Fumar
Se?oras y se?ores: fumar es unplacer sensual, bestial. Eso al 1 menos pregona desde la Edad Media do?a Sara Montiel, hero¨ªna nacional ante cuya edad Matusal¨¦n es una broma.Pero ah¨ª est¨¢ ella, lozana, lujuriosa, sabia y perenne con un purazo en sus labios carmes¨ª. Pero el or¨¢culo de la Sarit¨ªsima es desde?ado por las instituciones y los taxistas (por la noche, los taxistas son otra cosa, a sabiendas de que si proh¨ªben fumar no se comen un rosco).
Seguramente el tabaco mata, pero lo que m¨¢s mata es la vida misma, la contaminaci¨®n y los disgustos. A los pobres fumadores les ha ca¨ªdo el muerto. Fumar es una provocaci¨®n. De repente, el tabaco se ha convertido en un enemigo p¨²blico, al igual que los terroristas. Y la sociedad se est¨¢ comportando de forma similar a los integristas isl¨¢micos. En una ciudad como Madrid, atiborrada de humos extraparlamentarios, da la impresi¨®n de que los fumadores son los causantes de casi todos los vicios ambientales. Fumar es una provocaci¨®n, pero no lo es el humo de las f¨¢bricas, de las calefacciones, del tr¨¢fico. Parece que las instituciones alertan. de este modo: "No se deje usted matar por el tabaco. Mu¨¦rase por la contaminaci¨®n; que nos da m¨¢s dinero a todos". Est¨¢n incrementando una especie de histeria colectiva para masacrar a los fumadores, Y encima se enrollan con lo de los fumadores pasivos, de forma que echarse un pitillo se est¨¢ convirtiendo, en un atentado contra la sociedad.
Bueno, pues en Madrid funciona un Club de Fumadores por la Tolerancia. Se re¨²nen en el bar Oliver (calle del Conde de Xiquena), los jueves a la ca¨ªda de la tarde. Y all¨ª hablan gentes como Carmen Rico Godoy, Moncho Alpuente, Alfonso Uss¨ªa, Fernando Savater, Luis Antonio de Villena y Jos¨¦ Mar¨ªa Mohedano.
Hay especialidades sibar¨ªticas: en el hotel Vel¨¢zquez se confabulan los fumadores de puros. Mucha gente fuma s¨®lo para incordiar a los integristas y a los conversos.
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