Qu¨¦ hace falta
Por razones que no vienen al caso, hasta hace unos d¨ªas ten¨ªa sin leer un mont¨®n de peri¨®dicos recientes atrasados, y antes de tirarlos con el A?o Nuevo les he echado un vistazo, no fuera a haberme perdido alg¨²n art¨ªculo atractivo o alguna noticia importante, como el fichaje por el Real Madrid de un gran astro. El repaso ha resultado tan interesante como descorazonador, pero en conjunto creo que me aficionar¨¦ a tan absurda pr¨¢ctica por dos motivos principales: se tarda muy poco en leer el diario de hace semanas o meses; todo, al ser ya pasado, parece mucho menos grave que cuando sucede. Supongo que es por eso por lo que, cuando no voy con retraso, suelo leerlos de todas formas por la noche, concluida la jornada.Lo cierto es que un vistazo como el mencionado permite ver con claridad qu¨¦ requisitos son necesarios para ser hoy en d¨ªa un pol¨ªtico espa?ol, y lo m¨¢s preocupante es que casi podr¨ªa uno prescindir de la habitual expresi¨®n en estos casos, "con las excepciones de rigor", tal es la uniformidad de nuestros representantes p¨²blicos independientemente de sus naciones y filiaciones y aun obsesiones. He aqu¨ª las cosas que por lo visto hacen falta a nuestros pol¨ªticos para ser admitidos y aceptados en tan influyente gremio:
1. Estar mucho m¨¢s pendientes de los colegas y rivales que de los ciudadanos, a los que se supone que se est¨¢ sirviendo, pero que son s¨®lo una molestia y no permiten lucirse.
2. Dedicar el tiempo y tos esfuerzos verbales a minar al adversario, como si ¨¦sa fuera la principal tarea y aquello por lo que cobran del erario. No lo es, y por lo tanto los pol¨ªticos cometen un cotidiano fraude.
3. No luchar tanto contra el terrorismo como contra los otros partidos. Al fin y al cabo aqu¨¦l no va a disputarles los votos ni a quitarles los esca?os; puede matarlos, s¨ª, pero no privarlos del sustento, y por tanto es menor su amenaza. De ah¨ª que importe m¨¢s a la postre desprestigiar al adversario que ponerse con ¨¦l de acuerdo para acabar con los asesinos.
4. Soltar irresponsabilidades
y azuzar a unas regiones contra
otras, casi nunca conciliarlas.
5. Opinar sobre todo, se tenga o no opini¨®n formada sobre el asunto de que se trate y sea o no la opini¨®n interesante. No suele serlo, pero adem¨¢s s¨®lo opina de todo y procura dejar constancia quien tiene un esp¨ªritu totalitario.
6. Entrometerse en todo e intentar controlarlo y manipularlo todo, desde la justicia hasta la c¨¢mara de comercio, lo cual es asimismo propio de totalitarios. Llama la atenci¨®n que participen de esto con igual entusiasmo los miembros del Partido Popular, que preconizan un escaso intervencionismo del Estado y un salv¨ªfico protagonismo de la llamada sociedad civil.
7. Carecer de personalidad, o haber renunciado a ella en aras del partido sacrosanto, sea el que sea y en cada caso el suyo.
8. Estar al servicio de ese partido hasta la abyecci¨®n: trabajar para ¨¦l, obrar por ¨¦l, vivir por ¨¦l y su beneficio, traicionarsey traicionar por ¨¦l, nunca llegar a tanto ni por el pa¨ªs ni por sus ciudadanos.
9. Carecer de pudor, modestia y verg¨¹enza, y no tener el menor reparo en incurrir en el perpetuo autobombo, algo que curiosamente no se permite ning¨²n otro colectivo, ni siquiera el de los futbolistas, que hoy en d¨ªa, en lugar de soltar bravuconadas y vanagloriarse, resta m¨¦rito a sus logros.
10. Tener grandes dosis de cinismo, las suficientes en todo caso para sostener una postura y al d¨ªa siguiente la contraria, establecer alianzas con los enemigos de ayer y criticar en los otros lo que ellos han hecho siempre o bien siguen haciendo.
11. No sonrojarse nunca.
12. Ser incapaces de asumir una responsabilidad o una culpa: si algo va o sale mal, achac¨¢rselo a. la "herencia recibida", al antiguo r¨¦gimen o al anterior Gobierno, a los estrafalarios ciudadanos o a san Juan Cris¨®stomo, pero nunca reconocer un fallo, un error o una negligencia, a¨²n menos un delito. Vivir, por tanto, en un territorio ficticio de permanentes eficacia y triunfo.
13. No pedir jam¨¢s disculpas.
14. Saber tergiversar cualesquiera declaraciones de otros, por claras e inequ¨ªvocas que sean.
15. Carecer de escr¨²pulos para la calumnia.
16. No tener empacho en soltar falsedades, menos todav¨ªa en que se les note: tratar a los ciudadanos como a imb¨¦ciles o siervos.
17. Ser ambiguos, lo cual se traduce la mayor¨ªa de las veces en ser vacuos, y algunas en ser cobardes.
18. Creer que se es alguien por m¨¢s motivos que por los que en efecto se es alguien, provisionalmente, esto es, por el cargo.Creer en consecuencia que se es insustituible, cuando justamente la existencia de un cargo que los precede y ha de ocuparse se?ala cu¨¢n sustituibles son todos, desde el presidente del Gobierno hasta el director de la Biblioteca Nacional o el ¨²ltimo concejal de un ayuntamiento.
19. No interesarse por lo que llaman "cultura" m¨¢s que si puede exhibirse como condecoraci¨®n o medalla o rendirles una p¨¢gina en la prensa.
20. Manipular la historia y tergiversar el pasado seg¨²n sus deseos y su provecho.
21. No ocuparse en absoluto de la regi¨®n o comunidad a la que deben su elecci¨®n (en el caso de los diputados), demostrando con ello que las listas electorales son, tambi¨¦n por este concepto, mero simulacro y chalaneo y farsa.
22. Ocuparse solamente, con visibles avaricia y ego¨ªsmo, de la regi¨®n o comunidad a la que deben su elecci¨®n (en el caso de los parlamentarios de gobiernos auton¨®micos), demostrando con ello su patriotismo de aldea y su absoluta falta de solidaridad con el conjunto del reino.
23. Hacer el idiota -lo que antiguamente se llamaba "hacer el indio"- a la menor ocasi¨®n relajada o festiva, para as¨ª ense?ar su "lado humano". Calarse gorros y ponerse ch¨¢ndales entre los n¨²meros m¨¢s frecuentados.
24. Perder toda dignidad por aparecer en las fotos y estar presentes en los acontecimientos sociales de mayor boato, nadie como ellos para representar al cl¨¢sico parvenu o advenedizo, a quien despreciaban todos los espectadores en las antiguas comedias. Perder hasta la compostura cuando se trata de aparecer junto al Rey en esas fotos.
25. Con el Rey y su familia ser cobistas; al parecer, m¨¢s que pol¨ªticos, cortesanos.
26. Hablar muy mal castellano e imagino que defectuoso vascuence los que hablen el actual euskera o batua. Quiero creer que el catal¨¢n y el gallego est¨¦n menos atropellados.
27. Ser pomposos en su muy mala habla, emplear sustantivos irreales como "posicionamiento" y adverbios infrarreales como poblacionalmente".
28. Ser en los discursos y en el Parlamento muy aburridos.
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29. Ser abusivos.
30. Decir sandeces y soltar nader¨ªas, contando con que la obnubilada prensa (incluido este peri¨®dico) va a molestarse en recogerlas todas en muy grandes titulares, sus columnistas en glosarlas o rebatirlas en sus columnas cl¨®nicas. He aqu¨ª un buen ejemplo reciente de di¨¢logo entre pol¨ªticos por peri¨®dicos interpuestos: tras la aprobaci¨®n de la ley del catal¨¢n por el Parlamento catal¨¢n, el vicepresidente Cascos declara que esa ley le parece contraria al esp¨ªritu de convivencia. El presidente de la Generalitat, Pujol, contesta que Cascos ha sido temerario al afirmar que esa ley es contraria al esp¨ªritu de convivencia. Cascos a su vez responde que Pujol se ha precipitado al calificarlo de temerario por haber dicho que la ley en cuesti¨®n era contraria al es p¨ªritu de convivencia. Me ha faltado paciencia para seguir tan estimulante intercambio que a todos nos tuvo en vilo, pero supongo que Pujol habr¨¢ dicho a continuaci¨®n que Cascos es un temerario por decir que ¨¦l (Pujol) ha sido precipita do al decir que el otro (Cascos) hab¨ªa sido temerario. Y que a su vez Cascos habr¨¢ respondido que Pujol se ha precipitado al calificarlo de temerario por haber dicho ¨¦l que Pujol se ha b¨ªa precipitado al calificarlo a ¨¦l de temerario por haber manifestado que la ley del catal¨¢n era contraria al esp¨ªritu de con vivencia. A esto, asimismo antiguamente, se lo llamaba "di¨¢logo de besugos". As¨ª se pasan los d¨ªas y los peri¨®dicos est¨¢n llenos.
31. En premio a todas estas virtudes, hace falta que los pol¨ªticos espa?oles reclamen para s¨ª prebendas y aumentos de sueldo, o, ahora, la "devoluci¨®n" de sus bienes incautados por el dictador Franco, en vez de pedir que se compense a tantos ciudadanos o a sus herederos, privados de sus bienes de no menor importancia, de su libertad o de su derecho al trabajo.
Podr¨ªa continuar, pero creo que si lo hiciera podr¨ªa ser acusado no s¨®lo de temerario sino tambi¨¦n de precipitado, o correr¨ªa el riesgo de que Pujol y Cascos me tildasen de ambas cosas al un¨ªsono.
No es obligado que los pol¨ªticos sean as¨ª, aunque lo parezca. Es m¨¢s, los pol¨ªticos y sus partidos son tan necesarios (en contra de lo que siempre sostuvo Franco y hoy sostienen no pocos coluirmistas que a la vez aseguran luchar por la democracia) que ser¨ªa algo prudente que se les cambiaran las exigencias para pertenecer al gremio. Lo que hoy hace falta para ser pol¨ªtico en Espa?a est¨¢ simplemente equivocado. 0 quiz¨¢ est¨¢ pervertido.
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