Civismo y legi¨®n cristiana
Pertenezco al numeroso grupo de usuarios del aeropuerto de Barajas a quienes nos abri¨® recientemente las carnes el anuncio -formulado por el insigne arquitecto Richard Rogers- de que la nueva terminal es su proyecto m¨¢s "emocionante". Dado que su interlocutor era el conde Dr¨¢cula de Fomento de Destrucciones, Rafael Arias Salgado, me colgu¨¦ cabeza abajo del marco de mi ventana y aull¨¦ de impotencia. Mas quiso el destino que un hada madrina destinada en Barajas entreg¨¢rame el otro d¨ªa un folleto explicativo que, si consigo entenderlo, har¨¢ de m¨ª una avezada y din¨¢mica viajera que recorrer¨¢ los kil¨®metros de la T-1, T-2 y T-3, sobre patines. El folleto ha sido distribuido tambi¨¦n entre los taxistas, que tendr¨¢n que compartir su estudio con el de los augures de la COPE.Pero ni siquiera el sofoco que me producen las nuevas terminales y sus complejos vericuetos ha podido alejarme de los actos c¨ªvicos de la ciudadan¨ªa, que parece que ¨²ltimamente aumentan como si parte del personal empezara a darse cuenta de que hay que pasar a la acci¨®n -o al menos a la acci¨®n de juntarse para pensar- con vistas a oponer una cierta resistencia moral a la Pe?a del Co¨¢gulo y sus m¨²ltiples manifestaciones terrenas. Por ejemplo, hubo lleno total y mucha calidez en el Debate abierto sobre la Europa solidaria, ofrecido en la Casa de Am¨¦rica, por el eurodiputado Jos¨¦ Mar¨ªa Mendiluce y otros compa?eros-as pr¨¢cticos-as de sue?o europeo, incluido el cantautor Pedro Guerra. Los comunes pudimos hablar de Europa sin engolamiento, y todos estuvimos de acuerdo en la voluntad de un cambio de valores.
No fui, en cambio, a la presentaci¨®n del manifiesto contra la telebasura, que sin embargo firm¨¦, y no fui porque sencillamente me qued¨¦ en casa para controlar en cu¨¢ntos telediarios de las televisiones p¨²blicas y privadas sal¨ªa el acontecimiento: en ninguno. S¨®lo Canal+ envi¨® sus c¨¢maras; o sea, coherencia absoluta, dado el basur¨®n no reciclable con que la mayor¨ªa de las cadenas suele empezar la noche, tras las noticias. No obstante, toda la porquer¨ªa cat¨®dica acumulada se quedar¨¢ corta si se cumple el augurio seg¨²n el cual el Conde Mario puede aparecerse regularmente en pantalla a lo largo de su proceso, en el programa del p¨¢jaro carro?ero y en el mejor estilo O. J. Simpson puesto al alcance de todos los espa?oles. Entrevistado en una de las televisiones privadas del Gobierno, dijo: "Si me meten en la c¨¢rcel... Bueno, tengo 49 a?os. Volver¨¦". Por otra parte, a una, que ha visto Copycat, la estremece hasta que le enchironen: ?le imaginan apoder¨¢ndose de la voluntad de los delincuentes para, desde su celda, enviarles a cumplir su venganza por delegaci¨®n conforme vayan saliendo?
Ocurra lo que ocurra, debemos mantenerla fe, porque siempre nos quedar¨¢n los Legionarios de Cristo de Fomento de Construcciones y Contratas repartiendo el bien y mirando a qui¨¦n. Ha sido conmovedor el descubrimiento de que Alicia Koplowitz -esa gran mujer- dedica parte de sus desvelos a una fundaci¨®n llamada Vida y Esperanza, que la tiene tan entretenida y abnegada que ni tiempo le da a fijarse en los agujeros de los dep¨®sitos instalados por su empresa. Ah¨ª estuvo bien la Pertinaz Rubia de Ambiente Medio, se?ora Tocino, se?alando claramente que fue la constructora del dep¨®sito la responsable de la tragedia de Melilla, aunque -quiz¨¢ por un golpe en la laca que le propin¨® en el ¨²ltimo momento la casta espada enhiesta de un legionario de Cristo, o dos- sin especificar nombre de la firma ni de sus principales accionistas., Por cierto, ?son las dos hermanas Koplowitz de la Legi¨®n, a m¨ª, la Legi¨®n, o s¨®lo lo es una? ?Fuman grifa y llevan tatuajes? .En tal caso, ?por qu¨¦? Y, en el caso contrario, tambi¨¦n ?por qu¨¦? Es m¨¢s: ?por qu¨¦ todo.? Pienso que estas piedades, m¨¢s que espa?olas, corresponden a la onda Czestochowa. Yo misma, que estuve en tal santuario en el 89, persiguiendo cardenales (para entrevistarlos), permanezco a¨²n tan tocada por la m¨ªstica que no puedo o¨ªr una campanada sin caer en genuflexiones. Qu¨¦ no les ocurrir¨¢ a las Koplowitz, que son de origen polaco.
?C¨®mo podemos reprocharles que lleven dentro, y acabe por salir o aflorar, un Juan Pavlov como un vampiro de Bram Stoker?
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