Imitarse a s¨ª misma
EL ACUERDO sobre la reforma universitaria es un buen camino que la ministra de Educaci¨®n, Esperanza Aguirre, deber¨ªa seguir tambi¨¦n en otros conflictos que ha abierto por iniciativa propia en los ¨²ltimos meses, muy particularmente en la reforma de la ense?anza de humanidades. La ministra acert¨® al fin cuando acept¨® sentarse a negociar con los rectores. La Universidad debe afrontar ahora con serenidad, pero sin dormirse en los laureles, su propia redefinici¨®n para un futuro que ya est¨¢ empujando la puerta. Las conclusiones a las que han llegado representantes de las universidades y de la Administraci¨®n se parecen a las que le costaron el puesto al anterior secretario de Estado de Universidades, Fernando Tejerina, como dos gotas de agua. Lo que ayer era inaceptable para la ministra es hoy un compromiso en firme. ?Dir¨¢ Fraga que este Gobierno tambi¨¦n acierta cuando rectifica"?Cuando el documento acordado se convierta en norma se aliviar¨¢ la sobrecarga lectiva de los estudiantes (con la reducci¨®n del n¨²mero de asignaturas y una nueva definici¨®n del cr¨¦dito acad¨¦mico), se reducir¨¢ la precariedad profesional que afecta a casi 22.000 profesores (con la creaci¨®n de dos nuevas figuras docentes: contratado doctor y colaborador) y se modificar¨¢ el sistema de oposiciones (con cambios en las pruebas y unos tribunales con un solo profesor de la universidad en cuesti¨®n). Los cambios en el profesorado podr¨¢n ponerse en marcha el curso que viene, pero es probable que los nuevos planes de estudio deban esperar al siguiente.
La ministra, que acaba de pasar un mal trance en el, Parlamento, donde socios y adversarios han compartido dur¨ªsimas cr¨ªticas a su plan sobre la ense?anza de las humanidades, tiene aqu¨ª un modelo a seguir. Aunque la palabra negociar no forme parte de su vocabulario, estar¨ªa bien que aplicara su estrategia universitaria a la reforma de las humanidades en la secundaria obligatoria (ESO). Seguramente hay muchos dispuestos a admitir que la ense?anza de la historia necesita alguna: revisi¨®n, pero cambiar los planes educativos por decreto es la antesala del conflicto, si no de la guerra pol¨ªtica.
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