Yeltsin exige al Gobierno que pague los atrasos de millones de trabajadores
Bor¨ªs Yeltsin prometi¨® el pasado julio que se pagar¨ªan los salarios atrasados a millones de trabajadores antes de fin de a?o. Ahora, cuando est¨¢ a punto de cumplirse el plazo y el objetivo parece imposible, ya est¨¢ dando a entender que pueden rodar cabezas. Con su habilidad caracter¨ªstica, y sin admitir siquiera la posibilidad de que ¨¦l pueda tener algo de culpa, el presidente ruso afila el hacha y convoca a todo el Gobierno el lunes para que le rinda cuentas.
Millones de m¨¦dicos, enfermeras, profesores y obreros de empresas p¨²blicas o privadas se dar¨ªan con un canto en los dientes si pudieran cobrar aunque fuera con tres o cuatro meses de retraso. Desgraciadamente para muchos de ellos, hace bastante m¨¢s, incluso un a?o, que vieron el ¨²ltimo sueldo. Varios ministros dan por seguro que 1997 morir¨¢ sin que el problema est¨¦ resuelto." Hay que pagar la deuda sin falta o el Gobierno tendr¨¢ que hacer frente a graves consecuencias", ha dicho un amenazante Yeltsin a su vicejefe de Gobierno, Bor¨ªs Nemtsov, que en unos d¨ªas ha pasado de ser considerado un delf¨ªn del presidente a ver debilitada su posici¨®n con la p¨¦rdida del Ministerio de Energ¨ªa.
Nemtsov fue, de rebote, v¨ªctima del esc¨¢ndalo provocado por el pago de adelantos exorbitantes a los cinco autores de un libro sobre privatizaciones, tres de los cuales ocupaban importantes cargos en el Gobierno. El asunto debilit¨® tambi¨¦n al otro vicejefe de Gobierno, Anatoli Chub¨¢is, al que Yeltsin despoj¨® de la cartera de Finanzas.
"Nos enfrentamos a una tarea muy dif¨ªcil", declar¨® ayer Chub¨¢is, el m¨¢s firme candidato a v¨ªctima del hacha, aunque s¨®lo sea porque el pago de los atrasos es, en teor¨ªa, su principal cometido. "Las informaciones disponibles no nos permiten ser optimistas", dice, por su parte, el viceprimer ministro Oleg Sisu¨ªev. A comienzos de octubre, el Comit¨¦ Estad¨ªstico Estatal estimaba en unos 55 billones de rublos (1,4 billones de pesetas) el total de la deuda a los trabajadores rusos, y algo m¨¢s de la mitad correspond¨ªa a las diversas administraciones. La federal, en concreto, debe todav¨ªa unos 10 billones. Los ¨²nicos que han podido cobrar han sido los militares, tal vez porque su capacidad de presi¨®n por razones obvias, es mayor. Pero millones de empleados federales, regionales o' locales, por no hablar de los de empresas privadas en crisis, han visto degradarse su situaci¨®n hasta extremos insoportables. F¨¢bricas, hospitales y escuelas est¨¢n en huelga por todo el pa¨ªs.
La cruda realidad ha acabado con logros fundamentales de los tiempos del poder sovi¨¦tico, como la sanidad y la educaci¨®n gratuitas. Es frecuente que los padres de los alumnos tengan que pagar cantidades importantes para adquirir libros o evitar que los colegios se caigan a pedazos, y que muchos enfermos deban agenciarse comida y medicamentos cuando est¨¢n internados en hospitales p¨²blicos. Las huelgas de hambre toman ya el relevo de los paros normales. Ha habido varios casos de suicidio.
En un reciente viaje por Siberia y el Extremo Oriente, este periodista encontr¨® un espect¨¢culo desolador de f¨¢bricas cerradas o con su producci¨®n reducida al m¨ªnimo, de obreros que se buscan la vida como taxistas o vendedores callejeros. Nunca como ahora funcion¨® tanto la m¨¢xima de "yo hago como que te pago y t¨² haces como que trabajas".
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