La visita del Papa a Cuba oficializa el di¨¢logo entre la iglesia y el Estado
La visita del Papa a Cuba concluy¨® la noche del domingo con un aparente reforzamiento de los espacios pastorales largamente reclamados por la Iglesia cat¨®lica de la isla y el nacimiento de un di¨¢logo directo entre el Estado y el Vaticano, que puede tener consecuencias imprevisibles porque Castro envejece y su revoluci¨®n necesita mediaciones de altura para sobrevivir, al menos como utop¨ªa.
Sumidos los cat¨®licos cubanos en la discriminaci¨®n durante m¨¢s de tres d¨¦cadas, su aceptaci¨®n como grupo organizado dentro de un sistema de partido ¨²nico ha sido te¨®ricamente refrendada por la visita pontificia, y fue posible porque el episcopado local renunci¨® a?os atr¨¢s al activismo pol¨ªtico y favorece la apertura gradual y negociada de la revoluci¨®n.La visita pontificia no s¨®lo alienta, pues, la evangelizaci¨®n de la sociedad y establece comunicaci¨®n directa entre La Habana y Roma, sino que anima el debate social e introduce elementos que pueden influir positivamente en la larga crisis cubano-estadounidense. Sin abogar por la abrupta ca¨ªda de Fidel Castro, el Papa reclam¨® del presidente cubano m¨¢s libertades y derechos humanos, pero tambi¨¦n pidi¨® el levantamiento del embargo norteamericano. Su cruzada contra las sanciones econ¨®micas puede ser determinante en el di¨¢logo de marxistas y cristianos.
El Papa no renunci¨® a nada, y sus demandas contra la intervenci¨®n del Estado en la vida de las personas en defensa de la libertad de conciencia, el acceso de la Iglesia a los medios de comunicaci¨®n y a la educaci¨®n o la excarcelaci¨®n de presos han sido expuestas sin estridencias para no malograr el di¨¢logo con el Estado ni colocar a Fidel Castro entre la espada y la pared. Discretos todav¨ªa los espacios abiertos a la pretendida encarnaci¨®n de los cat¨®licos en su entorno, adoctrinado en el ate¨ªsmo y la exclusi¨®n de Cristo, la Iglesia no est¨¢ por el enfrentamiento, sino por ganar tiempo para reforzar las filas del nuevo partido de la Iglesia que el Papa bendijo con su presencia. Habr¨¢ que ver si el partido ¨²nico, comunista, permite que esta nueva fuerza gane protagonismo y pueda contribuir al desarrollo de una sociedad m¨¢s abierta.
La denuncia m¨¢s fuerte corri¨® a cargo del arzobispo primado de Santiago, Pedro Meurice Esti¨². El pobre m¨¢s pobre es el pobre sin libertad, vino a decir el prelado en un discurso que levant¨® ronchas entre la direcci¨®n comunista. Algunos vieron en sus palabras un argumento para que los m¨¢s ortodoxos justificasen sus recelos a conceder una apertura a la Iglesia si el di¨¢logo camina por esos derroteros radicales, que en nada contribuyen a la distensi¨®n que se ha abierto durante estos d¨ªas.
Cuando las puertas de EE UU est¨¢n cerradas y las de Europa y Espa?a no se acaban de abrir, la existencia de un tel¨¦fono rojo inaugurado entre La Habana y Roma puede ser uno de los resultados principales de la visita. Castro puede encontrar en la Iglesia y el Vaticano la oportunidad de abrirse al mundo salvando la cara.
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