La quiebra del Sol Naciente
La crisis bancaria japonesa amenaza con desestabilizar los mercadosfinancieros mundiales
La suspensi¨®n de actividades de Yamaichi Securities, la cuarta agencia de valores de Jap¨®n, ha acentuado el temor ante lo que podr¨ªa ser el inicio de una crisis financiera global en el antiguo imperio del Sol Naciente y que podr¨ªa extenderse a todo el planeta. Yamaichi cuenta con un capital de 430.000 millones de yenes (cerca de 500.000 millones de pesetas), con lo que su quiebra es la de mayor cuant¨ªa del sector desde la Segunda Guerra mundial.Y, adem¨¢s, llueve sobre mojado. La semana pasada fue uno de los mayores bancos comerciales nipones, el Hokkaldo Takushoki, el que entr¨® en bancarrota. Esta entidad ocupa el n¨²mero 21 del ranking por activos de la banca japonesa, al tiempo que cuenta con unos dep¨®sitos de 8,3 billones de yenes (10 billones de pesetas). El volumen de impagados puede rondar el bill¨®n de pesetas. Otros bancos, como el Sanwa Bank ya ha anunciado que deber¨¢ provisionar por 750.000 yenes (860.000 millones de pesetas), y el Fui? Bank har¨¢ otro tanto por 650.000 millones de. yenes (750.000 millones de pesetas). En esas circunstancias, las agencias internacionales de calificaci¨®n de riesgo (rating) ya han anunciado -caso de Standard & Poor's y Moody's- que revisar¨¢n las notas de estas entidades y otras como el Dai-lchi Kangyo y el Sakura.
As¨ª, no es de extra?ar que el gobernador del Banco de Jap¨®n, Yasuo Matsushita, afirmara ayer que "para hacer frente a eventuales turbulencias sobre los mercados financieros nacionales e internacionales", la autoridad monetaria nipona est¨¢ dispuesta a inyectar hoy -ayer fue festivo- "toda la liquidez necesaria". Un anuncio que fue ratificado por el ministro de Finanzas, Hiroshi Mitsuzuka.
El origen inmediato de esta crisis viene de la tormenta monetaria del sureste asi¨¢tico, donde la sobrevaloraci¨®n de algunas (le las monedas nacionales provoc¨® a principios del pasado mes de julio una reacci¨®n devaluatoria en cadena, que tuvo su inicio en Talland¨ªa y que fue contagi¨¢ndose al resto de la regi¨®n. George $oros, el conocido especulador que expuls¨® a la libra esterlina fuera del Sistema Monetario Europeo hace unos a?os, pasa por ser el catalizador de ese movimiento especulativo, al denunciar p¨²blicamente el riesgo que supon¨ªa el fuerte d¨¦ficit exterior de estos pa¨ªses de cara a la estabilidad de sus divisas. Solamente resisti¨® el d¨®lar de Hong Kong, reci¨¦n estrenado su nuevo estatus pol¨ªtico, gracias al apoyo mostrado por el Banco de China y a una subida de los tipos de inter¨¦s en el interbancario de hasta el 280%.
Desinversiones
La depreciaci¨®n de las monedas del ¨¢rea se tradujo en desinversiones en las Bolsas de esos pa¨ªses por parte de los operadores extranjeros, que ve¨ªan como sus posiciones perd¨ªan valor respecto a divisas m¨¢s fuertes. La depreciaci¨®n de las monedas del sureste asi¨¢tico tambi¨¦n tuvo su reflejo en la p¨¦rdida de poder de compra de esos pa¨ªses, lo que comenz¨® a repercutir en las finanzas japonesas en dos frentes: por una parte, la ca¨ªda del valor de sus inversiones en el ¨¢rea debilita a las instituciones financieras niponas, que soportan 118.000 millones de d¨®lares del total de los 750.000 millones en pr¨¦stamos vivos que tiene la regi¨®n y, al mismo tiempo, la p¨¦rdida del poder adquisivo del sureste asi¨¢tico afecta sobremanera a las exportaciones japonesas, que suponen el 44% del ¨¢rea frente al 20% de Estados Unidos o el 7% de Europa.La Bolsa de Tokio comenz¨® a cotizar a la baja ante ese panorama desalentador, y el ¨ªndice Nikkei ha ca¨ªdo desde los 20.679 yenes que marc¨® el pasado 25 de junio a los 16.721,5 en que cerr¨® el viernes pasado. La descapitalizaci¨®n del mercado burs¨¢til tambi¨¦n- repercute negativamente en las instituciones financieras japonesas y, lo que es m¨¢s grave, puede empezar a desarrollar una influencia negativa en el mercado estadounidense y, por extensi¨®n, en los del resto del mundo. . "Cuanto m¨¢s deteriorada est¨¦ la situaci¨®n financiera de las instituciones japonesas, m¨¢s necesario parece que Jap¨®n se plantee la liquidaci¨®n de sus inversiones exteriores, en particular los bonos del Tesoro norteamericano", afirm¨® ayer Christopher Wood, economista de Peregrine, un banco de inversiones de Hong Kong. Y es que, con 320.000 millones de d¨®lares (cerca de 47 billones de pesetas), Jap¨®n es el principal comprador de la deuda norteamericana, cerca de las tres cuartas partes. Si los bancos nipones venden los bonos estadounidenses, aparte de presionar el precio a la baja, podr¨ªan poner en dificultades al Departamento del Tesoro a la hora de colocar las emisiones destinadas a renovar a los t¨ªtulos que van amortiz¨¢ndose, ya que tendr¨ªa que elevar las rentabilidades para hallar compradores. Pero en un horizonte m¨¢s lejano, la debilidad de las estructuras financieras de entidades japonesas comenz¨® en 1995, cuando llevaron a cabo cuantiosas inversiones especulativas en el sector inmobiliario y en la Bolsa, que les llevaron a soportar un volumen de cr¨¦ditos dudosos superiores a los fondos propios.
El sistema 'tobashi'
Fue en esa ¨¦poca cuando algunos bancos, que se han caracterizado por la opacidad, empezaron a usar el sistema llamado tobashi, consistente en evadir. el control de las p¨¦rdidas mediante la constituci¨®n de una red de sociedades filiales a las que se van transmitiendo los n¨²meros rojos hasta que quedan fuera del alcance de la autoridad monetaria.Adem¨¢s, la estructura financiera nipona no se corresponde con la debilidad de la econom¨ªa japo nesa, que no consigue relanzar la demanda interna. Hace unos d¨ªas, el Gobierno present¨® un primer paquete de medidas liberalizado tras que fueron juzgadas insuficientes por los analistas y, esta semana pasada, el Ejecutivo de Tokio present¨® un plan m¨¢s completo de reactivaci¨®n de la demanda interna, aunque tampoco contemplaba los est¨ªmulos fiscales que hab¨ªa pedido Estados Unidos.
Tokio busca incrementar un 1,2% el producto interior bruto (unos seis billones de yenes, siete billones de pesetas), mediante la liberalizaci¨®n (el llamado big bang) de los sectores inmobiliario y de telecomunicaciones. Ese es el impacto negativo que puede suponer para el PIB japon¨¦s la crisis del sureste asi¨¢tico.
Es cierto que el nuevo paquete de medidas recoge recortes en el impuesto de sociedades, en las transacciones financiera s y en la compra de suelo, pero los expertos consideran que es un error la inexistencia de un aumento del gasto neto, mediante un plan de obras p¨²blicas, y que la bajada del 2,5% en el impuesto de la renta no supone una menor presi¨®n fiscal, ya que pretende aumentar la recaudaci¨®n a trav¨¦s de la lucha contra el fraude. Tampoco est¨¢ claro el impacto final de esta t¨ªmida liberalizaci¨®n emprendida por la econom¨ªa japonesa, y que debe desembocar, seg¨²n los planes gubernamentales, en la desregulaci¨®n de los mercados financieros en marzo del a?o 2002. Algunas de estas etapas desreguladoras est¨¢n muy pr¨®ximas. El primero de abril de 1998 se liberalizar¨¢ el importe de las comisiones de corretaje para las ¨®rdenes superiores a los 50 millones de yenes (unos 57,5 millones de pesetas), lo que podr¨ªa suponer la desaparici¨®n de las sociedades de valores menos competitivas. ?ste es otro peligro que podr¨ªa ir complicando la existencia del mundo financiero nip¨®n, hasta ahora acostumbrado a unas reglas sobreprotectoras. Pero nadie puede olvidar que los bancos nipones son unos gigantes que pueden constipar al mundo entero si estornudan.
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