Ram¨®n Sampedro

Al conocer la noticia de la muerte de Ram¨®n Sampedro, tetrapl¨¦jico desde los 25 a?os, he sentido un enorme alivio; cuantas veces era noticia este "sufrido hombre", el agobio y la impotencia se apoderaban de m¨ª. Por m¨¢s vueltas que le daba y le doy a mi cabeza y al tema, no encuentro ninguna raz¨®n que justifique semejante atrocidad, y s¨ª encuentro f¨¢cilmente razones que se oponen a mantener tal situaci¨®n.Honestamente, pienso que la aut¨¦ntica frivolidad pasa por obligar a vivir a una persona en condiciones tan lamentables, y no en hacer uso de la eutanasia, cuando sea ¨¦sa la voluntad del afectado. Cierto que estamos en un pa¨ªs y un entorno cultural en el que, afortunadamente, la pena de muerte no tiene actualidad, pero el tema de la eutanasia implica otros motivos bien distintos, que solamente la sinraz¨®n puede omitir.

No deja de ser parad¨®jico que por un lado seamos tan escrupulosos con este tema y que, por otro, no tengamos mayor reparo a la hora de fabricar o vender armas, aun sabiendo positivamente que su finalidad es acabar con la vida de muchas personas, cuya existencia probablemente est¨¢ infinitamente m¨¢s justificada. Creo que nos movemos en el terreno de la doble moral, con todo lo que eso implica.

Al igual que con el aborto, la ley deber¨ªa contemplar y amparar ciertos casos permitiendo dicha pr¨¢ctica. Finalmente, se me ocurre que, incluso desde el punto de vista de los creyentes, la idea de un dios tan exigente y poco caritativo no es posible.-