Monta?a de pi?ones
Arboles seculares invitan a pasear por este monte de Cadalso, siguiendo un cordel de ganado trashumante
La escena de varios hombres reunidos en tomo a un ¨¢rbol es moneda corriente pero de valor eterno. Plinio aseguraba que el primer templo fue alrededor de un ¨¢rbol. Con an¨¢loga seguridad se puede afirmar que tambi¨¦n lo fueron el primer estrado, el primer pat¨ªbulo, la primera morada... Y, sin duda, lo ser¨¢ la ¨²ltima, cuando todos reposemos en fr¨ªas yacijas de madera a la parca sombra de un cipr¨¦s.
El Pino Carretero de Cadalso de los Vidrios pertenece a esa estirpe ancestral de los ¨¢rboles sociables, ¨¢rboles de estar, a cuyo arrimo se ha escrito una p¨¢gina -o, siquiera, un ef¨ªmero rengl¨®n- de la historia de la humanidad. En derredor de este pino pi?onero aparcaban sus carretas los vaqueros que, en su trashumar desde el Guadarrama al valle del Ti¨¦tar y desde Gredos a las dehesas de Toledo, atravesaban el Pinar del Concejo por el cordel de ganado que todav¨ªa hoy, aprovechado como pista forestal, pasa a la vera de este ¨¢rbol singular; unas carretas -conviene aclarar- en las que no s¨®lo viajaban los pastores, sino las terneruelas reci¨¦n paridas. Pero este ajetreo ces¨® en los a?os cuarenta, y el pino que durante d¨¦cadas dio sombra a la pastor¨ªa, am¨¦n de respaldo, muelle pinocha dormidera e invernizos pi?ones, se ha quedado m¨¢s solo que el ¨²ltimo mayo de un pueblo abandonado, con ese aire de doblemente solos que tienen los individuos populares. cuando dejan de serlo.
Centenarios
Como para compensarle de este desaire, la naturaleza ha permitido que el Pino Carretero tenga ahora unos 130 a?os bien lozanos, 29 metros de altura, 3,70 de per¨ªmetro en la base del tronco y una gallarda copa redonda de 25 de di¨¢metro que se forma a 8,5 del suelo. Hasta 1.100 pi?as llega a dar en los a?os m¨¢s fecundos; pi?as que, con un par de pi?ones por escama, han rodado lo suyo al ser usadas durante a?os para numerosas reforestaciones, por lo que debe supon¨¦rsele a este gigante una prole de dimensiones b¨ªblicas.?ste y otros soberbios ejemplares centenarios saldr¨¢n al paso de los excursionistas que, desde el punto kilom¨¦trico 6,700 de la carretera de Pelayos a Cadalso, tomen a la derecha por la pista que se adentra en el Pinar del Concejo siguiendo las aguas del arroyo del Boquer¨®n. Es el mismo camino de anta?o, el cordel de ganado, por el que las reses trashumantes descend¨ªan raudas, repicando cencerros, sabedoras de que a un par de kil¨®metros -las vacas saben m¨¢s de lo que parece- alz¨¢base el Pino Carretero, donde sus amos acampar¨ªan y a ellas les dar¨ªan cuartelillo para pastar a sus anchas.
Junto al pino, la ruinas de la Casa de la Resinera hablan de explotaciones forestales caducas. Las pi?as, empero, siguen recolect¨¢ndose con alg¨²n beneficio. A tal efecto, all¨¢ por septiembre, el monte entero -unas 800 hect¨¢reas- se subasta indiviso en Cadalso, y hay quienes pagan m¨¢s de un mill¨®n por aprovecharlo. Llegado el invierno, s¨ªrvense de un garabato, o palo con la punta en gancho, tanto para encaramarse a los ¨¢rboles como para tirar las pi?as maduras. Todas van a parar a la capital del pi?¨®n: Valladolid.
Poco m¨¢s all¨¢ de la casa y del pino, la pista se bifurca, debiendo los excursionistas tirar por el ramal de la izquierda para ir a salir, en otro par de kil¨®metros, a la carretera de Cadalso a San Mart¨ªn de Valdeiglesias. Sigui¨¦ndola a mano derecha cosa de un cuarto de hora, topar¨¢n un caminito de tierra que se desv¨ªa -seg¨²n anuncia una se?al- hacia una residencia canina; un caminito que, despu¨¦s de rebasar la perrera y varios vi?edos, corre entre magn¨ªficos pies aislados de pino pi?onero -uno de ellos, a guisa de candelabro- para ir a dar de nuevo a la pista forestal cerca del Pino Carretero.
Si nuestros c¨¢lculos no fallan, los excursionistas llevar¨¢n para entonces dos horas de caminata y, a fin de reponer fuerzas, har¨¢n bien en recostarse en el tronco del Pino Carretero a echar un trago, tomar un piscolabis y rumiar recuerdos, representando de paso, sin saberlo, una escena tan antigua como la propia humanidad.
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