Las asociaciones de parados franceses vuelven hoy a las calles y reanudan la ocupaci¨®n de locales
Las asociaciones de parados ponen hoy a prueba la fortaleza de este movimiento emergente con una jornada de movilizaciones convocadas en toda Francia. En una muestra m¨¢s de que no est¨¢n dispuestos a rebajar la presi¨®n, los desempleados franceses organizados reemprendieron ayer la ocupaci¨®n de locales p¨²blicos, preferentemente c¨¢maras de comercio y alcald¨ªas. Anoche se manten¨ªan una veintena de ocupaciones, pese a que la polic¨ªa intervino contra los parados al cerrarles el paso u obligarles a abandonar numerosos centros p¨²blicos.
La entrevista que mantuvieron ayer por la tarde con la ministra de Empleo, Martine Aubry, dej¨® un regusto m¨¢s bien amargo en los representantes de las asociaciones de parados. "Vamos a continuar con las ocupaciones porque nos ha respondido con. la negativa a nuestra exigencia de que se aumenten los subsidios m¨ªnimos y porque est¨¢ tambi¨¦n en contra de que subvencione a los j¨®venes que no encuentran trabajo", anunciaron con gesto serio a la salida de la reuni¨®n.Adem¨¢s de evaluar la capacidad de arrastre de estos grupos entre los parados, la jornada de movilizaciones de hoy permitir¨¢ comprobar el alcance que la din¨¢mica de protesta ha obtenido ya, de hecho, entre asalariados y sindicalistas. Es un term¨®metro que debe establecer la pauta de la direcci¨®n y la t¨¢ctica a seguir por un movimiento que, pese a las concesiones gubernamentales -reconocimiento expl¨ªcito de su legitimidad y apertura de un fondo social de ayuda urgente iniciada con 25.000 millones de pesetas- sigue a la ofensiva.
La continuidad del di¨¢logo con el Gobierno y el conjunto de la Administraci¨®n y detalles como el hecho de que la manifestaci¨®n de hoy en la capital francesa vaya a desembocar a las puertas de la sede de la patronal sugieren, s¨®lo t¨ªmidamente, la idea de que el movimiento est¨¢ reorientando y equilibrando su din¨¢mica. Seriamente desgastado por la imagen de divisi¨®n interna que ofrece estos d¨ªas la coalici¨®n con verdes y comunistas, el Gobierno de Lionel Jospin est¨¢ intentando encauzar el movimiento por la v¨ªa del di¨¢logo.
Estos intentos no garantizan la resoluci¨®n del conflicto, pese a la experiencia sindical de que hacen gala algunos de los representantes de las asociaciones y al evidente provecho pol¨ªtico que la oposici¨®n conservadora extrae de la situaci¨®n. Visto el reducido margen de maniobra de un presupuesto ajustado a las exigencias de la convergencia europea, el miedo del Ejecutivo a que el aumento de los subsidios m¨ªnimos tienda a homologar a los parados con aquellos asalariados que cobran el salario m¨ªnimo, la pregunta de los pr¨®ximos d¨ªas es si el movimiento de los parados sabr¨¢ administrar sus fuerzas y reconocer el momento de abandonar la ofensiva. Es la pregunta que se hacen los sindicatos y el conjunto de la izquierda, descolocados por el estallido de un problema que ha enturbiado la hasta ahora s¨®lida imagen de un Gobierno que lleg¨® al poder enarbolando la divisa de la lucha contra el desempleo.
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