?Miedo a la clonaci¨®n?
La oveja Dolly, que ya tiene a?o y medio (de salud bien, gracias) ha quedado pre?ada, tras aparearse de forma natural con un carnero. El embri¨®logo lan Wilmut hab¨ªa extra¨ªdo el ADN del n¨²cleo de una c¨¦lula mamaria de una oveja adulta y lo hab¨ªa introducido en el ¨®vulo desnucleado de otra oveja, obteniendo as¨ª por fecundaci¨®n in vitro un embri¨®n que implant¨® en una tercera oveja, que en julio de 1996 pari¨® a una cuarta, Dolly, clon o copia gen¨¦tica de la primera. Con esto aprendimos que el material gen¨¦tico de las c¨¦lulas diferenciadas adultas puede revertir a la totipotencia indiferenciada que hab¨ªa tenido en su estado embrionario, algo que antes se dudaba. Cuando en febrero de 1997 se anunci¨® el nacimiento de Dolly, seis meses antes, en el Instituto Roslin (de Edimburgo), todo tipo de casandras se rasgaron las vestiduras ante los ominosos peligros que la clonaci¨®n traer¨ªa consigo. El presidente Clinton propuso prohibir la investigaci¨®n en clonaci¨®n humana, aunque el Congreso no le hizo caso, pues la mayor¨ªa de los expertos testificaron en contra. Hace poco, el f¨ªsico Richard Seed ha anunciado su intenci¨®n de abrir una cl¨ªnica para parejas est¨¦riles y adineradas que deseen reproducirse por clonaci¨®n, lo cual ha vuelto a hacer sonar las alarmas y ha inducido a Clinton a pedir una moratoria de cinco a?os. El anuncio de Seed (que no es m¨¦dico ni bi¨®logo) parece prematuro. La t¨¦cnica desarrollada por Wilmut es muy ineficiente. Tuvo que hacer 277 intentos para conseguir que uno le saliese bien. De todos modos, las t¨¦cnicas se perfeccionan con el tiempo. Y la reproducci¨®n de todos los mam¨ªferos es muy parecida. El d¨ªa que la clonaci¨®n de ovejas est¨¦ perfeccionada, sin duda podr¨¢ aplicarse a seres humanos.La reproducci¨®n por clonaci¨®n no es noticia: la vienen practicando las bacterias desde hace miles de millones de a?os. La usan los silvicultores en los viveros para obtener arbolitos por esqueje. Ocurre espont¨¢neamente entre nosotros cada vez que una pareja tiene gemelos monozig¨®ticos. Esos gemelos son m¨¢s id¨¦nticos entre s¨ª de lo que ser¨ªan los humanos artificialmente clonados, pues a su mismo genoma a?aden la misma edad y una m¨¢s semejante circunstancia. Entre los mam¨ªferos, los campeones de clonaci¨®n son los armadillos, que cada vez paren camadas de 4 a 12 gemelos monozig¨®ticos. Lo que s¨ª es (relativamente) nuevo es la reproducci¨®n sexual, mucho m¨¢s reciente, compleja y engorrosa que la asexual (la clonaci¨®n). Si s¨®lo se tratara de reproducirse, la naturaleza no se habr¨ªa embarcado en algo tan extravagante. Pero el sexo, antes que mecanismo reproductor, es un generador creativo de diversidad, un barajador y selector aleatorio de genes mediante la recombinaci¨®n sexual, que da lugar a combinaciones siempre nuevas e in¨¦ditas. La clonaci¨®n, por el contrario, produce individuos gen¨¦ticamente id¨¦nticos, meras copias de sus progenitores. La selecci¨®n natural act¨²a sobre la variabilidad gen¨¦tica previamente dada. Si nos reproduj¨¦semos exclusivamente por clonaci¨®n, esa variabilidad ser¨ªa mucho menor, lo que frenar¨ªa la evoluci¨®n biol¨®gica y nuestra adaptaci¨®n potencial a cambios imprevistos del entorno. Esto ser¨ªa un peligro si la clonaci¨®n reemplazase por completo a la reproducci¨®n sexual, cosa totalmente improbable, dado que la segunda es mucho m¨¢s segura, barata y divertida que la primera.
Uno de los espantajos aducidos por los alarmistas es la posibilidad de que en el futuro a alguien se le ocurra crear un clon de s¨ª mismo como esclavo o cantera de ¨®rganos sin rechazo. Aparte de que el trasplante tardar¨ªa muchos a?os en llegar, por lo que no ser¨ªa pr¨¢ctico, se olvida que el ser humano obtenido por clonaci¨®n tendr¨ªa los mismos derechos legales que asisten a cualquier ciudadano. Si alguien (aunque fuese su padre) le arrancase sus ¨®rganos contra su voluntad, acabar¨ªa enseguida en la c¨¢rcel.
Otro presunto peligro consistir¨ªa en que un dictador loco a lo Hitler se dedicase a clonarse a s¨ª mismo furiosamente. Se olvida que un dictador quiere acaparar ¨¦l mismo todo el poder, y no est¨¢ claro su inter¨¦s en crear su propia concurrencia. En cualquier caso, un dictador loco siempre es peligroso, con clonaci¨®n o sin ella. El Hitler hist¨®rico no necesit¨® de tecnolog¨ªa m¨¢s avanzada que la de los hornos de gas para producir el holocausto de los jud¨ªos. El peligroso era Hitler, no el gas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.