Tiempo viscoso
Algunas personas se asombran de que durante la guerra siguiera la vida civil en un Madrid cercado y ca?oneado: los teatros, los cines, las bibliotecas, las escuelas... No era una heroicidad, sino una ley de vida. Despu¨¦s se producir¨ªa en Londres, en Hamburgo, en Berl¨ªn. Hace poco, en Sarajevo. Es una forma de resistencia, de perseverancia; o s¨®lo de necesidad, o aun s¨®lo de inercia de esta especie. Pienso si dentro de medio siglo alguien se preguntar¨¢ c¨®mo podr¨ªamos vivir en la Espa?a viscosa, turbia, corrupta, malversada, estallante de odios, en que estamos viviendo ahora. En aquella circunstancia hab¨ªa otro tipo de franqueza y de claridad: la que supone la falta de medias tintas o de subterfugios: se juega directamente la vida, y unas premisas pol¨ªticas de unos u otros forman parte de esa vida. En todo caso, nunca preferir¨¦ aquella situaci¨®n, ni aquellas esperanzas o creencias o ideas que pod¨ªa tener cada bando y, dentro de ¨¦l, cada uno de los partidos. Nunca m¨¢s una sociedad donde el lema "matar o morir" se convierta en filosof¨ªa. Ni "patria o muerte", como es la consigna de Cuba. Nada cuya alternativa sea la muerte se debe presentar como motivo de actuaci¨®n o como ejemplo. Tambi¨¦n h¨²bo muchas personas que creyeron que deb¨ªan jugarse la vida para acabar con el franquismo, y algunas la perdieron; aunque "jugarse la vida" no significaba s¨®lo caer en el pared¨®n, o de un pistoletazo, o en las sierras de las guerrillas, sino ser arrojado del trabajo, la sociedad miedosa o la supervivencia. Tambi¨¦n est¨¢ claro que frente al robo total del pa¨ªs y de las mentes que intent¨® ese r¨¦gimen absurdo y canalla prefiero esto. No deja de ser siniestro, hasta l¨²gubre, pensar que hay que plantear estos extremos de guerra o tiran¨ªa para salvar del desastre nuestra ¨¦poca; y que hay que consolarse pensando que otras, y en otros pa¨ªses, son as¨ª. Mal asunto.(Pero, dentro de medio siglo, cuando los que queden lo recuerden o los nuevos lo pregunten, ?c¨®mo se vivir¨¢? ?Se recordar¨¢ con horror este enga?o de llamar democracia a acudir con unos votitos a unas urnitas para elegir lo que no se desea pero sobreviene? Cuando caigo en la mala tentaci¨®n de calcular sobre el devenir hist¨®rico de la especie, pienso que ahora se vive mejor que hace quinientos o s¨®lo treinta a?os. Pero es cada vez menos gente la que vive mejor. La pir¨¢mide de la especie se hace m¨¢s delgadita en el v¨¦rtice, m¨¢s ancha en la base).
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