Un garbeo por 'La Prospe'
Una iglesia y un mercado pugnan por dar a esta plaza entidad de plaza mayor, centro neur¨¢lgico de un barrio que siempre ha sabido afrontar con buen humor su ir¨®nica denominaci¨®n, que los vecinos abrevian por la v¨ªa de lo castizo hasta dejarla en Prospe, La Prospe, con las dos pes explotando en los labios como truenos.Esta paradoja nominal acuci¨® el ingenio y foment¨® la rebeld¨ªa ante el Ayuntamiento, y el diccionario de la Academia del ni?o prosperitano Juan Jos¨¦ Mill¨¢s, que busc¨® en las p¨¢ginas del grueso libro la definici¨®n correspondiente al barrio en el que moraba y, al no ver por ninguna parte el bienestar y el curso venturoso de las cosas que figuraban como sin¨®nimos de Prosperidad, aprendi¨® a desconfiar de las promesas de los adultos y de sus presuntos conocimientos.
La prosperidad pillaba cerca del barrio, lo circundaba en los chal¨¦s de El Viso y de la Ciudad Jard¨ªn, en los ¨²ltimos bloques del barrio de Salamanca y en las ¨²ltimas villas y quintas de Chamart¨ªn. La Prospe nac¨ªa como barrio mestizo en la frontera de la ciudad, sobre los terrenos de un pol¨ªgono industrial cuya mejor industria ser¨ªa, con el tiempo, aprovechar el terreno para edificar nuevos edificios de viviendas.
Esta plaza mayor de La Prosperidad parece m¨¢s antigua de lo que es, de puro desgastada por el uso abusivo que hacen de ella las palomas, los ni?os y los jubilados que enhebran su eterna partida de naipes, ajenos al trasiego de las amas de casa que vuelven de la plaza cargadas de bolsas de pl¨¢stico.
Los ni?os que crecieron en La Prospe, y con la Prospe, en los a?os sesenta y setenta, fueron exploradores y pioneros de los inn¨²meros descampados de la zona, territorio h¨ªbrido entre el campo que hu¨ªa y la ciudad invasora que prosperaba para cegar sus campos de juegos con cal y canto, hormig¨®n y ladrillo. El Gran Wyoming, gu¨ªa nativo criado en La Prosperidad, recuerda los felices d¨ªas del Ateneo Polit¨¦cnico, una academia privada reconvertida en centro de actividades culturales, l¨²dicas y festivas por voluntad de su propietario, cuyo edificio cobij¨® actuaciones musicales de grupos de casa, locales de ensayo y una popular guarder¨ªa. La oposici¨®n de dos de los hijos del mecenas gener¨® a mediados de los setenta una batalla legal y campal que termin¨® como suelen terminar las buenas acciones cuando hay por me dio terrenos para especular.
Tras el desalojo policial del polit¨¦cnico, los ocupantes que a¨²n no hab¨ªan estrenado la "ka" hicieron lo propio con los locales de la antigua Escuela de Mandos Jos¨¦ Antonio, de la calle de Mantuano, desmantelada tras la muerte del supremo y superlativo mandatario del r¨¦gimen. El nuevo centro cultural se convirti¨®, m¨¢s que mediados los a?os setenta, en un vivero de actividades en el que germinaron los m¨¢s desmandados talentos musicales de lo que empezaba a llamarse, "movida madrile?a". Despu¨¦s del "movimiento", la "movida", el edificio que hab¨ªa albergado a los candidatos a profesores de Educaci¨®n F¨ªsica y Formaci¨®n del Esp¨ªritu Nacional, terror de aulas y patios colegiales, se transform¨® en un nuevo ateneo art¨ªstico y libertario, sin exclusiones, donde convivieron durante un tiempo un gimnasio de artes marciales y una sala de exposiciones, El Saco, en la que j¨®venes creadores y dise?adores expusieron sin rubor sus obras primerizas, esculturas con materiales reciclados entre el dada y el arte povera, el pop art y el agit prop (agitaci¨®n y propaganda). Uno de los animadores de aquellos momentos iniciales e inici¨¢ticos fue Fernando M¨¢rquez, El Zurdo, con sus fanzines y su primer grupo, Kaka de Luxe, en el que militaban Alaska. y Carlos Berlanga. Tambi¨¦n pararon por all¨ª Los Zombis de Bernardo Bonnezzi y los obreros especializados del Aviador Dro, Servando Carballar, que ten¨ªa las oficinas de su sello discogr¨¢fico independiente unas calles m¨¢s all¨¢, en pleno coraz¨®n de La Prospe.
Antes de que abriera sus puertas el Rock-Ola, santuario de la ''movida" en la cercana calle de Padre Xifr¨¦, junto a las Torres Blancas, en los mismos locales hab¨ªan figurado otras discotecas de moda, como el primitivo Nica's, donde hizo sus pinitos como cantante pop Camilo Sesto, al frente de Los Botines, antes de soltarse la melena como baladista meloso. La proximidad de estos antros de modernidad debi¨® suscitar las inquietudes musicales de los j¨®venes prosperitanos que se plasmaron a mediados de los a?os setenta con La Rom¨¢ntica Banda Local y m¨¢s tarde con Paracelso, el grupo de Wyoming y Reverendo, ganadores de uno de los primeros concursos de rock organizados por un Ayuntamiento que parec¨ªa dispuesto a Firmar una tregua con las nuevas hornadas provocadoras e irritantes que eclosionaban por doquier. Otro de los grupos criados en La Prospe fue Los G¨¹evos Duros, embri¨®n tambi¨¦n de nuevas formaciones de barriada.
La gran v¨ªa de Prosperidad es la avenida de L¨®pez de Hoyos, dedicada al catedr¨¢tico, presb¨ªtero y cronista don Juan L¨®pez de Hoyos, que fue maestro de Cervantes y autor de la Declaraci¨®n de armas de Madrid. Entre las calles que cruzan esta arteria principal, la de Eugenio Salazar destaca por su acogedora infraestructura de bares entra?ables y disco-bares m¨¢s ruidosos, pero no menos hospitalarios, entre los que sobrevive el Garage Herm¨¦tico, dedicado a la memoria gr¨¢fica del dibujante Moebius. Algunos nativos recuerdan tambi¨¦n bares con menos pretensiones, como Casa Leo o El Chopo que les acogieron en momentos dif¨ªciles, cuando ten¨ªan dificultades para sufragar a escote las ca?as consumidas y hab¨ªan de rebuscar en sus fl¨¢ccidos bolsillos.
Como un trasatl¨¢ntico varado en el asfalto, el nuevo Auditorio de Madrid ocupa una vasta extensi¨®n en el conf¨ªn de La Prospe, dando un barniz cl¨¢sico a las inquietudes musicales de los j¨®venes creadores locales. En este solar hurtado a las excursiones infantiles vio el ni?o Wyoming pernoctar grandes reba?os de ovejas que animaban las noches de los vecinos con sus musicales balidos.
De vez en cuando, la sufrida plaza mayor de La Prosperidad ha de soportar sobre su maltratado pavimento las botas militares de un reba?o, m¨¢s bien camada, de furibundos ultraderechistas convocados por el capo Ynestrillas cuando sale de presidio, pero los prosperitanos, de insumisa estirpe, ignoran las provocaciones de estos espurios disc¨ªpulos de aquellos mandos de la Escuela Jos¨¦ Antonio, sobre cuya sede edificaron en su d¨ªa un ef¨ªmero emporio l¨²dico, cultural y libertario.
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