El Madrid aprovecha la v¨ªa ¨¢erea
El Valladolid dio el susto al adelantarse en el marcador
Por la v¨ªa a¨¦rea el Madrid solucion¨® los problemas que le gener¨® el Valladolid en el arranque del encuentro. No le hizo falta un gran f¨²tbol para batir a un equipo muy vulnerable en el juego alto y sin demasiado ¨¢nimo para sobreponerse a las dificultades. Se desinfl¨® y desapareci¨®. Fue una noche donde la mitad del Madrid jug¨® muy mal y don de Mijatovic estuvo sobresaliente, en plan ganador en cada jugada, la clase de jugador que los hinchas se imaginaron cuando lleg¨® del Valencia.La afici¨®n se movi¨® seg¨²n el soplido de los goles, en un estado de hipersensibilidad poco favorable a los intereses de los jugadores, que primero escucharon murmullos de desaprobaci¨®n y luego los silbidos del personal. Eso sucedi¨® en el primer cuarto de hora. El Valladolid ganaba y jugaba. Hab¨ªa miedo e impaciencia en Chamart¨ªn, as¨ª que el Madrid se aboc¨® a un partido que parec¨ªa muy dif¨ªcil. Sin embargo, encontr¨® la soluci¨®n con rapidez: dos cabezazos que dieron la vuelta al partido. De repente, todo el mundo se sinti¨® feliz. As¨ª de cambiante es la materia de este juego.
El Valladolid tiene la pinta de equipo arregladito, muy capaz de hacer da?o en casi todos los campos. En el medio campo, Lozano y Edu se lo hacen a la vieja manera suramericano, con tranquilidad, juego corto y mucho oficio. A su lado, Benjam¨ªn es un cicl¨®n con piernas. Su zancada es tan grande como su potencia. Cuando se pone en marcha, recuerda en su aspecto a los fen¨®menos f¨ªsicos del Ajax, a aquellos Rijkaard y Gullit que llegaban desde atr¨¢s como caballos. Hubo una sensacional de Benjam¨ªn cuando el partido estaba 2-1 y el Valladolid trataba de encontrar de nuevo el aire al partido. Agarr¨® la pelota en su campo y aceler¨® por el medio frente a todos los madridistas que le sal¨ªan al paso. Parec¨ªan postes de tel¨¦fono frente al chico, que meti¨® todas las marchas hasta encontrar la definitiva, la que le llevaba al gol. A ¨²ltima hora, al borde de la frontal, decidi¨® pasar a Peternac, y s¨®lo entonces apareci¨® Hierro para desbaratar una acci¨®n que impresion¨® a la afici¨®n madridistas. Es la clase de jugada que te saca del Valladolid y te lleva al Barcelona o al Madrid.
Estos centrocampistas se encuentran m¨¢s a gusto con la pelota que sin ella. En el aspecto defensivo son vulnerables y no est¨¢n para presionar. Por lo tanto, al Valladolid le conviene tener el bal¨®n. Cuando esto ocurri¨®, meti¨® en dificultades al Madrid. Marc¨® en el arranque del partido, en un pase largo bien aprovechado por Peternaci y mal defendido por Hierro y Sanchis. Peternac realiz¨® un control estupendo y super¨® a Ca?izares, que perdi¨® la onda para toda la noche. Un tiro de Benjam¨ªn al palo abund¨® en las malas vibraciones que ten¨ªa la hinchada madridistas. Pero el empate lleg¨® muy pronto. Mijatovic cabece¨® un centro de Roberto Carlos y apag¨® el ruido de sables.
El cabezazo de Mijatovic fue el primero de una larga serie en el ¨¢rea del Valladolid. Como sucedi¨® en el Camp Nou, los defensas de Kresic fueron extraordinariamente vulnerables en el juego alto. En el juego bajo tampoco son gran cosa, o eso pareci¨®. El caso es que el Valladolid se desanim¨®, perdi¨® de vista al bal¨®n y pas¨® de llevar el partido a tenerlo en contra. Inmediatamente se produjo el segundo gol del Madrid, m¨¢s elaborado que el primero pero de las mismas caracter¨ªsticas en esencia: Roberto Carlos termin¨® por meter el centro y Hierro lo cabece¨® con habilidad. Lo que se presum¨ªa como una noche complicada para el Madrid, se alivi¨® en seis minutos.
Cuando el partido perdi¨® urgencia, se vio a cada equipo tal y como es. Se vio, por ejemplo, que Benjam¨ªn no est¨¢ para correr a Roberto Carlos por la banda. Benjam¨ªn es un jugador de vocaci¨®n ofensiva que resulta m¨¢s interesante cuando no est¨¢ limitado por la raya lateral. Por lo mismo, aunque por razones diferentes, Ra¨²l anda pez en la banda izquierda. Desde hace alg¨²n tiempo, est¨¢ deca¨ªdo, probablemente por el efecto de sus problemas f¨ªsicos, pero tambi¨¦n por la confusi¨®n que le genera el incesante cambio de posiciones. Por desgracia, pasa por todas, menos por la delantera, que es su sitio. A Guti, que es una soluci¨®n interesante para el enganche en el medio campo, le falta aprobar la asignatura de Chamart¨ªn. Tampoco jug¨® bien esta vez, aunque salv¨® el empate con un despeje de media espuela en la raya de gol. Hasta para esas cosas hay jugadores diferentes. En el cap¨ªtulo sospechoso, tambi¨¦n hay que incluir a Seedorf, que ha bajado su actividad de manera alarmante.
Los papeles protagonistas fueron asumidos por Roberto Carlos, que meti¨® los dos pases de gol y se anim¨® considerablemente, por Hierro -formidable tras el error en el gol de Peternac- y por Mijatovic, activo, punzante y h¨¢bil. Mijatovic estuvo en su mejor versi¨®n, revitalizado por la racha goleadora. Fue el hombre del partido y el p¨²blico lo entendi¨® sin ninguna duda. Se retir¨® en medio de una ovaci¨®n estruendosa despu¨¦s de protagonizar el tercer gol.
Al Valladolid le afect¨® demasiado el gol de Hierro. Dej¨® en blanco el segundo tiempo, que fue manejado con facilidad y sin excesos por el Madrid. Como no sobr¨® f¨²tbol, lo m¨¢s interesante se produjo en la grada, donde la gente censur¨® de forma multitudinaria los c¨¢nticos fascistas de los Ultras Sur. Fue una reacci¨®n hermosa y firme al pu?adito de nazis que se pretenden propietarios de la voluntad general en el estadio.
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