Los abusos de Sara Netanyahu irritan a Israel y minan la popularidad de su marido
El comportamiento de Sara Netanyahu est¨¢ socavando a¨²n m¨¢s el prestigio de su esposo, el primer ministro israel¨ª, quien atraviesa una importante, crisis de popularidad pol¨ªtica. Empezaron siendo an¨¦cdotas dom¨¦sticas o meteduras de pata, pero ahora afloran peque?os abusos de poder y corruptelas que erosionan a Benjam¨ªn Netanyahu casi tanto como las cr¨ªticas de su propio partido Likud o los ataques de la Casa Blanca. El Parlamento ha decidido definir el papel y atribuciones de la primera dama.
Sara Netanyahu, de 38 a?os, lo ha dado todo por su marido. Licenciada en psicolog¨ªa infantil, madre de dos hijos, fue en la primavera de 1996 una de las piezas fundamentales de la campa?a electoral del Likud que permiti¨® a Benjam¨ªn Netanyahu convertirse en el primer ministro de la naci¨®n. Sin embargo, un a?o y medio m¨¢s tarde, su falta de habilidad y tacto est¨¢n lastrando lo que le queda de prestigio a su marido, colaborando as¨ª de nuevo, esta vez involuntariamente y en un sentido opuesto, en el proceso de ca¨ªda del actual primer ministro."Si el primer ministro te hubiera visto, te habr¨ªa matado, matado", grit¨® Sara mientras parec¨ªa enloquecer de rabia, dirigi¨¦ndose a una empleada del hogar de 60 a?os de edad, que trabaja de forma permanente en los domicilios de todos los jefes de Gobierno de Israel y que hab¨ªa limpiado de manera supuestamente inadecuada ocho pares de zapatos del matrimonio Netanyahu y que, trat¨® de calmar a la se?ora jur¨¢ndole que viajar¨ªa hasta Italia para comprarle unos zapatos id¨¦nticos, seg¨²n ha publicado Yediot Aharonot.
El fil¨®n de an¨¦cdotas dom¨¦sticas parece, interminable. El problema es que ahora se empieza a descubrir otra veta mucho m¨¢s importante y trascendental, configurada por peque?as o no tan peque?as irregularidades, que podr¨ªan ser catalogadas como de abuso de poder o malversaci¨®n de caudales p¨²blicos.
Sara disfruta inexplicablemente, desde que su marido se hiciera cargo del Gobierno, del uso de dos despachos oficia en la sede de las oficinas del primer ministro, muy cerca de la oficina del portavoz. Cuenta con la ayuda de una cohorte de funcionarios y empleados, entre los que se encuentran dos secretarias, un consejero de prensa y un conductor-recadero, capaz al mismo tiempo de llevar los ni?os al colegio, recoger la ropa de la lavander¨ªa, comprar comida o incluso vestidos, todo ello injustificadamete a cargo del erario p¨²blico.
Merienda infantil
Por si ello no fuera suficiente, hace pocos d¨ªas Sara Netanyahu volvi¨® a utilizar irregularmente los fondos del Estado. En esta ocasi¨®n fue para pagar la cuenta que le hab¨ªan presentado los servicios del restaurante del hotel King David, uno de los m¨¢s lujosos y prestigiosos de Jerusal¨¦n, al cual la primera dama hab¨ªa encargado una merienda infantil para el cumplea?os de uno de sus hijos. La factura supera los 100.000 shekeles (2,5 millones de pesetas), lo que ha planteado interrogantes sobre el inexplicable acceso de la esposa de Netanyahu a las arcas del Estado, algo que para la comunidad israel¨ª es absolutamente injustificable.En junio de 1997, Sara ya utiliz¨® su influencia ante el primer ministro para vetar a la prensa y censurar una entrevista que se le estaba haciendo en la televisi¨®n y que acab¨® siendo difundida, tras ser convenientemente maquillada. Estaba siendo entrevistada por un popular presentador cuando, como respuesta a una pregunta sobre las infidelidades de su marido, la primera dama reaccion¨® intempestivamente, poni¨¦ndose en pie y abandonando precipitadamente la sala para dirigirse a un tel¨¦fono desde el que llam¨® al ministro de la Comunicaci¨®n y denunci¨® que estaba siendo ultrajada, gracias a lo cual consigui¨® que el di¨¢logo fuera censurado, algo que en el lenguaje t¨¦cnico de los responsables de la televisi¨®n israel¨ª, se convirti¨® en "im¨¢genes editadas".
Todo parece indicar que Sara Netanyahu ha cruzado ya una l¨ªnea roja: la que separa la ambici¨®n y el ansia de protagonismo del abuso de poder. Pero lo peor de todo es que la primera dama est¨¢ comport¨¢ndose as¨ª con absoluto desprecio hacia la carrera pol¨ªtica de su marido, quien por toda explicaci¨®n y comentario decidi¨® cancelar su suscripci¨®n con el peri¨®dico Yediot Aharonot, autor del pen¨²ltimo reportaje sobre su mujer titulado Sara Netanyahul; la verdadera historia. La situaci¨®n amenaza con estallar en el Parlamento que ha decidido recientemente tomar cartas en el asunto para definir el papel y atribuciones de la primera dama.
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