?Estados impotentes?
Una de las posturas intelectuales que se repiten con mayor frecuencia en los c¨ªrculos econ¨®micos y pol¨ªticos espa?oles es que la globalizaci¨®n econ¨®mica ha debilitado en gran manera a los Estados, imposibilit¨¢ndolos en la resoluci¨®n de sus mayores problemas econ¨®micos y sociales. Ahora bien, tal postura ignora que m¨¢s que globalizaci¨®n de la producci¨®n Y del comercio estamos hoy viendo en el mundo una regionalizaci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica, con la aparici¨®n de tres grandes bloques regionales (Norteam¨¦rica, Uni¨®n Europea y sureste asi¨¢tico), dentro de los cuales los Estados contin¨²an teniendo una enorme importancia. Es m¨¢s, en este proceso de regionalizaci¨®n los tres Estados que han hegemonizado aquellos bloques regionales (EE UU, Alemania y Jap¨®n) han sido altamente intervencionistas; y dentro de cada bloque regional el poder de los Estados ha continuado ejerci¨¦ndose a trav¨¦s de pol¨ªticas p¨²blicas que inciden en los espacios econ¨®micos y sociales de aquellas sociedades. En la UE, por ejemplo, la gran variedad de pol¨ªticas econ¨®micas y sociales que existen hoy en este espacio pol¨ªtico europeo se debe a los distintos grados de desarrollo de sus Estados y a la correlaci¨®n de fuerzas existente dentro de ellos. Dentro de esta variedad, Espa?a es uno de los pa¨ªses de la UE con unas pol¨ªticas p¨²blicas menos equitativas. La escasa equidad del Estado espa?ol no puede explicarse o justificarse por la globalizaci¨®n o regionalizaci¨®n de su econom¨ªa.El Estado del bienestar espa?ol (que a?ade a la capacidad adquisitiva de la poblaci¨®n espa?ola a trav¨¦s de transferencias y servicios sociales y sustrae de esta capacidad a trav¨¦s de impuestos y tasas) reduce el nivel de pobreza (definido como la mitad de la renta mediana del pa¨ªs) de un 28,2% de la poblaci¨®n a un 10,4%, reduciendo as¨ª la pobreza en un 63, 1 %. En comparaci¨®n, el Estado del bienestar alem¨¢n reduce la pobreza en un 80,6%; el sueco, en un 80,4%; el dan¨¦s, en un 72%; el holand¨¦s, en un 70%, etc¨¦tera. El efecto redistributivo del Estado de bienestar espa?ol es algo mayor entre los ancianos, debido primordialmente a las pensiones de vejez, sin las cuales el 68% de los ancianos en Espa?a ser¨ªan pobres. Tal reducci¨®n de la pobreza es, sin embargo, mucho menor entre los ni?os, siendo s¨®lo de un 38,2%, y ello a pesar del discurso ret¨®rico profamiliar de la cultura oficial del pa¨ªs. (Sineeding, T. M. Finantial Poverty in Developed Countries, L. I.S, 1997). Tales niveles de pobreza son indicadores de las desigualdades sociales de renta y propiedad en Espa?a, de las m¨¢s altas en la UE.
Esta escasa equidad de las pol¨ªticas p¨²blicas del Estado espa?ol se basa en la herencia hist¨®rica de cuarenta a?os de dictadura (ejercida primordialmente en contra de sus clases populares), que se caracteriz¨® por su gran represi¨®n, por su ¨¦nfasis en mantener el orden existente y por su escasa sensibilidad social. Incluso hoy d¨ªa, y como resultado de aquella herencia, Espa?a es uno de los pa¨ªses de la UE con mayor n¨²mero de polic¨ªas por 1.000 habitantes (con un porcentaje mayor de su poblaci¨®n encarcelada) y menor n¨²mero de trabajadores de atenci¨®n socio-m¨¦dica comunitaria por 1.000 ancianos. La democratizaci¨®n del Estado espa?ol canaliz¨® las demandas populares por mayor equidad con la consiguiente disminuci¨®n de las desigualdades sociales y de la pobreza, sobre todo a partir de los a?os ochenta, y ello fue debido primordialmente al aumento de la progresividad fiscal, as¨ª como al aumento del gasto p¨²blico y muy en especial a la extensi¨®n en la cobertura de la sanidad, de las pensiones y de la educaci¨®n, aunque el impacto reductor de las desigualdades sociales de tales intervenciones p¨²blicas se vio enlentecido por el aumento del desempleo resultado en gran parte de la ausencia de pol¨ªticas p¨²blicas de pleno empleo, como reconoc¨ªa recientemente uno de los arquitectos de aquellas pol¨ªticas econ¨®micas ("s¨®lo a partir de 1992 y de una manera relativamente t¨ªmida ha habido una pol¨ªtica dise?ada a reducir el paro es tructural", Solchaga, A. El final de la ¨¦poca dorada, 1997, p¨¢gina 181). Ahora bien, tal impacto reductor de las des igualdades y de la pobreza, aunque notable, fue insuficiente. La pobreza descendi¨® de un 13% de la poblaci¨®n en 1980 a un 10,4% en 1990, me jora importante pero que todav¨ªa situaba a Espa?a entre los pa¨ªses con mayor pobreza en la UE, cuyo nivel de pobreza promedio fue de 6,4% en aquel a?o. Lo mismo ha ocurrido con la pobreza entre los ancianos (11,4%) y entre los ni?os (12,8%), las dos entre las m¨¢s altas de la UE. Las des igualdades sociales tambi¨¦n disminuyeron durante los a?os ochenta y noventa, aun que de nuevo no lo suficiente para evitar que Espa?a continuara siendo de los pa¨ªses con m¨¢s desigualdades de renta en la UE. Seg¨²n el informe m¨¢s detallado y riguroso de la distribuci¨®n de la renta en pa¨ªses industriales, la renta promedio de la decila superior de la poblaci¨®n espa?ola era en 1990 4,04 veces superior a la renta promedio de la decila inferior, una de las tasas m¨¢s altas en la UE. (Gottschalk, P. and Smeeding T. M. Empirical evidence on income inequality in industrialized countries, L. 1. S. 1997).
Las pol¨ªticas p¨²blicas que hoy est¨¢ siguiendo el Gobierno espa?ol, como son la disminuci¨®n del gasto p¨²blico y el aumento de la regr¨¦sividad fiscal, disminuir¨¢n todav¨ªa m¨¢s el impacto equitativo del Estado espa?ol. A?¨¢dase a ello la avalancha ideol¨®gica que se est¨¢ hoy observando, generada en gran parte por intereses financieros, de privatizar la Seguridad Social, el programa antipobreza m¨¢s importante del pa¨ªs. Casi con periodicidad mensual aparecen informes que, a trav¨¦s de los medios de informaci¨®n pr¨®ximos a aquellos intereses financieros, alarman a la poblaci¨®n indebidamente. En realidad, el Estado espa?ol se gasta en pensiones menos en t¨¦rminos porcentuales que el promedio de la UE, y ello a pesar de que la estructura demogr¨¢fica espa?ola es parecida al resto de la UE. Es m¨¢s, seg¨²n las proyecciones del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, el gasto en pensiones sobre el PIB ser¨¢ de 11,8% en el a?o 2030, un porcentaje menor que el gasto en pensiones que gran n¨²mero de pa¨ªses en la UE se gasta hoy. Espa?a se gasta menos en pensiones y en otros cap¨ªtulos del Estado del bienestar que su nivel econ¨®mico permite.
El clima euf¨®rico, imperante en Espa?a, en que el estado de la econom¨ªa se define como boyante (a pesar de tener un 20% de desempleo) ha alcanzado unos niveles sumamente complacientes que dificultan la visi¨®n de nuestra realidad. Esta euforia se refuerza con la publicaci¨®n anual del ¨ªndice de Desarrollo Humano elaborado por la Agencia del Desarrollo de las Naciones Unidas (ADNU), que muestra a Espa?a en el d¨¦cimo lugar en el mundo, dato que se ha presentado y contin¨²a present¨¢ndose por nuestros gobernantes como prueba del buen desarrollo del Estado del bienestar espa?ol. Ahora bien, este indicador es un indicador compuesto (adoptado por aquella agencia de las Naciones Unidas como resultado de la influencia del Gobierno de EE UU), que prima el grado de cobertura educativa de la poblaci¨®n (la dimensi¨®n del Estado del bienestar estadounidense m¨¢s desarrollado) sin incluir otros componentes del Estado del bienestar. De ah¨ª que, no sorprendentemente, EE UU sea, despu¨¦s de Canad¨¢, el pa¨ªs que tiene un indicador de desarrollo humano mejor. Ahora bien, tal indicador, cuyo n¨²mero de variables que lo componen es muy reducido, no mide la calidad, sino s¨®lo la cobertura del sistema educativo, sin indicar tampoco los recursos disponibles para tal actividad. En realidad, una encuesta realizada por la US Science Foundation en 1991 de calidad de la educaci¨®n escolar (medida por el conocimiento de matem¨¢ticas en ni?os de 13 a?os en los a?os 1990-1991) mostr¨® que tanto la escuela estadounidense como la espa?ola estaban muy por detr¨¢s de las escuelas de gran n¨²mero de pa¨ªses europeos y del sur asi¨¢tico. Las escuelas espa?olas estaban tambi¨¦n por detr¨¢s de las escuelas de la mayor¨ªa de los Estados del noreste y medio oeste de Estados Unidos. Estudios acad¨¦micos del desarrollo humano y calidad de vida, que incluyen mayor n¨²mero de variables que el ¨ªndice de desarrollo humano de la ADNU (midiendo la cantidad y calidad de varios componentes del Estado del bienestar), colocan a Espa?a en el n¨²mero 20? (en lugar del 10?), (Estes, R. The world social situation. University of Pensylvania, 1997), realidad silenciada por las cajas de resonancia del discurso euf¨®rico oficial espa?ol, que est¨¢ utilizando el argumento de la necesidad de conseguir la convergencia monetaria como excusa para no alcanzar la convergencia social. Ahora bien, muchos otros pa¨ªses de la UE est¨¢n alcanzando hoy los criterios de convergencia monetaria (que son innecesariamente austeros) a la vez que est¨¢n manteniendo e incluso expandiendo el efecto equitativo de sus pol¨ªticas p¨²blicas, mostrando que la excepcionalidad espa?ola se debe no a un determinismo econ¨®mico requerido por el proceso de globalizaci¨®n o regionalizaci¨®n econ¨®mica, sino a la voluntad pol¨ªtica como resultado de la correlaci¨®n de fuerzas en el Estado espa?ol.
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