?Buen rollo!
Paseo por la exposici¨®n de Calder con Javier Mariscal y Xavier Mas
Uno, Javier Mariscal, reconoce que Alexander Calder es uno de los artistas que m¨¢s le interesan. El otro, Xavier Mas, tambi¨¦n se considera un gran admirador del escultor estadounidense que invent¨® los m¨®viles. El primero, el d¨ªa de la cita, a¨²n no hab¨ªa visto la exposici¨®n antol¨®gica que hasta el 15 de febrero dedica la Fundaci¨®n Mir¨® al escultor con motivo del centenario de su nacimiento, pero conoc¨ªa a fondo su obra, que ha aplicado sin complejos en sus trabajos como dise?ador y creador inclasificable. El segundo no s¨®lo la hab¨ªa visto, sino que hab¨ªa sido una de las personas encargadas del montaje, trabajo ¨¦ste que combina con sus creaciones en solitario tras la separaci¨®n del colectivo art¨ªstico Fundaci¨®n Tabique, del que formaba parte. Se conoc¨ªan, pero no mucho, y si algo compart¨ªan era su devoci¨®n por Calder.El paseo promet¨ªa. Primero la salita dedicada a la amistad entre Calder y Mir¨®. Las obras que se intercambiaron, los regalos acumulados tras una amistad de casi cincuenta a?os ininterrumpida.
Mariscal. Me apetec¨ªa ver las cosas peque?as porque las conozco s¨®lo por los libros. Lo que me gusta son las formas de esta ¨¦poca. De hecho, me ha costado aceptar que el mundo exist¨ªa antes de los cincuenta. Hubo una arquitectura muy org¨¢nica y una gran eclosi¨®n del dise?o que afect¨® a la decoraci¨®n, el textil, todo tipo de objetos. Y unos a otros se influ¨ªan. Calder parece que empez¨® como jugando.
Xavier Mas. S¨ª, lo importante era pasarlo bien haciendo las cosas.
M. Lo que pasa es que Mir¨® y Calder se dedicaron m¨¢s a hacer objetos para las galer¨ªas, casi obras ¨²nicas. Esto es lo que los diferencia de la producci¨®n del dise?o, que necesita una industria y llega a m¨¢s gente.
X. M. Tal vez ten¨ªan claro que eran artistas. Mir¨®, desde luego, lo ten¨ªa clar¨ªsimo, y Calder empez¨® haciendo juguetes, pero despu¨¦s se dio cuenta de lo que hac¨ªa.
M. S¨ª, hay un punto en el que todos los artistas se dedican a trabajar para los grandes museos y se lo creen desde el principio o se lo acaban creyendo. Calder no era tan as¨ª. Creo que Mir¨® iba m¨¢s en esta historia.
Mariscal se detiene frente a un mu?eco hecho de huesos que regal¨® Calder a Mir¨® y se admira de la sencillez.
M. Es humilde, no intenta enga?ar a nadie. Es aquello de que parece infantil pero es mucho m¨¢s inteligente porque los ni?os no tienen experiencia.
X. M. Ni Calder ni Mir¨® eran vanidosos. Lo que hacen es inmediato, les sale as¨ª. Pasan a otra sala, la del circo con el que Calder divert¨ªa a sus amigos en su estudio de Par¨ªs, la de las figuritas de alambre de los a?os veinte con las que dibujaba directamente en el aire.
M. El circo no sale del Whitney Museum de Nueva York y ahora lo est¨¢n restaurando. Han puesto obras que hac¨ªa en Par¨ªs en la misma ¨¦poca. M. Es que el circo es para no tocarlo.
X. M. Parecen dibujos en tres dimensiones. Y tiene muchohumor. Era muy divertido.
M. Te quedas alucinando por lo simple. Liga mucho con Picasso.
X. M. S¨ª, con Picasso como dibujante.
M. Los dibujos, en cambio, son muy diferentes. Es mucho mejor cuando utiliza el alambre.
X. M. Tiene el ilusionismo de que parezca tan f¨¢cil. Hay que tener mucha experiencia para que salga as¨ª.
M. Tambi¨¦n es cierto que esta frescura le sale porque ten¨ªa una gran facilidad para hacerlo. Y no le pasa lo mismo con el pincel. Se expresa mejor as¨ª, en el espacio. Se nota que se lo est¨¢ pasando bien.
X. M. Es de buen rollo.
M. A ¨¦l mismo le sorprende que con un alambre pueda crear un volumen de culo as¨ª. El recorrido sigue con las obras m¨¢s conocidas del escultor, que en su juventud hab¨ªa estudiado ingenier¨ªa: sus primeros m¨®viles. Al principio introduc¨ªa un peque?o motor, despu¨¦s era el aire el que produc¨ªa el movimiento.
X. M. Aqu¨ª Calder ya se plantea hacer obras con may¨²scula, cosas m¨¢s serias. Tambi¨¦n introdujo el color. Conoci¨® a Mondrian, fue a visitarlo a su estudio y le impresion¨® mucho su trabajo. Pero ¨¦l quer¨ªa que los colores se movieran. La suya es una escultura muy pict¨®rica.
M. Es como si fuera un amigo muy mayor. ?Lo he encontrado tan cercano siempre! Me recuerda a Ron Arad, tambi¨¦n hace esas cosas as¨ª, de repente muy cercanas. Aprovechando su experiencia, Xavier Mas mueve una de las esculturas para que se aprecie la importancia del movimiento. Mariscal se suma raudo y la visita adquiere un aire m¨¢s real. Los visitantes habitualmente no pueden permit¨ªrselo, aunque en las peque?as no est¨¢ prohibido soplar, pero ambos est¨¢n de acuerdo en que si no hay movimiento las piezas pierden parte de su sentido. Uno de los m¨®viles, de 1940, parece una figura sentada y tiene una elegancia que fascina. Otro, m¨¢s colorista, parece extra¨ªdo de una pintura de Mir¨®.
X. M. Son las Constelaciones, que al parecer realizaron tanto Calder como Mir¨® al mismo tiempo y sin que ninguno de ellos conociera el trabajo que hac¨ªa el otro. Calder, cuando se lo preguntaban, dec¨ªa que el primero hab¨ªa sido Mir¨®. Se acercan a una gran pieza y Mas la mueve ligeramente. El efecto cambia y se oye un sonido met¨¢lico de las palas que integran el m¨®vil. Recuerda que a Calder tambi¨¦n le interesaba el sonido era algo que tambi¨¦n le interesaba destacar a Calder.
En una de las salas, con grandes m¨®viles abstractos, ninguno de los dos habla. Van probando el movimiento de las piezas y observ¨¢ndolas. A veces r¨ªen. En otro espacio presidido por una gran foto de las manos de Calder sosteniendo un min¨²sculo m¨®vil, se presenta en una vitrina una cajita de puros compartimentada en cuyo interior hab¨ªa minim¨®viles. Fue el regalo que le hizo Calder a su mujer cuando cumpli¨® 43 a?os. A su lado, un gran m¨®vil con una gran base de hierro pintado. Se titula El corcovado v es de 1951.
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