Rally de sal¨®n
10.000 personas disfrutan en Madrid de los piques bajo techo entre algunos de los mejores pilotos
No se parece en nada a un rally de carretera. Aqu¨ª no hay hielo, ni arenilla, ni arroyos que cruzan la calzada. Los coches se deslizan sobre un asfalto limpio, en perfectas condiciones, donde no hay lugar para sorpresas. Pero, aun teniendo bajo control las condiciones me teorol¨®gicas, el espect¨¢culo est¨¢ asegurado: hay curvas que se toman con tan s¨®lo tres ruedas, derrapes constantes y aceleraciones brutales. Cerca de 10.000 aficionados lo comprobaron ayer en el recinto ferial de Madrid con motivo del primer rally de sal¨®n que se ha celebrado en la capital. Los espectadores disfrutaron del so nido de unos moto res que rugen a m¨¢s de 9.000 revoluciones y desarrollan 300 caballos de potencia. El pique entre Carlos Sainz, del equipo Ford, que qued¨® tercero; su compa?ero de escuder¨ªa, el finland¨¦s Juha Kankunnen, el vencedor, y el sueco Kenneth Eriksson, que result¨® segundo, con Subaru, fue la principal atracci¨®n de la competici¨®n.
Los coches sal¨ªan de dos en dos, pero desde distintos puntos del circuito de 950 metros. El objetivo es que se persiguieran unos a otros. Ten¨ªan que, dar tres vueltas. El recorrido era muy retorcido, de curvas constantes. La recta m¨¢s larga med¨ªa tan s¨®lo 90 metros. Casi todo el trayecto se hacia en segunda o tercera marcha, aunque a algunos pilotos les bast¨® para exprimir el motor al m¨¢ximo: "?En la recta he llegado a meter cuarta!", explic¨® el agresivo Kankunnen. El finland¨¦s ten¨ªa el pedal del acelerador pisado a fondo durante toda la carrera. Frenaba con el pie izquierdo. Tambi¨¦n tiraba del freno de mano para cruzar su veh¨ªculo en las curvas y as¨ª atacar las rectas con mejor posici¨®n.
En la semifinal, Sainz cay¨® ante Eriksson. El sueco le sac¨® varios segundos, diferencia muy notoria en este tipo de carreras, lo que levant¨® las sospechas del espa?ol. Tras la prueba, Sainz aparc¨® su coche a toda velocidad y corri¨® a inspeccionar el de su contrincante. Discuti¨® con el piloto rival sobre los neum¨¢ticos que hab¨ªa montado en el Subaru. Reclamaba que eran casi lisos, de goma muy blanda, y no los de lluvia salidos de f¨¢brica que marcaba el reglamento de la prueba, que s¨®lo impone una condici¨®n: los autom¨®viles deben llevar neum¨¢ticos de lluvia, para derrapar m¨¢s y procurar m¨¢s espect¨¢culo. La organizaci¨®n acept¨® la reclamaci¨®n de Sainz a medias: no anul¨® las carreras ya disputadas, pero oblig¨® a cambiar las ruedas lisas en las posteriores.
"Hay coches que llevan neum¨¢ticos lisos que han sido tallados en caliente y a mano con una cuchilla; as¨ª parece que son rayados y se homologan como tales. Son neum¨¢ticos que dan una tracci¨®n y un agarre mucho mayores que los de lluvia. Su uso rompe con el esp¨ªritu de la prueba, que es el de ofrecer la m¨¢xima diversi¨®n a los aficionados", aclar¨® Antonio Galisteo, directivo del equipo t¨¦cnico del Renault Maxi Megane. "En igualdad de condiciones, las diferencias que se marcan con unos y otros neum¨¢ticos son de un segundo por kil¨®metro", a?adi¨®.
Los rallies de sal¨®n son pruebas dirigidas a la diversi¨®n del p¨²blico. Los pilotos compiten por prestigio, no porque se jueguen alg¨²n campeonato. A la vez, se pretende acercar al espectador el mundillo de los rallies, pruebas que normalmente se disputan en carreteras secundarias y alejadas.
Jos¨¦ Lu¨ªs Bejarano, un chaval de ocho a?os, caminaba boquiabierto de la mano de su padre tras presenciar las carreras. Nunca hab¨ªa visto tan de cerca semejante montaje: el rugido ensordecedor de los motores, el chirrido de los neum¨¢ticos (que cuestan 50.000 pesetas la pieza) en cada curva y los clamores del p¨²blico. Sin embargo, su padre, Eulalio, no estaba tan encantado con el rally. Le preocup¨® "la escasa seguridad de los espectadores en la prueba", seg¨²n asegur¨®. Un miembro del equipo t¨¦cnico de los coches Citro?n coincidi¨® en la apreciaci¨®n: "No he visto ni un extintor, y los banderas [los encargados de apostarse a lo largo del recorrido para se?alizar los accidentes a los corredores para que reduzcan la velocidad] no estaban bien situados. El p¨²blico entendido les pit¨®", asegur¨® el t¨¦cnico.
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