El esp¨ªritu europeo de Espa?a es hoy menos visible
La ampliaci¨®n de la Uni¨®n Europea al Este tendr¨¢ costes econ¨®micos, pol¨ªticos y psicol¨®gicos y provocar¨¢ un aumento de los problemas y de las diferencias en el seno de la organizaci¨®n, pero es un reto hist¨®rico ineludible, por el que pa¨ªses como Espa?a, que sufri¨® la dictadura franquista, deber¨ªan tener una comprensi¨®n especial. ?ste es, en s¨ªntesis, el mensaje que Karl Lamers, el portavoz de asuntos internacionales de la fracci¨®n CDU-CSU (Uni¨®n Cristiana Democr¨¢tica y Uni¨®n Social Cristiana) del Parlamento alem¨¢n, transmiti¨® en una conversaci¨®n con EL PA?S. Alemania, el mayor contribuyente al presupuesto europeo, lleva la bandera de la ampliaci¨®n, y el este de Europa es ya hoy un importante mercado para la econom¨ªa germana. Tras la cumbre de Luxemburgo, que ha dado luz verde a las negociaciones de ampliaci¨®n, sectores democristianos pr¨®ximos al Gobierno alem¨¢n han expresado malestar por las posiciones de Espa?a, a la que atribuyen un enfriamiento en su entusiasmo europeo y una excesiva concentraci¨®n en los costes (y no en las oportunidades) de la ampliaci¨®n. El tel¨®n de fondo de estos reproches es el forcejeo por los beneficios econ¨®micos que Espa?a, en contra de la postura alemana, tratar¨¢ de mantener en el futuro, tanto si cumple los criterios de Maastricht como si no.En los debates europeos, a Karl Lamers le corresponde un papel especial. El respetado pol¨ªtico suscit¨® hace tres a?os una vehemente pol¨¦mica al defender una visi¨®n de Europa de varias velocidades, que estar¨ªa articulada en tomo a un "n¨²cleo". Hoy, a la vista de la complicaci¨®n cultural, psicol¨®gica e hist¨®rica que se avecina, Lamers sigue "m¨¢s con vencido que nunca" de la necesidad de un grupo nuclear que permita dar cohesi¨®n pol¨ªtica a Europa. Los pa¨ªses de este n¨²cleo -los m¨¢s innovadores y progresistas en la integraci¨®n- Karl Lamers, portavoz de Exteriores de la CDU en no necesariamente coincidir¨¢n con los que cumplan los criterios de Maastricht. El lugar de Espa?a en este cuadro a¨²n est¨¢ por ver. "La pol¨ªtica espa?ola siempre estuvo impregnada de un verdadero esp¨ªritu europeo, que hoy no identifico tan claramente como antes. Tanto Alemania como Espa?a deben intentar abordar la ampliaci¨®n como el desaf¨ªo hist¨®rico que es y no con esp¨ªritu de tendero. No se trata de altruismo o idealismo, sino de la capacidad de ver los intereses a corto y a largo plazo", se?ala Lamers.
El pol¨ªtico asegura no cuestionar la posici¨®n de Espa?a como pa¨ªs receptor de transferencias, y, saliendo al paso de los argumentos espa?oles, dice ser consciente de que "el cumplimiento de los criterios de convergencia es algo diferente a la convergencia econ¨®mica real". Lamers plantea, sin embargo, un interrogante: "?Ayudan los fondos de cohesi¨®n a los esfuerzos espa?oles hacia la convergencia econ¨®mica real?".
Lamers acepta la comparaci¨®n entre la reunificaci¨®n alemana y la ampliaci¨®n al Este en lo que se refiere al car¨¢cter hist¨®rico de estos dos procesos, cuya realizaci¨®n no puede estar supeditada a la factura. En el caso de la RDA, los costes eran imposibles de calcular a priori afirma. En el caso de la ampliaci¨®n, los costes han sido calculados por la Comisi¨®n de forma inicialmente satisfactoria, se?ala.
"Nuestros vecinos orientales han sufrido durante decenios un destino especialmente duro, incomparablemente m¨¢s duro que el nuestro, e incluso m¨¢s duro que el de los espa?oles bajo la dictadura, y por eso estamos ante una obligaci¨®n hist¨®rica [de integrarlos]". El "esp¨ªritu de solidaridad" europeo, del que Espa?a se ha beneficiado, obliga ahora a ayudar a los pa¨ªses del Este para que superen su retraso econ¨®mico lo m¨¢s pronto posible".
Tras la muerte de Franco, "Espa?a se revel¨® como un pa¨ªs muy entregado a la causa europea, y prob¨® que quer¨ªa ser miembro de la Uni¨®n Europea no s¨®lo por motivos econ¨®micos, sino tambi¨¦n por motivos pol¨ªticos", afirma Lamers, para quien "la buena amistad entre Felipe Gonz¨¢lez y Helmut Kohl se basa precisamente en que el canciller ten¨ªa la sensaci¨®n de contar con un aliado espiritual, que no s¨®lo so?aba con una Europa verdaderamente unida, sino que trabajaba por ella". "Por eso, espero que los espa?oles, que han experimentado la solidaridad de Europa durante la dictadura, tengan m¨¢s comprensi¨®n por nuestros vecinos de la Europa del Este y Central que otros pueblos europeos que no han pasado la dictadura", se?ala el pol¨ªtico. Los espa?oles no est¨¢n ya en los confines de Europa, sino en una carrera para recuperar el tiempo perdido", se?ala Lamers.
Las tensiones en la Uni¨®n Europea apuntan hoy, por una parte, hacia el suroeste y gravitan sobre Francia, y por otra, hacia el noreste y gravitan sobre Alemania. La estabilizaci¨®n en la zona del Mediterr¨¢neo es un asunto tan europeo como la ampliaci¨®n al Este.
"El techo institucional com¨²n no garantiza un pensamiento com¨²n", y ¨¦sta es una raz¨®n m¨¢s para defender el "n¨²cleo europeo". "La ampliaci¨®n", afirma, "nos coloca en una desagradable alternativa: ampliaci¨®n frente a profundizaci¨®n, y entre estos dos objetivos no hay una armon¨ªa preestablecida, sino todo lo contrario. Esta es una relaci¨®n de tensi¨®n".
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