El que nos ense?¨® a todos
Ha muerto Strehler. Ha muerto el maestro. No podr¨¦ darle "gli auguri di Natale". Ayer llam¨¦ al Piccolo. "Est¨¢ ensayando, amore, dice que le llames ma?ana a Lugano". Ensay¨® hasta el final. No le podr¨¦ contar lo de Cuba, las fotos de Fidel y el Papa juntos empapelando La Habana. Le hubiera divertido y hubiera merecido un comentario negro y apocal¨ªptico. Ensayaba Cos¨ª fan tutte, de Mozart. "Tal vez la har¨¦ en el 99", le cont¨¦. "Y yo", me dijo, "la har¨¦ enseguida, ahora, la he entendido entera, de pronto". Ensayaba Cos¨ª para la Nuova Sede del Piccolo Teatro, la nueva sala, pero no estaba ensayando a¨²n en el teatro. El primer ensayo de Cos¨ª fan tutte en el escenario y el primero de Strehler en el nuevo Piccolo ten¨ªa que ser el pr¨®ximo 27 de diciembre. "Per scaramanzia", me dijo. Algo importante le ocurri¨® a Mozart -tal vez el estreno de Cos¨ª- un 27 de diciembre y no consigo acordarme. Y ahora Strehler est¨¢ muerto. El maestro est¨¢ muerto. El que nos ense?¨® a todos a hacer teatro est¨¢ muerto. ("Hay que destruir el teatro o vivir en el teatro". Le gust¨® mucho, mucho esa frase de El P¨²blico). El que "ilumin¨®" los seres y las cosas con otra luz, el que recogi¨® y transmiti¨® con crudeza y delicad¨ªsima mano tantas y tantas historias recogidas por tantos poetas a trav¨¦s de los siglos se ha muerto. Y nunca llegar¨¢ a ese ensayo del d¨ªa 27. La muerte se lo ha negado. Nunca inundar¨¢ con su luz el nuevo Piccolo. ?l lo sab¨ªa y lo hab¨ªa dicho muchas veces, tal vez sin cre¨¦rselo y luchando, luchando siempre como un primer espada. Antes se lo hab¨ªan negado los pol¨ªticos, los que dec¨ªa Strehler le hab¨ªan traicionado: "No es verdad. No creen en la cultura, este teatro lleva 15 a?os de retraso, y adem¨¢s ahora lo quieren para ellos, para hacer sus indecencias". Hace tres anos en un gesto de gran actor herido en lo m¨¢s profundo se autoexill¨® a Lugano, pero segu¨ªa pasando mucho tiempo en Mil¨¢n, cuidando de su hijo el Piccolo y hasta ayer ensayando su Mozart para el gran d¨ªa 27. Quer¨ªa tenerla montada entera antes de Navidad. Terminada, toda.Y la termin¨® . Para poder empezar el 27 otra vez el gran rito: iluminar el decorado, ponerle dentro la emoci¨®n y la vida creada en los ensayos, en una sala del Piccolo. Esta vez no he podido ver ning¨²n ensayo. S¨¦ que cada una de las tardes flu¨ªan vertiginosamente como tantas veces en que pose¨ªa la obra entera con todos sus hilos y matices como si estuviera invent¨¢ndosela. Mozart le hac¨ªa feliz, como siempre, se entend¨ªan. Pero ya no lo podremos ver. S¨¦ que queda todo lo que nos ha ense?ado porque est¨¢ en nuestra memoria y en nuestro hacer teatro de todos los d¨ªas, para intentar hacerlo m¨¢s art¨ªsticos, m¨¢s c¨ªvico, m¨¢s p¨²blico, es decir, m¨¢s acorde con los deseos de una sociedad conocida pero mejorada en sue?os, m¨¢s responsable. S¨¦ tambi¨¦n que una vez muerto su semblante ten¨ªa y tiene fijado un aire de paz. Que tal vez haya intercambiado un gui?o con la Dama y que se ha ido con un paso liviano, como sus espect¨¢culos. Pero todo eso como ha muerto para siempre impedir¨¢ que el 27 pueda ensayar y a nosotros nos impedir¨¢ ver su Cos¨ª fan tutte. En medio de una aglomeraci¨®n de sentimientos siempre tan inesperados como la propia muerte, me viene al esp¨ªritu sobre todo algo que me ha dicho un amigo m¨ªo, quien me ha despertado esta ma?ana para darme la noticia: "Nessuno lo dir¨¢, ma questo uomo I'hanno sfasciato", lo han destruido. Los hombres de poder, los que toman la palabra en nombre de los artistas, los que se sirven del arte para ensuciarlo con su lenguaje y sus principios de mercaderes, no son como piensa mi amigo seguramente culpables directos de esa repentina parada del coraz¨®n, muy mal tratado por ellos, eso s¨ª, pero de que ese ensayo se haya retrasado 15 a?os y de que nadie, nadie, pueda ver nunca ese Cos¨ª fan tutte que iba a iluminar una nueva casa de teatro, a la que nunca habr¨¢ llegado, de eso s¨ª les puedo acusar y eso me da una profunda rabia, pero ya Strehler se los ha sacado de encima, un d¨ªa de Navidad, blanco y luminoso como sus espect¨¢culos en los que consegu¨ªa transmitir una misteriosa creencia en el ser humano. Ciao maestro, ciao arlechino.
Babelia
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