Capablanca en Isla Margarita
Una buena explicaci¨®n de la capacidad de Fidel Castro de jugar un encuentro m¨²ltiple de ajedrez quiz¨¢ se encuentre en las ense?anzas del gran maestro cubano Capablanca. Aznar, conocedor de la afici¨®n al ajedrez de Fidel Castro le propuso "mover pieza" en la Cumbre Iberoamericana de 1996.Castro est¨¢ acostumbrado a, jugar en varios tableros de ajedrez al mismo tiempo y ha preparado la partida de Venezuela durante varios meses de forma que el presidente Caldera ha terminado por parecer m¨¢s un aliado que un adversario en el juego. Castro movi¨® durante meses los peones de modo que d¨ªas antes de la cumbre sus alfiles fueron capaces de expulsar de Venezuela a parte de la oposici¨®n democr¨¢tica de Cuba. Por si fuera poco, coloc¨® un caballo dentro de las l¨ªneas de su "adversario". As¨ª, Caldera plante¨® la tesis de la "informaci¨®n veraz" y no se habl¨® de lo esencial, de la libertad de informaci¨®n y la detenci¨®n de periodistas independientes en Cuba.
En el tablero del ajedrez de Colombia, el presidente Samper se encuentra agobiado, en jaque permanente, por el ataque devastador de las torres y los alfiles de la guerrilla. En favor de la paz, Samper se propone "hablar hasta con el diablo", y acto seguido ha pedido que Fidel Castro medie ante la guerrilla.
Con Nicaragua, antiguo pazo castrista durante la ¨¦poca sandinista, Castro ha comenzado una partida desigual. De momento ha intentado atacar con la jugada de jaque pastor al calificar al presidente Arnoldo Alem¨¢n de "sicario de Estados Unidos". Pero el jaque pastor es un ataque poco sofisticado, muy repetido y de f¨¢cil defensa. Veremos el desenlace.En el tablero de una dram¨¢tica jugada en Lima, Fujimori le gan¨® la partida al dictador caribe?o. Para ello emple¨® las mismas armas que Castro: la astucia, el cinismo, el enga?o y la sorpresa. A la vez que Fujimori acud¨ªa a La Habana a negociar con Castro la liberaci¨®n de la Embajada de Jap¨®n mediante el pago de millones de d¨®lares y propaganda en beneficio del Gobierno de Cuba, sus peones mineros horadaban t¨²neles bajo el suelo de la Embajada con paciencia y eficacia oriental. Finalmente, las torres y alfiles del presidente de Per¨² atacaron a unos confiados amigos de Fidel.
Pero las cuatro partidas fundamentales de Castro, los cuatro principales tableros abiertos, son los que juega con su propio pueblo, con Estados Unidos, con el Vaticano y con Espa?a. Al pueblo de Cuba, Castro acaba de plantearle un ataque en masa, con todas las fichas y con todos los movimientos posibles, con un Congreso del Partido Comunista Cubano que no permite mover un solo pe¨®n al adversario. Paciencia, que queda poco, y sobrevivir son las consignas.
Con Estados Unidos, Castro tiene planteada una partida que dura ya m¨¢s de 37 a?os. Como de lo que se trata es si finalmente vence el derecho y la libertad a la dictadura, ya sabemos qui¨¦n va ganar. Pero mientras tanto Castro mantiene la ficci¨®n de unas "tablas" que sirven muy bien a su propaganda.
La partida entre el cardenal Ortega, arzobispo de La Habana, y Fidel Castro resulta apasionante. Asistimos como espectadores a un juego de ajedrez en el que se enfrentan, de un lado, la sabidur¨ªa y la diplomacia milenaria de la Iglesia cat¨®lica y, de otro, la astucia de Fidel Castro. Con toda seguridad el Papa no est¨¢ dispuesto: a hacer un viaje que signifique un endoso de la dictadura, un apoyo m¨¢s o menos encubierto, y Castro est¨¢ comprometido a pagar el pasivo de su recibimiento en el Vaticano, en noviembre de 1996. Es una letra que vence en enero de 1998. Veremos qui¨¦n gana o qui¨¦n queda al descubiero por cuanto no es previsible un final en tablas.
Y para terminar, la partida con Aznar. El presidente espa?ol, en el marco de una nueva pol¨ªtica de principios de Espa?a hacia Cuba, pidi¨® a Castro que moviera ficha. ?Y qu¨¦ ha hecho Castro? Ha movido ficha y se ha enrocado. En vez de reforma, el b¨²nquer. En este a?o, el comandante cubano ha hostigado lo indecible a la prensa independiente, ha detenido y encarcelado a los principales y m¨¢s activos dirigentes de la oposici¨®n democr¨¢tica interior: VIadimiro Roca, Marta Beatriz Roque, Ren¨¦ G¨®mez Manzano y F¨¦lix Bonne. Fidel Castro ha dejado a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar muy escaso margen de maniobra en el tablero de ajedrez.
Por eso ahora s¨®lo es posible mover discretamente alg¨²n pe¨®n, incluso dar alg¨²n salto de caballo, como se ha hecho recientemente en la Feria Comercial de La Habana. Se puede tambi¨¦n inaugurar una nueva etapa de "di¨¢logo cr¨ªtico", despu¨¦s de la de "frialdad oficial" parcialmente superada en Isla Margarita. En el cauto despliegue de juego del presidente Aznar hay un acuerdo general de que conviene enviar finalmente un embajador. Y poco m¨¢s. Quiz¨¢s m¨¢s hacer que decir.
Pero con Castro enrocado, bunquerizado, sin que haya otros movimientos por su lado, y visto lo d¨ªficil que es jugar con Capablanca, lo mejor es leer con paciencia a Kasparov. Es posible que las cosas mejoren poco a poco en los pr¨®ximos meses y entonces se podr¨ªan mover con alguna soltura otras fichas del tablero. Pero en tanto esto no sea as¨ª, no parece que ¨¦ste sea el momento indicado de mover ni las torres, ni los alfiles, ni la Dama, ni el Rey. En esta partida de ajedrez entre Castro y Aznar lo importante es ganar. La fecha de 1998, el reloj, que tanto obsesiona y presiona a algunos jugadores, puede inducir a cometer errores que, a veces, cuestan la partida.
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