"Norman Mailer estuvo a punto de matarme"
La ¨²ltima fiesta (Barricade Books, Nueva York) describe los a?os de matrimonio de Adele con Norman Mailer como una continua fiesta desenfrenada y, al mismo tiempo, como un infierno dominado por su marido, que pod¨ªa ser encantador y generoso, pero tambi¨¦n imprevisible y violento. Un amor-odio que en aquella fat¨ªdica ¨²ltima fiesta, el 19 de noviembre de 1960, traspas¨® los l¨ªmites cuando el escritor apu?al¨® a su mujer. Al tiempo que se acallaba el esc¨¢ndalo, y Norman Mailersigui¨® siendo alabadopor la cr¨ªtica, Adele Mailer se abri¨® modestamente camino como pintora y actriz en Manhattan. La reacci¨®n de Mailer a las declaraciones de su mujer fue lac¨®nica. Al contrar¨ªo de lo que recuerda su mujer, nunca habr¨ªa gritado "joder" en presencia de la sirvienta.Pero, sobre todo, no era verdad que el cuchillo con el que acuchill¨® a su mujer "hubiera estado sucio".P. ?Por qu¨¦ escribi¨® La ¨²ltima fiesta?
R. Corren tantas falsas versiones sobre mi boda con Norman y sobre aquella noche en que me apu?al¨® que pens¨¦ que hab¨ªa llegado el momento de poner algunas cosas enclaro.
P. Pero ?por qu¨¦ ha esperado 37 a?os?
R. Quer¨ªa espera rhasta que mis hijos fuesen lo bastante mayores. Ahora pueden comprenderlo. Otro motivo es que ha llegado el momento de ganar un par de d¨®lares con eso. Yo apenas tengo para pagar mis facturas y ¨¦l es incre¨ªblemente taca?o. Desde hace 30 a?os me paga casi la misma manutenci¨®n, mil d¨®lares al mes (unas 150.000 pesetas), y desde que las ni?as no viven encasa ha suprimido tambi¨¦n el dinero para ellas. Esa cantidad ahora ya no llega para nada.
P. Usted tuvo dos hijas con ¨¦l ...
R. Tiene otros siete hijos. No le gusta nada la prevenci¨®n del embarazo. Pero con las mujeres que vinieron despu¨¦s ha sido m¨¢s generoso. Y tampoco las ha apu?alado. Ha intentado eliminarlas espiritualmente, pero a m¨ª casi me mat¨® de verdad. As¨ª que he escrito este libro. Considero los ingresos que me reporte como una indemnizaci¨®n.
P. O sea, que este libro es un acto de venganza.
R. Hay una hermosa canci¨®n que dice: "De una manera o de otra, acabar¨¢s cayendo". Claro, ¨¦se es uno de los motivos. Si fuera m¨¢s listo, me habr¨ªa tratado mejor y se habr¨ªa ahorrado este libro. En aquellos tiempos todo el mundo le bailaba el agua: le daban un premio tras otro y un par de cuchilladas eran una tonter¨ªa. Nadie se lo tom¨® en cuenta. Pero ahora tengo yo mis cinco minutos de fama.
P. ?Qu¨¦ tal se comport¨® como. padre tras la separaci¨®n?
R. Horrible. Las ni?as ten¨ªan que pasar el fin de semana con ¨¦l. El ten¨ªa una casa en Maine, junio al mar, y obligaba a Betsy, que entonces ten¨ªa cinco a?os, a saltar desde la duna. Ten¨ªa ese modo de comportarse, a lo macho. Yo me alegr¨¦ de que su siguiente mujer le diera hijos varones. Creo que fue la tercera mujer. ?O la cuarta? Y mis hijas ten¨ªan que sentarse en la misma mesa con aquellas nuevas mujeres. Gracias a Dios, no consigui¨® destrozar a las ni?as.
P. Pero su libro no trata s¨®lo de aquel famoso acuchillamiento, de cosas dolorosas y de la agon¨ªa del matrimonio, sino de una fiesta gigantesca a lo largo de a?os y ba?ada en alcohol, de un matrimonio muy liberal en los a?os cincuenta y sesenta, de org¨ªas a tres y a cuatro...
R. Pasamos una ¨¦poca fant¨¢stica. A?os despu¨¦s llegu¨¦! a comprender que soy una alcoh¨®lica y que utilizo las fiestas exclusivamente para emborracharme.
P. ?De qu¨¦ hu¨ªa usted?
R. De la vida y de lo que me pasaba. De repente, yo era la se?ora Maller. El era famoso en todo el mundo. Hab¨ªa escrito Los desnudos y los muertos y estaba rodeado por todos los intelectuales famosos, que entraban y sal¨ªan de nuestra casa. Baldwin, Capote,Burrouglis, el Qui¨¦n es qui¨¦n al completo. Yo conoc¨ªa el mundo del arte porque era pintora, pero aquella gente era muy superior a m¨ª intelectualmente. Me sent¨ªa inferior. Era guapa, pero joven, y pensaba queno iba a ser capaz de aguantarlo.
P. Con Mailer prob¨® usted todas las cosas posibles.
R. Yo estaba siempre bastante celosa. Hab¨ªa dos normas: ¨¦l pod¨ªa follar por ah¨ª, yo no. ?l se consideraba un revolucionario sexual, pero yo ten¨ªa que ser fiel. Eso de tres y cuatro en la cama eran sus ideas.
P. Pero usted participaba.
R. Me parec¨ªa muy divertido. Cuando hab¨ªa bebido bastante, me excitaba todo lo que tuviera piernas: hombres, mujeres, perros. Dos personas encima de una mujer me parec¨ªa de alguna manera algo interesante. Y adem¨¢s pensaba: si hago lo que ¨¦l quiere, y lo hago delante de sus ojos, entonces no tendr¨¢ que peg¨¢rmela en secreto con otras mujeres. Pero eso es algo arriesgado, especialmente para una mujer. Salen a flote todos esos sentimientos y celos.
P. En su libro dice usted que una vez quiso atropellarlo con el coche por celos.
R. Quer¨ªa matarlo a tiros. Meterle un cargador entero.
P. Hoy d¨ªa sigue usted llam¨¢ndose se?ora Mailer.,
R. Ese es un t¨ªtulo que me he ganado. Con una cicatriz que llega desde aqu¨ª hasta aqu¨ª [describe un semic¨ªrculo desde el pecho a la espalda]. Naturalmente que el nombre me ha ayudado, me ha abierto puertas para mi carrera como actriz.
P. Mailer la acompa?aba en la bebida.
R. En mi opini¨®n es un alcoh¨®lico. Pero lo oculta. Finge tan bien que ni siquiera sabe que est¨¢ fingiendo. Yo, gracias a la ayuda de Alcoh¨®licos An¨®nimos, hace 22 a?os que no bebo. ?l, por el contrario, nunca, se ha hecho responsable, o se ha negado a reconocerlo. Se mantiene en levitaci¨®n por encima de todo. Se cree Dios. O por lo menos, se considera su hijo. Su ¨²ltimo libro se titula El Evangelio seg¨²n el Hijo. Eso lo explica todo.
P. ?Le gusta? ?Le gustan sus libros?
R. Creo que es un periodista brillante. Pero los personajes de sus novelas no son aut¨¦nticos, est¨¢n muertos.
P. Su relaci¨®n con ¨¦l termin¨® con un exceso y hab¨ªa empezado con otro.
R. S¨®lo lo he apuntado en el libro. Yo estaba sentada en mi apartamento, borracha y desesperada por un amor que hab¨ªa terminado, y me hab¨ªa cortado las mu?ecas con los pedazos de una botella de aguardiente rota. Hab¨ªa estado toda la noche con un tipo para olvidar mis penas.
P. ?Sexo como medicina?
R. Medicina exactamente, no, pero ayuda a pasar el tiempo.Entonces vi la sangre, y me asust¨¦ y llam¨¦ a mi antiguo amigo Ed Fancher. Fancher, cofundador de The Village Voice, hab¨ªa sido mi primer gran amor de verdad. Norman Mailer estaba invitado en su casa. Me oy¨® hablando por tel¨¦fono. Es lo primero que conoci¨® de m¨ª: la voz. Dec¨ªa que nunca hab¨ªa escuchado tanto dolor y tanta desesperaci¨®n en una voz de mujer.
P. Cuando le conoci¨® fue todo bastante r¨¢pido.
R. Pod¨ªa ser tan encantador... Muchos psic¨®patas son encantadores. Quien s¨®lo le conociera superficialmente se quedaba inmediatamente impresionado. Pero yo conoc¨ª su lado oscuro.
P. Tambi¨¦n otras esposas o queridas han escrito sobre su vida con Mailer.
R. Ninguna le conoc¨ªa como yo. Yo trat¨¦ por entonces de poner en marcha una pel¨ªcula. Pero se estrella una contra una pared de cemento. Mailer tiene siempre bastante influencia.
P. ?Por qu¨¦ no le dej¨® inmediatamente despu¨¦s de las cuchilladas?
R. No sab¨ªa ad¨®nde ir. Ten¨ªa dos hijas peque?as y no ten¨ªa un c¨¦ntimo.
P. En lugar de eso, ocult¨® usted c¨®mo hab¨ªan sucedido realmente los hechos porque sus amigos famosos, y especialmente la madre de Mailer, la presionaron.
R. La madre fue la peo
R. A ella le daba igual que yo reventara. Lo importante era que no le pasara nada a su amad¨ªsimo hijo. As¨ª que finalmente ment¨ª en el careo. Y me mantuve en mis trece a pesar de que lo intentaron todo.
P. Cuando finalmente, y a pesar de todo, se separ¨® de ¨¦l, se hizo un mu?eco de vud¨².
R. Estaba llena de odio. Quer¨ªa destruirlo. Quer¨ªa vengarme.
P. ?Devolvi¨® usted alguna vez los golpes durante su matrimonio?
R. Naturalmente, a menudo, aunque hab¨ªa hecho que le cogiera miedo. Pero yo tampoco era de mantequilla. Yo no era un felpudo que se pudiera pisotear. Y tuve que poner a veces las cosas en su sitio. El pod¨ªa ser muy cobarde. Ten¨ªa una man¨ªa con los famosos, y a pesar de que ¨¦l mismo era importante, le lam¨ªa el culo a todo el mundo. Despu¨¦s de una fiesta en la que una vez m¨¢s se hab¨ªa arrastrado ante todos, le tuve que explicar que no era m¨¢s que un blando.
P. ?De qu¨¦ papeles de su carrera est¨¢ usted especialmente orgullosa?
R. Creo que estuve muy bien en El parque de los ciervos, de Norman.
P. ?Qu¨¦ signific¨® para usted recitar los textos de un hombre que la hab¨ªa hecho vivir en un infierno en la tierra?
R. Me fue ¨²til. Cuando apareci¨® el libro, cuando est¨¢bamos casados, me enfureci¨® realmente. Me pareci¨® de una arrogancia incre¨ªble el modo en que me retrataba. Creo que nunca comprendi¨® c¨®mo era yo. Y menos todav¨ªa c¨®mo era ¨¦l.
P. De todas maneras, seg¨²n lo que escribe usted misma, la am¨® con locura.
R. Siempre dec¨ªa que yo lo hab¨ªa abierto. Durante a?os se hab¨ªa sentido interiormente muerto y yo le hab¨ªa devuelto la furia, la pasi¨®n, todo. Todav¨ªa sigo creyendo que soy la ¨²nica mujer que ha querido, que ha querido con tal frenes¨ª que quer¨ªa aniquilarme.
P. ?Y usted?
R. Yo tambi¨¦n le quer¨ªa. Finalmente, quer¨ªa casarme con ¨¦l. Era magn¨ªfico en la cama, muy generoso y muy amable. Yo le adoraba. Por encima de todo, en aquel tiempo, era mucho m¨¢s abierto y m¨¢s accesible. M¨¢s tarde se acoraz¨®, porque cre¨ªa que ser amable era femenino, no era de macho. Creo que en secreto es una mar?cona, s¨®lo que no lo sabe
C Der Spiegel
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