algunos de sus profesionales. La ¨²ltima novedad en circulaci¨®n, consistente en llevarse a casa los cajeros autom¨¢ticos, nos ha llegado de Italia y sobresale, tanto por su sencillez como por el cuajo de sus ejecutores. Hasta ahora, los robos o atracos relacionados con los cajeros autom¨¢ticos siempre hab¨ªan reca¨ªdo sobre los usuarios de a pie, a quienes se les quitaba el dinero por las bravas, o bien se hab¨ªan centrado en chapuzas m¨¢s toscas, tales como comprimir el ingenio con un gato hidr¨¢ulico, dinamitarlo o perforar, su blindaje mediante soplete o taladradora. Pero nunca en Madrid se hab¨ªa dado el caso de que se llevaran el complejo entero, lo que significa una jugosa innovaci¨®n en este campo delictivo.Para realizar dicho trabajo, es preciso contar con los pertrechos adecuados: una carretilla hidr¨¢ulica, personal de mudanza y al menos una furgoneta, con gasolina, para el transporte del monstruo, y tambi¨¦n, moverse con diligencia, dado lo chocante de la situaci¨®n. El modo de actuar es casi rutinario: se elige un cajero de cuerpo entero (esto es, no empotrado en una pared) se le amputan los cables, se le reba?a por sus partes bajas, se le separa del suelo y luego, al buche, o camioneta, que r¨¢pidamente se pone en marcha y se pierde en la noche (una aliada inmejorable cuando se trata de jugar al escondite). Un cajero autom¨¢tico, por otra parte, tampoco entra con facilidad en casa y descuartizarlo debe hacer mucho ruido, luego presumo que la tarea es rematada en un garaje insonorizado, en una nave apartada o en el mismo campo. Y a este respecto, debe ser mucha la emoci¨®n de los cacos en los instantes previos al saqueo: all¨ª tienen el artefacto, desprotegido, con el cartel de no funciona y con el dep¨®sito de billetes a su merced. Sin duda, ellos han elegido un buen momento para llev¨¢rselo, pero no pueden saber con exactitud la cuant¨ªa del bot¨ªn.
Y en cuanto a las v¨ªctimas en s¨ª, los cajeros son como huchas, pero en gigante y con m¨¢s ranuras. Pesan unos quinientos quilos y se supone que son inteligentes y amables, porque te dan la bienvenida, te felicitan si es tu cumplea?os, te sacan entradas y te sueltan dinero con gran pulcritud. Son ¨²tiles, vaya. Pero no enga?an a nadie: todos sabemos que tienen una segunda cara, afilada y cruel, y que se ceban sin piedad con los m¨¢s necesitados. Por ello, habr¨¢ quien se haya frotado las manos al tener conocimiento de estos robos; al recordar aquella noche de lluvia, cuando la m¨¢quina se trag¨® por las buenas su tarjeta, o le anunci¨® que no estaba operativa, o respond¨ªa a su petici¨®n de fondos con una carcajada humillante antes de escupirle el pl¨¢stico a la cara. Y en lo que toca a sus alarmas, no se entiende bien la funci¨®n que cumplen. Tal y como est¨¢n las cosas ahora, cuando a un cajero se le arrancan los cables, en alguna parte suena un timbre; pero sucede que los de seguridad tardan dos o tres minutos en llegar y que los chicos de la mudanza tienen tiempo suficiente para escabullirse. Por eso, es de suponer que en breve los, cajeros sean dotados con alg¨²n dispositivo interno, un emisor de se?ales probablemente, para que la polic¨ªa pueda localizarlos antes de que los abran en canal. Pero los cacos idear¨¢n entonces un antise?alizador que confunda a sus perseguidores, y vuelta a empezar. Cacos y polizontes, pues, a su manera, hacen mucho por el progreso tecnol¨®gico.
Asimismo, y en cierta medida, estos robos resultan tranquilizadores para el ciudadano medio. Quiz¨¢ no convenga denominarlos "limpios", pero al menos no hay v¨ªctimas que pasen mal rato, ni peligro directo para las personas. Hasta ahora se han dado dos casos en Madrid; y, por cierto, que no se ha vuelto a saber nada de los cajeros secuestrados. Habr¨¢n sido machacados, mutilados, metidos en bolsas de basura y luego abandonados en alg¨²n lugar horrible. Desde este punto de vista, me inquieta su calvario, porque yo soy de los que ignoran si las m¨¢quinas sienten dolor o no; ahora bien, entiendo que los cacos no compartan mis dudas, y, adem¨¢s, aunque las compartieran, todav¨ªa no se ha inventado una anestesia para los seres inanimados. Qui¨¦n sabe: tal vez para el a?o 2020 ya no exista el dinero, y el problema se resuelva por s¨ª mismo.
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