Un polaco en el cerro
Lorenzo Silva escribe la primera novela ambientada en Getafe, ciudad joven y parad¨®jica
Laura, la ¨²ltima hero¨ªna de Lorenzo Silva, vive en el barrio de Juan de la Cierva -y a mucha honra-, pasea los s¨¢bados con las amigas del instituto por la calle de Madrid y se va de ch¨¢chara al cerro de los Angeles con Andr¨¦s, el amigo polaco del sexto; que no es su novio, cu¨¢nto mal pensado, pero tampoco le anda muy lejos. ?ste es el paisanaje que habita en Alg¨²n d¨ªa, cuando pueda llevarte a Varsovia, la m¨¢s reciente entrega de la colecci¨®n de literatura juvenil Espacio Abierto (925 pesetas) y la primera novela de la historia, a buen seguro, que no s¨®lo transcurre ¨ªntegramente en Getafe (143.000 habitantes), sino que refleja h¨¢bitos y paradojas de la que presume de capital del sur.Silva -consagrado con la magn¨ªfica La flaqueza del bolchevique, finalista del ¨²ltimo PremioNadal- lleva viviendo en la ciudad 15 de sus 31 a?os, y le tentaba saldar una cuenta pendiente. "Hubo quien pens¨®", confiesa, "que ambientaba mis novelas en Madrid porque me resultaba m¨¢s digno que, yo qu¨¦ s¨¦, Albacete, y eso me enfurec¨ªa". Por eso, Alg¨²n d¨ªa... es un repaso por lo que el autor contempla m¨¢s de cerca, y hasta una proclama de orgullo getafense. "Uno puede ufanarse de adquirir un chal¨¦ en Beverly Hills o de pilotar un catamar¨¢n en el Mediterr¨¢neo. ?Por qu¨¦ no enorgullecerse tambi¨¦n de vivir en un bloque de cinco pisos?", se pregunta.
En la novela, Andr¨¦s, el polaco, se encari?a de Laura mientras le conf¨ªa, desde una atalaya del cerro de los ?ngeles, un emocionante pasado de aventuras como marinero en el V¨ªstula. "Ese rinc¨®n existe, s¨ª", confirma Silva. Y apunta, socarr¨®n: "Hay que andar 170 metros desde el aparcamiento, lo que lo sit¨²a en el umbral de intolerancia para las piernas de muchos conductores".
La pareja protagonista confirma su vocaci¨®n getafense frecuentando la c¨¦ntrica calle de Madrid, un lugar al que los paisanos, en la misma vida real, llaman "el tont¨®drorno": pasear por ella de uno a otro extremo se ha convertido en un ritual inexcusable para nativos y for¨¢neos. Silva, que tampoco puede sustraerse a este ejercicio colectivo de mec¨¢nica pendular, extrae conclusiones optimistas. "Esa calle es un observatorio de la tipolog¨ªa local. Y en esa tipolog¨ªa no figuran esas viejas del barrio de Salamanca que tiran de la cuerda del caniche, ni esos conductores engominados de BMW con panza sobresaliente, ni esas mujeres amorenadas por las l¨¢mparas", enumera.
Pese a todo ello, otro detalle urbano asombra a¨²n m¨¢s a ese polaco que Silva lleva dentro: eso de que todos los cuarteles se encuentren en una avenida de nombre John Lennon. Est¨¢ visto que Getafe, el real y el del libro, encierra extravagancias que ya quisiera el sargento Pimienta.
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