Una juez mexicana pone en libertad a un asesino por ser un "moderno Robin Hood"
![Juan Jes¨²s Azn¨¢rez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F6c0df8bd-0ff3-4468-936e-c96fafaa26b6.png?auth=b5d935e44f236e02ca04903532080bbde3883da024a5334989732c8e86c47147&width=100&height=100&smart=true)
Aduciendo falta de pruebas, aparentemente enternecida por la largueza del delincuente en el reparto del bot¨ªn, la juez Mar¨ªa Claudia Campuzano liber¨® al asesino confeso del estadounidense Peter John Zarate. En una ciudad con alarmantes ¨ªndices de delicuencia, y un clamor generalizado de mano dura, la decisi¨®n levant¨® ampollas. El bandido generoso, Alonso Gonz¨¢lez, acab¨® a tiros con el ejecutivo de la inmobiliaria Cushman & Wakefield Inc el 15 de diciembre al resistirse cuando fue asaltado en un taxi, seg¨²n consta en el atestado policial. La magistrada cree insuficiente la asunci¨®n de culpa, y el pasado viernes puso en libertad al atracador y cuatro miembros de su banda, no sin precisar en el auto las cualidades morales que adornan la actividad profesional de Gonz¨¢lez S¨¢nchez."Es un moderno Robin Hood, que no s¨®lo comparte lo que roba, sino que entrega a sus compa?eros m¨¢s dinero, y ¨¦l no se queda con nada". La Embajada norteamericana, que se manifest¨® perpleja y profundamente consternada, requiri¨® una explicaci¨®n oficial, y admiti¨® su incapacidad para imaginar "sobre qu¨¦ bases hace ese tipo de declaraciones". Pero el Robin Hood ya ha desaparecido del mapa.
Mujer de pelo en pecho
La Procuradur¨ªa General (Fiscal¨ªa) de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), que encuentra elementos probatorios suficientes como para que se hubiera dispuesto la prisi¨®n provisional de los detenidos, abri¨® una investigaci¨®n sobre la magistrada, una mujer decidida y de pelo en pecho, a juzgar por las reacciones y ademanes descritos por la prensa local.Informada por los periodistas sobre las averiguaciones dispuestas por la jerarqu¨ªa judicial en su contra, solt¨® una carcajada que ahog¨® con una mano para restarle intensidad. "Se me hace risible. La simple confesi¨®n no es prueba suficiente para acreditar que hayan cometido el delito. He actuado conforme a derecho", dijo. Al jurista Emilio Krieger le parece extra?o, y sospechoso el procedimiento, porque "la confesi¨®n es calificada como la reina de las pruebas".
El asalto a pasajeros de taxis es end¨¦mico, y uno de los modus operand¨ª del Robin Hood azteca. El pasado 15 de diciembre, Peter John Zarate Junghans, que deja viuda y cuatro hu¨¦rfanos, abord¨® un taxi callejero para dirigirse a su domicilio, en el barrio residencial de Polanco. En una confluencia, el conductor detuvo el veh¨ªculo e irrumpieron los salteadores. Gonz¨¢lez, que forceje¨® con el ejecutivo, sac¨® la pistola y dispar¨® al pecho. Zarate, de 40 a?os, qued¨®, sin vida, sobre el asfalto. El presunto asesino, alias El Choqui, y sus c¨®mplices, autores de otros cincuenta asaltos, fueron detenidos dos semanas despu¨¦s. El primero confes¨® la autor¨ªa del crimen y el robo de cien d¨®lares a la v¨ªctima (15.000 pesetas).
La Procuradur¨ªa y la Embajada de Estados Unidos lamentan la liberaci¨®n de los delincuentes y el hecho de que la juez, en el auto, arremetiera contra la viuda, a quien imputa ocultaci¨®n de datos. Seg¨²n la Procuradur¨ªa, la juez elev¨® al presunto homicida confeso la categor¨ªa de v¨ªctima despu¨¦s de reducir arbitrariamente a la esposa de Zarate a la categor¨ªa de delincuente. Mar¨ªa Campuzano acus¨® a la prensa de fabricar el m¨®vil del robo en este caso y, en su opini¨®n, existen dudas al respecto. Argumenta que dado que a la v¨ªctima no le robaron todas sus pertenencias, la causa de su muerte pudo haber sido cualquier otra.
Mar¨ªa Claudia Campuzano, quien dijo no estar preocupada por la avalancha de cr¨ªticas recibidas, se reafirm¨® en lo dispuesto. "Esto no significa que yo est¨¦ diciendo que Zarate no est¨¦ muerto, o que a m¨ª no me preocupe que la gente muera en hechos como ¨¦ste, pero no es lo mismo asegurar que los se?ores' que estaban detenidos sean los presuntos autores del delito. Si hubiera tenido las pruebas, aun si fuera la muerte del m¨¢s humilde de los mexicanos, habr¨ªa dictado el auto formal de prisi¨®n".
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