Piojo L¨®pez le da vida al Valencia
El equipo de Ranieri derrota con facilidad a un d¨¦bil Compostela
Ante un Compostela de papel, el Valencia gan¨® unos cuantos kilos de autoestima, que no es poca cosa, sabiendo la delgadez por la que atraviesa. El Valencia se dio un peque?o banquete de goles ante un rival muy desmejorado: sin convicci¨®n ni ideas. Por fin Ranieri ha encontrado un delantero en quien depositar sus creencias. Claudio Piojo L¨®pez, que cabalga m¨¢s veloz que nadie para cumplir los designios del t¨¦cnico: carrera larga, disparo y gol. Claro que tambi¨¦n cabe interpretar que el Compostela se hizo el harakiri, permitiendo esas distancias tan largas que alimentaban al Piojo. La victoria le servir¨¢ a Ranieri para ganarse un periodo de tiempo m¨¢s en el puesto, justo en el d¨ªa en el p¨²blico le recrimin¨® su estilo y exigi¨® la presencia de su antagonista: Ortega. Por contra, Fernando V¨¢zquez, en su partido n¨²mero 100 en Primera, tuvo una triste conmemoraci¨®n, lo que aumentar¨¢ su desuni¨®n con Caneda.Fiel a su estimable generosidad, el Compostela dispuso la l¨ªnea defensiva muy adelantada. Casi en el centro del campo. Y result¨® una bendici¨®n para el Valencia, que, otra cosa no, pero al contragolpe alcanza un nivel aceptable. Sobre todo porque a la velocidad de VIaovic y Piojo L¨®pez se ha unido ahora la de Angulo, que aporta frescura por el carril del ocho.
Los banquillos reflejaban los estados de ¨¢nimo de los equipos. Fernando V¨¢zquez, reclinado sobre el banco, con los brazos cruzados y un aire apesadumbrado en su aspecto de profesor de instituto. Ranieri, enhiesto, gesticulante y trajeado, dispuesto a saltar al campo para celebrar el gol que no celebr¨® la se" mana pasada en Anoeta, tal y como hab¨ªa sido instado por el nuevo presidente, Pedro Cort¨¦s,
Entretanto, el f¨²tbol, en el limbo. Como de costumbre. Mestalla sigue fiel, pero cada vez quedan menos razones para ello. Como no sea la leve mejor¨ªa del Valencia, aunque fuese a ramalazos, cuando por fin Ranieri parece haber hallado un grupo m¨¢s de su gusto: dos delanteros r¨¢pidos (Vlaovic y L¨®pez), dos interiores bulliciosos (Farin¨®s y Angulo) y dos medio centro para reparar desperfectos (Milla y Mendieta). Aqu¨ª no le cabe Ortega. En este equipo las figuras son Mendieta y L¨®pez, lo que significa dos cosas: que la altura general ha descendido bastante y que estos dos futbolistas disfrutan de una fortaleza mental que le permite rendir m¨¢s en las peores circunstancias.
El Compostela, por su parte, tuvo el aire aseado que le da V¨¢zquez, pero sin la pegada de otras veces. Parece un equipo sin convicci¨®n, demasiado pendiente de Penev.
Tras el descaso, el Valencia volvi¨® a las andadas. O sea. A la cueva, seg¨²n sucede cada jornada desde que Claudio Ranieri se hizo cargo del colectivo. No se sabe si son los a?os, los kilos o las ¨®rdenes de Ranieri.
Pero el p¨²blico, que sufre las sopor¨ªferas consecuencias del estilo de Ranieri, se enoj¨® con el italiano y le exigi¨® la salida de Ortega. Puesto que se trataba de una petici¨®n popular, el t¨¦cnico se aprestaba a cumplir los designios de la gente en pleno ataque del Compostela. Pero en ¨¦sas, cambi¨® todo. Era previsible. Un pelotazo largo destruy¨® al Compostela. Con metros por delante, con Piojo no hay quien pueda. Se march¨® muy por delante, con tiempo para driblar a Ponk, disparar a puerta vac¨ªa y ver c¨®mo VIaovic completaba el contragolpe. El partido estaba resuelto y Ranieri permiti¨® que regresara al Valencia Fernando, no se sabe si por casualidad o porque Roig ya no est¨¢ en el palco, conocida la animadversi¨®n entre ambos.
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