Otro pa¨ªs
"El lugar en el que filmo condiciona la forma de mis pel¨ªculas", confes¨® el chino Won Kar-Wai cuando present¨® en Sitges esta espl¨¦ndida, apasionante historia de amor homosexual de amor a secas que es Happy together. Lleva raz¨®n, pero s¨®lo en lo superficial. Es bien cierto que el abigarramiento f¨ªsico y sentimental de que hac¨ªan gala sus dos pel¨ªculas anteriores, Chungking Express y Fallen Angel -por cierto, esta ¨²ltima comprada aunque nunca estrenada en Espa?a-, parec¨ªa dictado por la forma de vida de Hong Kong, con sus calles literalmente rebosantes de gente, y ruido. Sus im¨¢genes recuperaban y llevaban hasta los l¨ªmites esta asfixiante, colorida existencia, y la forma que el cineasta eleg¨ªa, ¨¢gil, nerviosa, casi hist¨¦rca por momentos, parec¨ªa nacida para dejar testimonio de este contexto.Con su situaci¨®n espacial en una fantasmag¨®rica Buenos Aires, sus abundantes im¨¢genes nocturnas y la s¨®rdida marginalidad en que viven sus dos protagonistas, dos chinos literalmente varados en el otro l¨ªmite del mundo, Happy together reviste otra forma. Su narraci¨®n, sin mucho grano, muy poco realista y acorde con la propia extraneidad que viven los personajes, se hace mucho m¨¢s pausada, m¨¢s atenta a los cambios que se operan en la expresi¨®n de sus dos m¨¢ximos protagonistas; dotada con un tempo, en suma, mucho menos acelerado.
Happy together
Direcci¨®n y gui¨®n: Won Kar-Wai. Fotograf¨ªa: Christopher Doyle. M¨²sica: Danny Chung. Producci¨®n: W. KarWai. Hong Kong-Jap¨®n, 1997. Int¨¦rpretes: Leslie Cheun- Kwok-Wing, Tony Leung Chiu Wai, Chang Chen. Estreno en Madrid: Multicines Ideal y Bogart.
Soledad
Pero m¨¢s all¨¢ de la superficie, lo que sigue mostrando Kar-wai es lo que ya se ve¨ªa con nitidez en las im¨¢genes de sus dos pel¨ªculas anteriores: la extremada soledad de unos personajes que parecen justificarse ante s¨ª mismos s¨®lo por el amor, pero que est¨¢n irremediablemente abocados a vivir el fracaso de su deseo. En este sentido, y con todas las diferencias est¨¦ticas que se quieran, el cine del chino recuerda la filmograf¨ªa del gran John Cassavettes, bien es cierto que con un grado infinitamente mayor de pesimismo: para Kar-Wai apenas hay esperanzas, el encuentro de los amantes est¨¢ literalmente condenado a muerte.As¨ª, sus personajes evolucionan por un entorno que no conocen y por el cual no parecen sentir, con excepci¨®n de las cataratas de Iguaz¨², que son bastante m¨¢s que una hermosa vista para turistas, un especial inter¨¦s. Un entorno en el cual las cosas que ocurren, los di¨¢logos de la gente, las voces que salen de radios o televisores, parecen pasar de largo, en parte por una lengua que se conoce mal, pero bastante por un ensimismamiento que poco a poco va cogiendo a cada uno de los miembros de la pareja en un abrazo tanto m¨¢s asfixiante que el polucionado ambiente hongkon¨¦s de los filmes anteriores.
All¨ª, en el otro extremo del mundo, en medio de una miseria que nunca es mostrada con regodeo, los amantes vivir¨¢n una historia de derrota, pero tambi¨¦n de una casi involuntaria transferencia de experiencias que har¨¢ de quien menos se compromete con sus sentimientos la v¨ªctima de una triste p¨¦rdida, s¨®lo comprendida cuando ya no tiene remedio, mientras que quien parece m¨¢s capaz de reprochar a su compa?ero sus infidelidades terminar¨¢ recorriendo los mismos escenarios que ¨¦ste en busca del sexo furtivo: como si al abrazar el destino del otro, cada uno de los amantes cumpliera el rol que parece incapaz de asumir en su propia experiencia.
Desgarro, extrema coherencia en el tratamiento de unos personajes dif¨ªciles e inmensamente respetables; la tr¨¢gica iron¨ªa final, ese viejo tema de The Turtles que da nombre a la pel¨ªcula y que tan poco tiene que ver con lo que hemos visto, componen un filme apasionante y s¨®lido, una perfecta radiograf¨ªa de la imposibilidad del amor.... aunque tal vez lo que cuente sea s¨®lo el tener la fuerza para volver a empezar.
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