Misi¨®n imposible
Subir al madrile?o puerto de Cotos se est¨¢ empezando a convertir en una misi¨®n imposible. El domingo d¨ªa 7 de diciembre, aprovechando el puente, y como muchos madrile?os, decid¨ª subir a Cotos. Y, para evitar problemas de tr¨¢fico y aparcamiento, lo hice en tren, a pesar de que resulta m¨¢s inc¨®modo, lento y caro.Llegados a Cercedilla, se escucha un mensaje por megafon¨ªa indicando que todo el que vaya a subir a Navacerrada o Cotos debe indicar la hora a la que va a regresar para que se le d¨¦ una contrase?a s¨®lo v¨¢lida para ese tren. La indignaci¨®n era generalizada, y el atasco para pasar a coger el tren, enorme. ?Y si vuelvo antes?, ?y si vuelvo despu¨¦s? Ante estas preguntas, un empleado de Renfe nos indic¨® que s¨®lo se trataba de una reserva de plaza, que si se quer¨ªa coger otro tren y no estaba lleno, se pod¨ªa hacer. Esto ¨²ltimo es obvio, haya o no haya contrase?a. Si al ir a subir u un tren est¨¢ lleno, es evidente que habr¨¢ que esperar al siguiente.
Subimos en el tren con la agradable compa?¨ªa de unos empleados de Renfe que contestaban de forma mal educada e insolente a los comentarios que los pasajeros hac¨ªan entre ellos cuando, sin motivo aparente, el tren se paraba y alguno de ellos bajaba a inspeccionar algo.
Al acabar el d¨ªa, nos dirigimos al tren de regreso con nuestra "reserva de plaza" en la mano, pero todo lo que conseguimos fue viajar junto a una de las puertas, de pie y espachurrados, como cualquier d¨ªa en el metro en hora punta. ?Qu¨¦ ha ocurrido con la plaza reservada? Al llegar a Navacerrada, la cosa empeora, sube m¨¢s gente y el espachurramiento es total. El tren sigue parando alguna vez sin motivo aparente, aunque esta vez, al no ir en el primer vag¨®n, desconozco si por problemas t¨¦cnicos o de otra ¨ªndole. Llegados a Cercedilla, comienza a bajar la gente y repentinamente se apagan las luces. Buscamos nuestras mochilas a tientas, pero al ir a bajar, el conductor, que deb¨ªa tener mucha prisa, cierra las puertas, pillando con ellas a varias personas, incluida una ni?a peque?a, Como, a pesar de los gritos de la gente, nadie se entera, se recurre a la fuerza para mantener abiertas las puertas y poder terminar de salir.
Quiz¨¢ lo normal en este caso ser¨ªa poner una reclamaci¨®n, pero lo ¨²nico que conseguir¨ªa con eso es la devoluci¨®n del importe del billete y, como mucho, alguna sanci¨®n para Renfe. Como ninguna de las dos cosas creo que solucione nada, he preferido dirigirme a los medios de comunicaci¨®n con la esperanza de que su conocimiento p¨²blico sirva para que se solucionen estas situaciones. Por ello, y porque creo que es un tema de inter¨¦s, espero que se pueda publicar algo al respecto.-
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