"Las nochebuenas de Madrid no son las mismas sin serenos"
Hace m¨¢s de 20 a?os que los serenos desaparecieron de las calles de Madrid, pero tanto los vecinos como las instituciones madrile?as se resisten a desterrarlos definitivamente de su memoria. Quien m¨¢s sabe de esta nostalgia es Antonio G¨®mez Montejano, oficial jefe del departamento de Relaciones Externas de la Polic¨ªa Municipal y autor del libro Las doce en punto y sereno: recopila por primera vez la historia de esta figura que Carlos IV implant¨® en la capital hace justo dos siglos, en 1797. Montejano, de 39 a?os, que naci¨® en el barrio de Salamanca -"pero no soy un pijo", aclara- ha conversado con decenas de antiguos serenos -quedan 200 todav¨ªa realizando tareas de vigilancia en diferentes centros municipales- y ha comprendido por qu¨¦ los madrile?os les echan tanto de menos: "No s¨®lo abr¨ªan puertas, ellos conoc¨ªan la vida secreta de los vecinos, eran confidentes, c¨®mplices, consolaban a las viudas, en todos los sentidos, e igual te consegu¨ªan una aspirina que un preservativo. Lo solucionaban todo".Pregunta. En 1985 el Ayuntamiento hizo un intento por implantar de nuevo los serenos, pero no cuaj¨®, ?por qu¨¦?
Respuesta. No s¨®lo el Ayuntamiento, la Comunidad de Madrid tambi¨¦n ha tratado de recuperarlos. La idea de este libro se me ocurri¨® por la cantidad de consultas que los pol¨ªticos madrile?os hacen a la Polic¨ªa Municipal sobre la figura del sereno. Y no funcionan en la actualidad por dos razones fundamentales: porque hay porteros autom¨¢ticos y porque no, hay profesi¨®n que viva s¨®lo de las propinas.
P. Pues que les pongan un sueldo.
R. No es tan f¨¢cil. Los serenos no pueden llevar armas y, en estos tiempos, la noche es peligrosa. Y si se les arma ya no ser¨ªan serenos, ser¨ªan polic¨ªas. A m¨ª tambi¨¦n me seduce la idea de recuperarlos, pero, sinceramente, creo que han pasado a la historia.
P. ?Y qu¨¦ ten¨ªan los serenos para que cayeran bien a casi todos?
R. Si te quedabas sin algo ellos lo solucionaban r¨¢pido porque, entre otras cosas, ten¨ªan las llaves de los locales del barrio. Nunca faltaba felicitaci¨®n navide?a y era el aguinaldo que m¨¢s a gusto repart¨ªan los vecinos. Las nochebuenas madrile?as nunca fueron las mismas desde que desaparecieron los serenos.
P. Lo de que todos eran asturianos, ?es un t¨®pico?
R. Completamente cierto. Resulta que en 1799, cuando se aprob¨® el decreto de los serenos, era presidente del Congreso de los Diputados el conde de Toreno, natural del pueblo asturiano de Cangas de Narcea, y coloc¨® a todos sus paisanos que no ten¨ªan empleo. Lo sorprendente es que casi todos los serenos que a¨²n est¨¢n en activo, como vigilantes de la Polic¨ªa Municipal, son de Cangas de Narcea.
Las doce en punto y sereno. Editorial La Librer¨ªa. 200 p¨¢ginas. 1.500 pesetas.
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