Willy Brandt se convierte en un h¨¦roe de ¨®pera a los cinco a?os de su muerte
Frialdad de la cr¨ªtica y emoci¨®n del p¨²blico en el estreno de la obra en Dortmund
El l¨ªder socialista alem¨¢n Willy Brandt no es el Sigfrido de El anillo de los nibelungos ni Evita Per¨®n, pero s¨ª una figura hist¨®rica con fuerza suficiente para convertirse en el h¨¦roe de una ¨®pera. As¨ª opina el director de teatro John Dew, que ha intentado convertir esta idea en realidad y acaba de estrenar en Dortmund La genuflexi¨®n de Varsovia, dedicada al ex canciller federal y art¨ªfice de la ostpolitik, fallecido hace cinco a?os. La obra es una ¨®pera pol¨ªtica. Las caracter¨ªsticas del g¨¦nero, que impregnan sobre todo los di¨¢logos, son tan obvias que a veces uno cree estar ante un noticiario documental de la vida de Willy Brandt, e incluso ante una ¨®pera del realismo socialista.
En La genuflexi¨®n de Varsovia las instant¨¢neas de la biograf¨ªa del pol¨ªtico se suceden aceleradamente al ritmo de la m¨²sica de Gerhard Rosenfeld, un compositor procedente de la ex Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana. Durante dos horas, por escena pasan vertiginosamente los a?os veinte en Alemania, el inicio (a ritmo de un tango bastante fr¨ªo) de la relaci¨®n entre Willy y Ruth, su futura esposa. Por el escenario pasa el exilio en Suecia, la vuelta a Alemania, la construcci¨®n del muro de Berl¨ªn (con alambre de espino incluido), la carrera pol¨ªtica a la jefatura de la canciller¨ªa, la ostpolitik, el encuentro con Erich Honecker y los viajes de Egon Bahr, el hombre de confianza de Brandt, a Mosc¨²; y, finalmente, el asunto del esp¨ªa G¨¹nter Guilleaume y el ocaso de Brandt. Todos los personajes est¨¢n representados de manera que se parezcan lo m¨¢s posible a sus modelos hist¨®ricos.El escenario, de corte expresionista, se mantiene a lo largo de toda la obra, aunque cambia de color: se trata de una cuadr¨ªcula de trazos negros, dividida en tres partes, con las dos laterales inclinadas, como si fueran edificios a punto de derrumbarse.
"Willy, Willy, Willy"
El libreto, que ha sido escrito por Philipp Kochheim, ha puesto en boca de Brandt frases como ¨¦stas: "Kennedy duerme mal y teme la guerra at¨®mica", "?Pol¨ªtica europea! ?Inter¨¦s com¨²n! ?Colaboraci¨®n positiva! ?Neutralizar la desconfianza! ?Asegurar la paz activamente! ?Que el SPD muestre lo que puede (hacer)! ?Atrev¨¢monos a tener m¨¢s democracia!". A esta ¨²ltima parrafada, los ayudantes de Brandt responden: "Willy, Willy, Willy".Las cr¨ªticas a La genuflexi¨®n de Varsovia han sido, en buena parte, fr¨ªas o negativas, pero a John Dew no parece importarle demasiado. Asegura que una cosa son los especialistas, incapaces de dejarse llevar y de sentir emociones, y otra el p¨²blico. Dew repite a menudo la palabra "emociones". "Los alemanes han tenido una historia tan brutal que el resultado es su falta de sentido del humor y su intento de evitar las emociones. Son muy anal¨ªticos. El gran problema de los cr¨ªticos es que no se dejan ir, que no se liberan", se?ala. "Cuando Brandt era canciller, las emociones eran parte de la pol¨ªtica", afirma Dew.
En la representaci¨®n de la ¨®pera del pasado jueves por la noche se pudo comprobar inesperadamente que los espectadores pueden tener una sensibilidad distinta de los cr¨ªticos. "He, llorado. He llorado de verdad", exclam¨®, sin ser preguntado, un vecino de Colonia que dijo llamarse M¨¹ller y haber viajado a Dortmund para ver la obra. "Algunas de las escenas son muy conmovedoras para mi generaci¨®n", se?al¨® el espectador, que dijo haberse emocionado cuando apareci¨® en escena un grupo de jud¨ªos con la estrella amarilla cosida sobre la ropa. Este cuadro precede al momento culminante de la ¨®pera: Willy Brandt cae de rodillas durante su visita al gueto de Varsovia en 1970. Dew respeta la solemnidad del momento, y la m¨²sica se interrumpe mientras uno de los tres actores que representan a Brandt cae de rodillas y escenifica aquel momento famoso en total silencio. Los cr¨ªticos coinciden en afirmar que ¨¦se es el mejor momento de la obra.
Dew ha desdoblado la figura de Brandt en tres personajes: el Brandt joven, el Brandt adulto y el Brandt anciano. Los tres permanecen en el escenario a lo largo de toda la obra y dialogan sobre la biograf¨ªa com¨²n, abord¨¢ndola desde sus diferentes perspectivas. En opini¨®n de Dew, "a¨²n hay mucha gente que odia a Willy Brandt", y "eso se vio en el estreno". "Ese d¨ªa", contin¨²a, "hab¨ªa butacas vac¨ªas, que eran las de la gente que tiene abonos". Del estreno estuvieron ausentes la ex esposa de Brandt, Ruth; el ex ministro de Exteriores Walter Schell; el ex candidato a canciller Rainer Barzel, y el esp¨ªa G¨¹nter Guillame. El que s¨ª estuvo fue el fiel Egon Bahr, que pod¨ªa contemplarse en el escenario como uno de los personajes de la obra.
Dew, un brit¨¢nico de 53 a?os nacido en Cuba y con antepasados espa?oles, dirigi¨® la ¨®pera de Bielefeld entre 1982 y 1995, y all¨ª -con el t¨ªtulo de La ¨®pera degenerada- puso en escena una serie de 45 obras de los a?os veinte que hab¨ªan sido prohibidas en la ¨¦poca nazi. Entre sus proyectos de futuro est¨¢ poner en escena una ¨®pera dedicada a Fidel Castro para la que ya tiene el t¨ªtulo: Cuba libre. No ha decidido todav¨ªa si Castro deber¨¢ cantar o no, porque un aria de Fidel "tiene que durar por lo menos cinco horas".
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