El crimen de El Lej¨ªa hace agua
No hay pruebas contra el segundo sospechoso detenido por el triple asesinato de Nerva
Hace dos semanas aparecieron en Nerva (Huelva) dos personas con la cabeza reventada a estacazos. "?Qu¨¦ burrada!", dijo la gente. "Sin duda, un robo", dictamin¨® la Guardia Civil. Dos d¨ªas despu¨¦s estall¨® otra cabeza: la de El calvo, el chatarrero del pueblo. "Esto ya es muy raro", dijo la gente. "Tendremos resultados ma?ana mismo", dictamin¨® la Guardia Civil.As¨ª fue: el 20 de noviembre, los agentes deten¨ªan a Javier Gonz¨¢lez, El Lej¨ªa, y le acusaban del triple crimen. Los vecinos levantaron una ceja, y los periodistas se volvieron a casa. Pero aquello era demasiado muerto para El Lej¨ªa. Javier Gonz¨¢lez era un ladr¨®n y peque?o traficante del pueblo, de 25 a?os, canijo, d¨¦bil y pasado por a?os de caballo y de penalidad. Y la primera de sus supuestas v¨ªctimas, el jubilado Angel G¨®mez, era un hombret¨®n con las dimensiones de un armario ropero, capaz de levantar un coche en vilo con su brazo derecho.
"El Lej¨ªa no puede estar solo en esto", repet¨ªan los vecinos y los familiares de las v¨ªctimas. As¨ª que los agentes detuvieron el s¨¢bado a un segundo sospechoso. No se partieron mucho la cabeza: era Manuel Gonz¨¢lez, el hermano de El Lej¨ªa. No fue una operaci¨®n muy brillante: Manuel estaba haciendo la mili en Sevilla cuando ocurrieron los cr¨ªmenes, y los agentes tuvieron que soltarlo el lunes por falta de pruebas.
Pero el caso es que las evidencias contra El Lej¨ªa tampoco son un ejemplo de solidez. La principal, seg¨²n el cicatero goteo que ha trascendido del sumario secreto,es una bolsa, encontrada durante el registro de la casa del acusado, que seg¨²n los investigadores pertenec¨ªa a la tercera v¨ªctima, el chatarrero Manuel L¨®pez Ferrer.
Ayer, un vecino llamado Paco Mara?a asegur¨® estar dispuesto a declarar que esa bolsa era propiedad de El Lej¨ªa desde hace a?os, y as¨ª se lo dijo al padre del acusado, Jos¨¦ Gonz¨¢lez: "Dir¨¦ eso ante quien haga falta".
Los agentes tambi¨¦n parecen haber encontrado huellas de El Lej¨ªa en la casa y en el patio del chatarrero, pero eso no es muy sorprendente. El Lej¨ªa era amigo del muerto desde hace muchos a?os, hab¨ªa trabajado para ¨¦l mil veces, le hab¨ªa vendido quincalla, le hab¨ªa limpiado sus motores, hab¨ªa viajado a Sevilla en su camioneta. El chatarrero ten¨ªa huellas de El Lej¨ªa por todas partes, antes y despu¨¦s de morir.
Las huellas m¨¢s contundentes, las de los estacazos que le partieron la cara y le estallaron el cr¨¢neo, no tienen firma. No por el momento. Magdalena Rodr¨ªguez, la madre de El Lej¨ªa, aseguraba ayer: "Mi Javier ha robado, ha entrado en alguna vivienda; lo s¨¦ de sobra. Mi Javier cay¨® en ese vicio tan malo que hay [la hero¨ªna], y claro, rob¨® para meterse lo suyo. Pero mi Javier no vale ni para matar un palomo". No es una licencia po¨¦tica ni una frase hecha: Cuando en casa de El Lej¨ªa hab¨ªa que matar un palomo, o una gallina, ten¨ªan que llamar a un vecino, porque El Lej¨ªa no ten¨ªa est¨®mago para eso.
La familia del chatarrero muerto y la de su supuesto asesino se conoc¨ªan desde hace mucho tiempo. Y la experiencia no hab¨ªa sido muy agradable, ciertamente. Seg¨²n la cuentan el padre, la madre y la mujer de El Lej¨ªa, Julia Bernal Mora, y otros vecinos, fue como sigue. El chatarrero Manuel, casado y con tres hijos, estuvo liado durante un a?o con Dolores Esteban, de Los Cigarrones, un clan que vive en el barrio nervense del Pozo Beber.
El chatarrero tuvo con Dolores una hija, que cuenta ahora con un ano y medio. En el verano de 1996, alguien rob¨® en casa de un miembro de Los Cigarrones, Francisco Infante Gir¨®n. El Lej¨ªa y su mujer viv¨ªan entonces al lado de Los Cigarrones. Gir¨®n y otros familiares asumieron que El Lej¨ªa hab¨ªa sido el autor del robo y lo hicieron llamar con la excusa de que quer¨ªan comprarle una piedra de hach¨ªs.
Seg¨²n la familia del detenido, El Lej¨ªa fue apaleado a conciencia y envuelto en una manta. Para que sus gritos no se oyeran desde la calle, Los Cigarrones se pusieron a cantar y batir palmas a la puerta. As¨ª lo denunciaron en su d¨ªa en la comisar¨ªa. El padre de El Lej¨ªa dice ahora: "Si mi Javier hubiera querido asesinar a alguien habr¨ªa asesinado a ese mat¨®n del Paco, que casi lo destroz¨® aquel d¨ªa. ?Pero al chatarrero? ?Por Dios!; si Javier viv¨ªa del chatarrero, como quien dice". El caso de los cr¨ªmenes de Nerva dista de estar cerrado.
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