P¨¢nico 'racional' de Asia
La crisis financiera de Asia amenaza no s¨®lo por su virulencia, sino por su veloz desmantelamiento de la corriente principal de pensamiento. Hace seis meses, las econom¨ªas de Asia eran milagros. Ahora son casos perdidos. En destacados art¨ªculos se plantea si Asia experimentar¨¢ una d¨¦cada perdida comparable a la que sufri¨® Latinoam¨¦rica en los a?os ochenta. Esta nueva corriente no s¨®lo es err¨®nea, sino peligrosa, porque potencialmente se puede cumplir.El p¨¢nico financiero en Asia surgi¨® tras a?os de un crecimiento tan elevado y constante que los prestamistas internacionales y los prestatarios nacionales se volvieron complacientes sobre los riesgos econ¨®micos. Los bancos internacionales prestaron cientos de miles de millones de d¨®lares a bancos y corporaciones de Asia, con vencimientos en su mayor¨ªa a corto plazo. Los pr¨¦stamos alimentaron un gasto de inversi¨®n en auge, a veces excesivo, pero casi siempre catalizador de un r¨¢pido desarrollo.
Los niveles elevados de deuda a corto plazo crean lo que los economistas llaman fragilidad financiera. Aunque el nivel de deuda sea tolerable y las econom¨ªas est¨¦n bien gestionadas, una deuda a corto plazo elevada expone a los prestatarios al riesgo de cambios r¨¢pidos en la sensibilidad del mercado. Los pr¨¦stamos, a corto plazo est¨¢n invertidos en proyectos a largo plazo. Si muchos inversores reclaman un reembolso, los prestatarios lo pasan mal para cumplir estas exigencias, aunque los proyectos a largo plazo sean s¨®lidos.
A continuaci¨®n viene el p¨¢nico racional. Todo inversor quiere ser el primero, porque los bienes a corto plazo existentes no pueden cubrir todos los pr¨¦stamos. Los inversores son racionales individualmente, pero su acci¨®n colectiva lleva a la tragedia. ?sta es la historia de los problemas recientes en Tailandia, Indonesia, Malaisia, Filipinas, Corea y en casi todos los nuevos mercados.
Ahora, el p¨¢nico se ve agravado por problemas en Hong Kong y Jap¨®n. Los inversores no retiraron sus fondos de Hong Kong por el riesgo de los cr¨¦ditos, sino por preocupaciones relacionadas con el tipo de cambio. Supuestamente, los bancos de Hong Kong empezaron a retirar los cr¨¦ditos de otros lugares de Asia. Una crisis persistente en los bancos nipones les llev¨® tambi¨¦n a hacer efectivos sus cr¨¦ditos en toda Asia.
Ahora, el principal peligro es que las econom¨ªas de Asia se vean obligadas a dejar de pagar deudas o a cancelar la inversi¨®n y aplastar el crecimiento. El Fondo Monetario Internacional (FMI) pretende ayudar, pero sus prescripciones pueden hacer m¨¢s mal que bien. Por lo general, el FMI trata con Gobiernos despilfarradores. Si pone en pr¨¢ctica a ciegas sus planteamientos habituales -presionar para restringir el cr¨¦dito, recortar los gastos y cerrar los bancos d¨¦biles-, los acreedores podr¨ªan tener la sensaci¨®n de que el crecimiento est¨¢ condenado para varios a?os. El p¨¢nico se podr¨ªa intensificar. Las primeras respuestas del mercado a la intervenci¨®n del FMI son preocupantes: los mercados de valores de Indonesia y Corea cayeron un 25% y un 20%, respectivamente.
En lo m¨¢s profundo de la depresi¨®n, Franklin Roosevelt dijo a los estadounidenses que "a lo ¨²nico que tenemos que temer es al propio miedo". Su ¨¦xito a la hora de aumentar la confianza fue crucial para la estabilidad pol¨ªtica de EE UU. Asia necesita unas palabras tranquilizadoras a lo Roosevelt, no una ortodoxia financiera impropia.
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