La primera nevada
LLEG? LA nevada y se paraliz¨® medio pa¨ªs, como si nunca hubiera nevado antes. Las autoridades avisaron tarde y mal, Protecci¨®n Civil fall¨® en la coordinaci¨®n y en la prevenci¨®n y las informaciones de Tr¨¢fico no se ajustaron a la realidad meteorol¨®gica. Un temporal, nada extraordinario por lo dem¨¢s, ha bastado para sembrar de nuevo el caos. No es normal que, a unos kil¨®metros de Madrid, miles de automovilistas tuvieran que pasar la noche en sus coches ateridos de fr¨ªo y sin posibilidad de rescate, atrapados en las autov¨ªas m¨¢s transitadas del pa¨ªs.No basta con que la Direcci¨®n General de Protecci¨®n Civil alerte a los conductores para que extremen las precauciones y lleven cadenas. Algunos de los atascos m¨¢s monumentales se pod¨ªan haber evitado con una actuaci¨®n previa. La eficacia de una Administraci¨®n p¨²blica se demuestra justamente cuando se advierte la posibilidad de una cat¨¢strofe. La obligaci¨®n de las autoridades no es la del padre admonitario, sino la del administrador encargado de tener los quitanieves en el lugar adecuado, la Guardia Civil desplegada en su sitio y todo aquello que sirva para evitar la cat¨¢strofe a punto. Es para eso para lo que los ciudadanos pagamos impuestos. Para avisos sirven las emisoras de radio.
Es hora de revisar a fondo los mecanismos de intervenci¨®n de las administraciones p¨²blicas antes y despu¨¦s de este tipo de emergencias. El esfuerzo para ayudar y rescatar a los atrapados por la nevada ha sido, efectivamente, "monumental", como ha se?alado el portavoz del Gobierno. Pero es un esfuerzo que hay que atribuir, en primer lugar, a la. solidaridad ciudadana, que se moviliz¨® para ofrecer cobijo temporal a las personas atrapadas en medio de la nieve. Pero sobre todo, deje ya el Gobierno de sacudirse las responsabilidades que le corresponden. Tras aquel maravilloso hallazgo del director general de Tr¨¢fico de que el aumento del n¨²mero de muertos en carretera se deb¨ªan a la mejora de la econom¨ªa, ayer descubrieron que la culpa de quedarse atrapados en mitad de una autov¨ªa la tuvieron, claro est¨¢, los propios atrapados, por emprender la aventura de salir a 40 kil¨®metros de Madrid. La inutilidad suele ir acompa?ada de la estulticia.
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