Las tonterias de Wayne
Cuando me ven salir y entrar de ministerios y otros territorios de poder, las gentes del lugar me dicen: "As¨ª no se va a enterar usted de la verdad". En Cuba la verdad se ve y a veces se escucha, pero el forastero armado de cierto conocimiento sobre las dos finalidades fundamentales que pugnan y a la vez se complementan en la isla, sobrevivir y la revoluci¨®n, debe entregarse a la riqueza de tanto est¨ªmulo contradictorio. El Papa pas¨® su vida rodeado de multitudes que s¨®lo creen fervorosamente en la seguridad m¨ªnima que les da la cartilla de racionamiento, y, antes de marcharse, tanto ¨¦l como Castro tratar¨¢n de dejar clara su estrategia: el Papa ha venido a invertir en futuro misionero y Castro est¨¢ consiguiendo demostrar que Estados Unidos se ha quedado bloqueado en su voluntad de bloqueo. Sobre la cartilla de racionamiento hablo, a modo de correlato objetivo, con la antrop¨®loga mexicana Cristina Padilla Dieste, descendiente de nuestros Dieste y experta en la relaci¨®n entre el racionamiento como sistema de supervivencia y de se?ales.Que nadie se asuste si de vez en cuando los discursos chirr¨ªan o tropiezan, porque ni el Papa ni Castro van a dar su brazo a torcer ante toda la aldea global. Uno de los residentes en Miami, Max Lesnik, dirigente revolucionario socialdem¨®crata anta?o junto a Guti¨¦rrez Menoyo, luego director de la revista R¨¦plica, repetidamente bombardeada por el anticastrismo ultra de Florida, me ofrece una explicaci¨®n para la dureza empleada por Castro contra los conquistadores espa?oles en su discurso: "Era un discurso de bienvenida, blando necesariamente con Juan Pablo II. Para alguien ten¨ªa que reservar la dureza". Hay que tranquilizar los ¨¢nimos celtib¨¦ricos, desde la sospecha de que a los conquistadores les tocaron verdes y al Papa maduras.
Sereno est¨¢ el encargado de negocios Sandomingo, al borde de un plato taland¨¦s que aprendi¨® a hacer en los inicios de su carrera en Bangkok. Sandomingo pertenece a esa raza de diplom¨¢ticos que no emplea las obviedades diplom¨¢ticas para enmascarar la propia obviedad consustancial y casi tres horas de di¨¢logo con ¨¦l te sit¨²an plenamente en una Cuba de la que conoce las verdades del balsero y las del poder. Extramuros de la serenidad del diplom¨¢tico gallego, una parte del clero espa?ol aqu¨ª presente se pas¨® el d¨ªa de ayer rasg¨¢ndose el clergyman,mientras el omnipresente Navarro Valls trataba de apagar incendios y vigilar rescoldos. "?Sabes qu¨¦?", como suele proponer las afirmaciones una amiga m¨ªa: la visita del Papa debe transcurrir dentro de una dial¨¦ctica controlada.
Termino la tarde en compa?¨ªa de Wayne Smith, una persona que goza de tantos consensos en la isla como monse?or C¨¦spedes. El que fuera embajador de Carter y uno de los urdidores de la gran oportunidad de acercamiento entre Castro y Estados Unidos, frustrada por Reagan, tiene sobre su mesa. la declaraci¨®n de los Americans for Humanitarian Trade with Cuba, lobby a favor de la inmediata ruptura del bloqueo para productos asistenciales, en el que figuran apellidos como Rockefeller o Servant Shriver, junto al comunicado de Elizardo S¨¢nchez Santa Cruz, presidente de la Comisi¨®n Cubana de Derechos Humanos y Reconciliaci¨®n Nacional.
Si Rockefeller y compa?¨ªa, tras condenar el r¨¦gimen de Castro, piden el levantamiento del bloqueo, el disidente cubano residente en La Habana, tras saludar el ¨¦xito del castrismo en las ¨²ltimas elecciones, pide que convierta esa fuerza electoral en energ¨ªa transformadora. Wayne Smith se ha pasado muchos a?os clamando en el desierto en pro del papel transformador del desbloqueo, militante en esa cultura del americano liberal que en 25 a?os de carrera diplom¨¢tica ha visto entrar a Castro en La Habana y ha presenciado desde la platea de la Embajada USA el golpe de los militares en Argentina.
Cuando fue marine en la guerra de Corea decidi¨® que deb¨ªa haber mejores medios de reordenar el mundo, y tras ejercer en Cuba de embajador de un imperio que pasaba a manos de Reagan, sigui¨® pensando que hab¨ªa medios m¨¢s inocentes de hacer historia. Prepara una novela sobre su experiencia argentina, es profesor universitario en Washington, dialoga con castristas y anticastristas desde la voluntad de fortalecer un lobby en contra del bloqueo y espera poco de la visita del Papa en relaci¨®n con Estados Unidos, pero bastante en relaci¨®n con Europa. Su hija est¨¢ en La Habana como corresponsal de una cadena de televisi¨®n norteamericana, y ¨¦l se muestra doble o triplemente satisfecho por vivir bien acompa?ado esta situaci¨®n hist¨®rica excepcional. Tiene un sentido del humor tan extenso como su apariencia de americano extenso: "Todos somos felices. Mi hija y yo por vivir estos hechos, y mi mujer se ha trasladado a Miami tambi¨¦n para ser feliz". ?Su mujer es feliz porque la historia le est¨¢ dando la raz¨®n al tenaz Wayne Smith? "No, no. Mi mujer es feliz porque cuida en Miami de nuestro nieto en exclusiva y piensa que nuestra hija me controla en La Habana. De mis posiciones pol¨ªticas se r¨ªe mucho. Se refiere a ellas como las tonter¨ªas de Wayne".
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