La naturaleza y los seres humanos
Cuando la especie humana fue considerada como tal por Linneo y le dio el nombre de Homo sapiens, los seres humanos volvieron a formar parte de la naturaleza en la cultura humana. Durante siglos, los seres humanos hab¨ªan estado considerados como formando un mundo aparte. Reflejo de ello son expresiones tales como "el hombre, rey de la creaci¨®n". Todo el mundo estaba a su servicio y ¨¦l no deb¨ªa rendir cuentas a la naturaleza.La consideraci¨®n de los seres humanos como seres naturales formando un solo mundo con todos los dem¨¢s seres est¨¢ impregnando la cultura de nuestro tiempo, a causa, quiz¨¢, de la preocupaci¨®n generada por los abusos que los humanos han perpetrado y perpetran en su propio perjuicio y en el de la naturaleza no humana.
Esto explica la proliferaci¨®n de grupos y partidos que se aglutinan en torno al llamado o ecologismo. Por su parte, muchas naciones han tomado partido al respecto y, sin adherirse a militancias concretas, se preocupan de que el desarrollo de la sociedad sea sostenible. En este sentido, la Unesco ha patrocinado el UNDP o Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, con el subt¨ªtulo perfectamente claro de Sustainable Human Development.
Sin embargo, a pesar de la clara evidencia de que los seres humanos son seres naturales, y tanto su modo de vivir como de actuar es perfectamente natural, se est¨¢ desarrollando una opini¨®n que vuelve a distanciar al hombre de la naturaleza. Est¨¢ opini¨®n, curiosamente, se halla sobre todo presente en personas que parecen tener una gran preocupaci¨®n por una naturaleza unitaria. As¨ª se vuelve a enfatizar lo natural como opuesto a lo humano, como si fuera m¨¢s natural que las aves construyan un nido que no que los humanos se construyan una vivienda.
Este hecho no pasar¨ªa de ser o una inercia del pasado o una manera de distinguir el natural humano del natural no humano, al que llamar¨ªamos redundantemente natural en oposici¨®n a artificial, que ser¨ªa lo natural manipulado por el Homo habilis, si no fuera que se hace una valoraci¨®n de uno y otro en t¨¦rminos tan simplistas como que lo natural no humano siempre es bueno y lo artificial siempre es objeto de sospecha. Ciertamente, las setas venenosas son perfectamente naturales y, con todo, no son demasiado buenas para comer, y, en general, la naturaleza act¨²a ciegamente, produciendo frecuentemente lamentables cat¨¢strofes destructoras tanto de objetos naturales no humanos como de seres humanos. Esto no obsta para que muchas personas consideren altamente peligroso, o por lo menos digno de ser examinado muy atentamente y con lupa, cualquier producto qu¨ªmico o cualquier actuaci¨®n del hombre sobre la naturaleza viva o no viva, mientras miran a otro lado cuando se produce alg¨²n perjuicio a los seres humanos por causas naturales, consider¨¢ndolo como una fatalidad perfectamente aceptable.
Este hecho, que podr¨ªa ser considerado grotesco, est¨¢ llegando a impregnar amplias capas de la poblaci¨®n, y en determinados campos, por ejemplo, los referentes a la salud humana, est¨¢ propiciando conductas altamente peligrosas para los propios humanos. Es urgente que tanto los muy sensibilizados por los da?os producidos por ciertas actuaciones humanas como los expertos en el conocimiento de la naturaleza unan sus esfuerzos a fin de que una consideraci¨®n tan ajustada a la realidad como que los seres humanos son seres naturales y forman parte de la naturaleza no se convierta en un instrumento a favor de la afirmaci¨®n contraria.
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