El hijo de Soares, favorito a la alcald¨ªa de Lisboa

Hijo del ex presidente Mario Soares y nieto de un ministro de la I Rep¨²blica, Joao Soares, de 47 a?os, dar¨¢ un nuevo impulso a su dilatada y prometedora carrera pol¨ªtica con su previsible elecci¨®n como alcalde de Lisboa, seg¨²n todos los sondeos realizados para las elecciones municipales que hoy se celebran en Portugal. El sucesor de la dinast¨ªa Soares, con una larga traves¨ªa marcada inevitablemente por su apellido, odia que le comparen con su padre.Casado y padre de tres hijos, el lisboeta Soares creci¨® en un ambiente familiar marcado por la actividad pol¨ªtica y la lucha contra la dictadura que dirigi¨® su propio padre, el l¨ªder hist¨®rico de los socialistas lusos. Castigado con todo tipo de sanciones y procesos disciplinarios por sus actividades pol¨ªticas en la Facultad de Derecho de Lisboa, Soares fue siempre un militante discreto y trabajador en las filas socialistas. Miembro de la comisi¨®n para la extinci¨®n de la polic¨ªa pol¨ªtica salazarista (la temible PIDE), tras la revoluci¨®n del 25 de abril, Soares fue avanzando en la sombra hasta que fue elegido diputado en 1987.

Imparable trayectoria

A partir de ah¨ª comenz¨® una imparable trayectoria (tambi¨¦n odia la palabra carrera) hasta la alcald¨ªa de Lisboa, precisamente de donde salt¨® Jorge Sampaio para la presidencia de la Rep¨²blica. Soares se niega a jugar con la futurolog¨ªa, pero sus apuestas son inequ¨ªvocas. El hijo, de Mario Soares fue tildado de "loco" por sus compa?eros cuando abandon¨® su remunerado puesto de diputado en Bruselas para sustituir a Sampaio en los destinos de la capital.Miembro de la secretar¨ªa nacional del Partido Socialista desde 1992, ahora, tras dos a?os en Lisboa, Soares se enfrenta al desaf¨ªo de modernizar una ciudad degradada y anclada en el pasado, sin preocuparse de su futuro pol¨ªtico. Su objetivo es preparar la capital para su cita con la ¨²ltima Exposici¨®n Mundial del siglo y poner al d¨ªa sus viejas infraestructuras. Satisfecho con la gesti¨®n del Gobierno socialista de Antonio Guterres, reconoce no ser "un entusiasta de la regionalizaci¨®n" que propugna el Ejecutivo.