Caminero rescata al Atl¨¦tico
El Croatia Zagreb da un ba?o de juego y ocasiones, pero tiene que conformarse con el empate
Volvi¨® Caminero, el mejor Caminero, siempre tan puntual, en la hora adecuada. Lleg¨® a tiempo para rescatar al Atl¨¦tico del siniestro total, de la brutal paliza que le estaba propinando el Croatia Zagreb, un equipo con may¨²sculas. Caminero salt¨® al campo en el descanso, recuper¨® su jerarqu¨ªa perdida y corrigi¨® un partido que por entonces, no se sabe por qu¨¦ extra?o milagro, no hab¨ªa salido del 1-0. Salt¨® al c¨¦sped,- seren¨® al Atl¨¦tico, lo dot¨® de criterio y se reserv¨® para s¨ª el gol redentor: un zapatazo con todo el alma que fren¨® a los croatas, dej¨® la eliminatoria en el aire y dio esperanzas de que su f¨²tbol no est¨¢ perdido, como parec¨ªa desde hace m¨¢s de un ano, para la causa.El Atl¨¦tico pas¨® el peor primer tiempo de la temporada, si no de toda su vida. Desde el minuto 1 hasta el 45 sufri¨® una tortura. El Croatia, con Prosinecki de jefe supremo, lo desnud¨® en el arranque y no le dej¨® cubrirse ya. Lo humill¨® en todas sus zonas. Por fortuna para los rojiblancos, el hurac¨¢n que le pas¨® por encima s¨®lo dej¨® un gol como todo da?o material. Bueno, eso en el marcador, que tambi¨¦n provoc¨® secuelas menos tangibles pero igual de dolorosas: la autoestima del Atl¨¦tico se fue al suelo, su crisis de juego reapareci¨® a lo grande y los ' nervios se instalaron decididamente en cada uno de sus jugadores.
El castigo entr¨® en vigor instantes despu¨¦s del saque de centro. Prodan cometi¨® una falta cualquiera en el rinc¨®n derecho de la divisoria, una acci¨®n que no ven¨ªa avisada de peligro por ning¨²n lado, y Prosinecki se encarg¨® de convertirla en un arma venenosa. Se acerc¨® al bal¨®n, levant¨® la ceja y, mientras el Atl¨¦tico preparaba tranquilamente su repliegue, sac¨® en largo. Petrovic corri¨® a por el bal¨®n, gan¨® a Andrei por velocidad y centr¨® sobre el ¨¢rea. Santi incumpli¨® la prohibici¨®n sagrada de todo defensa, despejar en corto y hacia el centro, y Mujcin, que segu¨ªa la jugada, empotr¨® el bal¨®n en la garita de Molina.
Ya no par¨® el Croatia. Demostr¨® con insistencia sus cualidades y evidenci¨® con crudeza las actuales carencias del Atl¨¦tico, que son muchas. Prosinecki se cosi¨® los galones del partido y grit¨® que es un futbolista grandioso, nada que ver con la versi¨®n que regal¨® en su etapa en Espa?a. Prosinecki manej¨® el primer tiempo a su antojo. El rubio croata ahorr¨® los tr¨¢mites de lo que los defensores del toque llaman la distracci¨®n. ?l lo hac¨ªa todo: distra¨ªa, conservando la pelota el tiempo que quer¨ªa (favorecido por su habilidad en unos amagues a los que entraban siempre los rojiblancos), y, por sorpresa, ¨¦l tambi¨¦n daba el pase letal. El Atl¨¦tico no supo jam¨¢s como ponerle un candado.
Pero Prosinecki no est¨¢ solo en el Croatia. Los dem¨¢s se mueven a su servicio, pero tambi¨¦n juegan. Saric, por ejemplo, que hundi¨® a Lard¨ªn con sus incursiones por la banda derecha. O los puntas, Petrovic e Igor Cvitanovic, dos tipos con una velocidad vertiginosa y una habilidad fuera de lo com¨²n. El Croatia fue un vendabal en el primer tiempo. Agujere¨® al Atl¨¦tico por todos lados y lo maltrat¨® a ocasiones. Fabric¨® diez claras, pero la fortuna, Molina y la falta de punter¨ªa se empe?aron en que ya no hubiera m¨¢s goles croatas.Al Atl¨¦tico, mientras, no le sal¨ªa nada. Defend¨ªa mal y con muchos nervios. Bejbl estaba demasiado solo para realizar con ¨¦xito la contenci¨®n y no sab¨ªa qu¨¦ hacer con el bal¨®n. Los elementos de ataque, adem¨¢s de provocar una nociva y exagerada distancia entre l¨ªneas, no estaban nada ocurrentes. Jugaron todo el primer tiempo con la lucecita apagada, especialmente Lard¨ªn. El conjunto estaba descolocado, nervioso y ajeno a todo. Una calamidad, una presa a punto para la goleada.
Pero el descanso le supo a bendici¨®n. Antic asent¨® al equipo sobre el c¨¦sped (por llamarle algo, porque el terreno estaba en un estado deplorable) y orden¨® un cambio m¨¢gico: Caminero por Lard¨ªn. Volvi¨® el mejor Caminero. Y como siempre, en el mejor d¨ªa. Sepultado por la cr¨ªtica y hasta por su afici¨®n, necesitaba de un gesto de jugador grande como el de ayer. Y lo hizo. Se ajust¨® en la banda izquierda, sin perder su cl¨¢sica querencia al centro, y empez¨® a descubrir huecos por donde meter en l¨ªos a la zaga croata. Seren¨® al equipo, lo ense?¨® a alternar pausas y ataques, le devolvi¨® la pelota y se adue?¨® de la situaci¨®n.
El partido se equilibr¨®. El Atl¨¦t¨ªco mejor¨® posicional y an¨ªmicamente y algunos jugadores despertaron (sobre todo, Aguilera, que se adue?¨® por velocidad de la banda derecha). El Croatia, aunque Prosinecki perdi¨® peso, conserv¨® su velocidad y f¨²tbol de tiral¨ªneas para plantarse ante Molina. El segundo tanto croata estuvo cerca en un par de ocasiones clar¨ªsimas (Petrovic y Cvitanovic), pero, poco despu¨¦s de que Bogdanovic estrellara el bal¨®n en el larguero, el que marc¨® fue el Atl¨¦tico. Fue Caminero, el mejor Caminero: divis¨® un bal¨®n que escupi¨® la defensa croata y puso el alma en el disparo. 1-1. Gol en el momento de la verdad: cuando m¨¢s lo necesitaba el Atl¨¦tico, que andaba herido de muerte, y cuando m¨¢s lo necesitaba el propio Caminero, condenado a la hoguera como estaba desde todos los rincones.
Los rojiblancos deben dar gracias por el 1-1, porque debi¨® llevarse una goleada de las de verdad. Pero se fue de Zagreb con empate y dej¨® la eliminatoria en el aire. Y Caminero tuvo buena parte de culpa.
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